La vía es «especialmente vigilada» por los efectivos de la Guardia Civil
El pasado miércoles, M.L.A. se dejó la vida en la carretera N-550 a su paso por Valga. Su muerte ha vuelto a poner de relieve la peligrosidad de una vía, paralela a la autopista, en la que el tráfico se ha disparado en los últimos años a medida que los conductores renunciaban a pagar el peaje en la AP-9. Así lo reconoció ayer la Jefa Provincial de Tráfico, María Victoria Gómez, quien señaló que el caso de esta carretera había salido a relucir en el transcurso de la última reunión de la comisión de seguridad vial.
El incremento del volumen de vehículos no ha pasado desapercibido a los vecinos. El alcalde de Valga, el popular José María Bello Maneiro, señalaba ayer que el «agora pasan moitísimos máis vehículos que hai tres anos». Apuntaba especialmente al aumento de camiones y vehículos pesados.
Sucesión de puntos negros
Según Bello Maneiro, a su paso por el término municipal de Valga esa carretera es una sucesión de puntos negros. El lugar en el que se produjo el último accidente mortal, en Setecoros, es uno de esos puntos en los que la siniestralidad alcanza unos niveles más que preocupantes. El cruce en el que se dejó la vida M.L.A. está «moi próximo a unha curva na que xa se teñen producido accidentes e mortos». El más reciente, una joven de Caldas que falleció cuando el coche en el que viajaba con unas amigas se salió de la carretera en la famosa curva.
Precisamente por tratarse de una vía de tráfico denso y en la que se producen, con frecuencia, accidentes graves, la Guardia Civil de Tráfico le presta una especial atención. «Se regula y se vigila especialmente», argumentaba ayer Gómez. Además, señala, la carretera «está bien señalizada» y en ella se han realizado «glorietas y otras obras con las que se ha tratado de incorporar la máxima seguridad a la vía». A su juicio, y sabiendo que los despistes existen y que los accidentes ocurren, si se respetan escrupulosamente las normas y se conduce con la precaución debida, estos se podrían minimizar tanto en número como en impacto.
Bello Maneiro no niega que en todos los accidentes mortales registrados en su municipio haya una importante dosis de fatalidad. Sin embargo, insiste, la fatalidad puede encontrar aliados en unas infraestructuras que, a su juicio, necesitan ser mejoradas. La construcción de una variante que aliviase el tráfico rodado sería, dice el regidor, la mejor fórmula para reducir la siniestralidad en la zona. «Pero iso, dado os tempos que corren, vai para longo», reconocía el regidor.
LA VOZ DE GALICIA, 17/05/13