Los niños se familiarizan con la lamprea, que el domingo celebra su gran fiesta.

Finalmente se añadirán ejemplares capturados en el Miño para compensar la escasez de producto en el Ulla.

El domingo se celebra en Pontecesures la fiesta de exaltación de la lamprea del Ulla, y esta mañana, para calentar motores, alrededor de 300 niños de la localidad han podido ver de cerca cómo se pesca y lo escurridizo que puede resultar este pez cartilaginoso que ya pescaban los romanos, río arriba, en las tradicionales pesqueiras.
Lo que hicieron los alumnos y profesores del CPI Pontecesures fue visitar la zona portuaria para ver in situ a los pescadores que se dedican a la captura de la conocida como «dama del Ulla» desde sus embarcaciones, mediante el empleo de la popular nasa butrón.

De este modo los escolares pudieron tocar los ejemplares extraídos esta misma mañana en el cauce fluvial, familiarizarse con el funcionamiento de los aparejos y charlar con ese colectivo de pescadores al que se conoce como valeiros.

Casa da Lamprea y plaza de abastos

Pero eso no es todo, ya que la «excursión» desde el colegio de Infesta hasta el puerto incluía la visita a la recientemente inaugurada Casa da Lamprea y al edificio en el que se sitúa a pie de río, el de la plaza de abastos, también reinaugurada hace unas semanas después de un proceso de mejora y modernización.
El alcalde, Juan Manuel Vidal Seage, que acompañó a los niños junto a otros miembros de su gobierno tripartito, como Ángel Souto Cordo, explica que esta visita se organizó para que los niños «conozcan un poco mejor este producto tan característico de nuestro pueblo, para seguir potenciando la actividad en el río y, en definitiva, para mostrar lo mucho que Pontecesures puede ofrecer».

Producto foráneo

El regidor, que reconoce que la escasez de producto en la presente campaña obligará a introducir en la fiesta lampreas de otras procedencias, parece que pescadas en el río Miño, anima a los vecinos de la localidad, pero también a los de toda Galicia, a desplazarse a la villa para saborear este preciado pez en la degustación del domingo, coincidiendo con la celebración religiosa de San Lázaro.
«Es cierto que inicialmente solo íbamos a hacer la fiesta si teníamos lamprea del Ulla suficiente, pero va a resultar imposible juntar la suficiente y ya son muchas las reservas que ha realizado gente de diferentes partes de Galicia, por lo que nos sabe mal que vengan a probar este producto y tengan que marcharse sin hacerlo; de ahí que accediéramos a adquirir algunas piezas foráneas», manifiesta el primer edil.
A su juicio «quizás logremos reunir 100 o 150 lampreas del Ulla, pero necesitaremos disponer de 40 o 50 más, aunque sea de otras procedencias, para garantizar el suministro durante la degustación».
El programa

Hay que recordar que la fiesta comenzará a las once de la mañana del domingo con un pasacalles de la charanga «Strade’s Band», de A Estrada. Media hora después se desarrollará el acto oficial de recepción de autoridades, en la casa consistorial, y a mediodía el biólogo Sergio Silva leerá el pregón. La degustación propiamente dicha de la lamprea, bajo la carpa instalada en la zona portuaria y amenizada por «Tina A Perla de Arousa», comenzará a las 13.30 horas. Y no está de más incidir también en que se ofrecerá la posibildad de reservar mesa para saborear este manjar cómodamente sentado.

La Voz de Galicia

Las pesqueiras del Ulla tampoco pescan.

El escritor Miguel Piñeiro explica a la perfección tanto las características de las pesqueiras del Ulla como la historia que las rodea. Lo hace en su libro «Lampreas e Pesqueiras», publicado por Editorial Galaxia.

FARO DE VIGO acompañó en su trabajo nocturno a los titulares de las pesqueiras del Ulla, esas construcciones de piedra que ya usaban los romanos y se emplean para la pesca de lamprea. El resultado de las jornadas de pesca en estas trampas situadas dentro del cauce fluvial es tan pobre como el obtenido por el colectivo de valeiros, los pescadores que emplean las nasas butrón desde embarcación, a la altura de Pontecesures.
Unos y otros hablan de un año nefasto, y son muchos los que dicen no recordar una escasez de producto tan notoria como en esta ocasión.
En cualquier caso, el trabajo en las pesqueiras continúa. Es una actividad peligrosa, dado que cualquier despiste puede tener consecuencias trágicas a causa de las intensas corrientes del Ulla, pero los concesionarios no se rinden y siguen colocando sus aparejos en los sillares de piedra del mismo modo que lo hacían sus antepasados.
Quizás sea el momento de recordar cómo funcionan las pesqueiras del Ulla, y para ello nada mejor que recurrir a un experto como Miguel Piñeiro, autor del libro titulado «Lampreas e Pesqueiras», publicado por Editorial Galaxia.
A continuación se resumen algunas de las explicaciones ofrecidas por el autor:
[Hay dos métodos de captura más comunes y otros más particulares, pero se puede decir que los pescadores de cada curso han ido adaptando o heredando las técnicas en función del propio río, de su morfología, de sus obstáculos, de sus corrientes y remansos, de sus pozos, etc.

