En Barcia están embelleciendo el parque infantil. No falta detalle. Hasta Peppa Pig ha querido pasarse por allí.
Valga debería tener un club de fans. Sí, en serio. Esta localidad del Baixo Ulla es, gracias a su gente, un sitio distinto, pero distinto de verdad. Allí todo es posible «con una pequeña ayuda» de mis vecinos, que dirían los Beatles. Para muestra, nos sobran los botones. Ahí están los vecinos que adecentan las jardineras de las aceras que tienen delante de su casa. Ahí, también, los voluntarios que permiten sacar adelante la multitudinaria comida de los mayores. Ahí, sin ir más lejos, José Burés, O Rato, y su regalo al ayuntamiento de todo un museo etnográfico. Por si este muestrario no fuese suficiente, díganme en qué otro lugar podría enraizar entre los vecinos con la fuerza que aquí lo ha hecho un concurso organizado por el Concello y que consiste, básicamente, en que las aldeas se peleen… por ponerse bonitas.
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En eso consiste «Embellecer Valga». Los vecinos se sientan y eligen un recuncho de su aldea que merezca la pena un buen lavado de cara. Elaboran un diseño de aquello que quieren hacer y lo presentan al Concello. Este, tras revisar las ideas, entrega a cada grupo los materiales necesarios para hacer las obras. Y a partir de ahí, toca sudar y echarle horas al trabajo comunitario. La iniciativa, que tiene muchos años de vida, siempre ha cosechado un rotundo éxito. Y no iba a ser esta edición para menos: en doce aldeas se está trabajando a reo para tener listos los proyectos para cuando el jurado se acerque a pasar revista.
Dicen en el Concello, donde están muy orgullosos de la iniciativa, que tras varias ediciones de este certamen Valga está más bonita. «Nótase, claro que se nota», señalan. No solo se han recuperado espacios para el uso común. «Os veciños, despois de traballar tanto, teñen boa conta» de sus obras y las cuidan. Así lo explica la concejala de Cultura, Mari Carmen Castiñeiras. De hecho, algunos de los proyectos que se han presentado a esta edición del concurso van dirigidos al mantenimiento de espacios comunes. «Hai de todo. Desde recuperación de lavadoiros e fontes, á limpeza de novas áreas, embelecemento con flores…». Lo que todos tienen en común es el empeño que en la tarea ponen los vecinos. En el lugar de Barcia, por ejemplo, una quincena de personas están aunando esfuerzos para que el parque luzca con un esplendor hasta ahora desconocido. Y en Vilar también se ha formado una legión de voluntariosos trabajadores que invierten su mes de agosto en mejorar su entorno.
Estos días, los trabajos se han intensificado. No es de extrañar: todos los proyectos deberán estar listos para el día 23. Para entonces, el jurado recorrerá los lugares elegidos por los vecinos y elegirá aquel que merece ser considerado como el rincón más bonito de Valga. La decisión, que a buen seguro no será fácil, la tomarán tres concejales y los doce representantes de las doce aldeas que este año se han sumado a esta iniciativa. Los tres primeros clasificados se llevarán un trofeo, y el resto un diploma que acreditará su esfuerzo. Y es que aquí todos los valgueses ganan. Incluso los que no han entrado en la competición.
La Voz de Galicia