Dos métodos de pesca

Los métodos de pesca más genéricos son las redes y las pesqueiras.
Las redes y sus variantes son más propias de las zonas de estuario y desembocadura -en enero y febrero-, mientras que las pesqueiras son más propias de zonas más altas -en marzo y abril-. Es decir, la lamprea además de su propia supervivencia en el mar, debe pasar por dos barreras de pesca. La que no cae en su entrada al río, lo puede hacer más arriba o en las artes de los furtivos.
Las conocidas popularmente como pesqueiras son ingeniosas construcciones de la época romana formadas por grandes sillares de piedra. Están situadas dentro del río y se alinean en perpendicular o en oblicuo al curso del agua. Su estratégica situación provoca y faculta la captura de los peces cuando remontan el río. En la actualidad se conservan en relativo buen estado en los ríos Miño y Ulla.
Entre estas moles de piedra -lo que se llama corredor, pasillo o calle- o a ambos lados se colocan los «butrones» «copos» o «redes» donde entrarán las lampreas y de los que no podrán salir.
Hay pesqueiras que pescan hacia arriba -las del Miño- y otras hacia abajo -las del Ulla- como veremos más adelante.

También pescando a fondo hay diferencia entre ambos ríos; en el Miño se utilizan las «volantas» y en el Ulla los «butrones».

Las «volantas» son redes, poco o nada selectivas, que barren el río derivando aguas abajo empujadas por la corriente.
Los «butrones» -nasas cónicas o cilíndricas- son aparejos de malla y aros de hierro con un orificio de entrada -«buciño»- y sin salida. Se sitúan en el fondo del lecho por lo que son menos acaparadores que las redes.
Otra modalidad o técnica -aunque condenada a desaparecer- es la «fisga», «francada» o «tridente». Consiste en un palo o mango largo con una serie de puntas afiladas en su extremo inferior con el que se clavan las lampreas. Se puede utilizar desde embarcación o desde un puesto de pesca. La metodología de la fisga está claro que es la más primaria y poco evolucionada de cuantas se conocen ya que todos nos podemos imaginar al hombre primitivo con un palo intentando clavar un pez.

Las lampreas capturadas con esta arte tienen un valor culinario menor, pues pierden parte de su sangre, indispensable para su preparación.
Un cauce íntegramente gallego

El río Ulla es el primer cauce íntegramente gallego, entendiendo por tal que nace, recorre y desemboca en Galicia sin que medien otras administraciones.
La significación de este curso solo es comprendida por sus ribereños y conocedores. El Ulla es al Ullán lo que el Miño a Ourense y a Lugo.
La concesión para pescar lampreas en las «pesqueiras» del Ulla tiene su origen en un documento fechado en el siglo IX que en actualidad está en poder de la familia Lago de Herbón y que en su día fue interpretado por un fraile del Convento de los Franciscanos.
En 934 el monarca Ramiro II donó a la iglesia de Santiago el Condado ??commiso?? de Postmarchos, delimitado por los ríos Ulla y Tambre (Tumbo A, doc. 40, p. 110).
Era uno de los límites del coto de la iglesia de Santiago, confirmado por Alfonso VII, en 1127, desde el río Iso hasta el mar y desde el Tambre al Ulla (Tumbo A, doc. 98, p. 210).
(?) El inquieto y riguroso Xosé Lois Ladra cita la aportación de datos de Quilez (1947) sobre las pesqueiras del Ulla. En concreto hace referencia a la cesión que realizó el Monasterio de San Martiño en el año 1533 a un matrimonio. La explotación de las mismas pasó en 1580 a otro particular con la obligación de rendar varias docenas de lampreas. Curiosamente este pago habría de hacerlo efectivo en 1900, «trescientos veinte años después del acuerdo».
Desemboca el Ulla en la carismática Ría de Arousa y hermana sentimientos como demuestra el Patriarca de las Letras Galegas, Ramón Otero Pedrayo, en una carta inédita remitida a Xosé Piñeiro Ares en 1964: «Vindo do Porto dinlle ó Ulla, na ponte, as memorias que me diron para il os outros ríos de arelanza saudosa: o Douro, o Neiva, o Cávado, o Limia, o Miño, o Fragoso, o Lérez, o Umia; e seus poetas».
Mientras que el Tambre, el Umia, el propio Miño y otros ríos gallegos, tienen una presa cerca del mar, el Ulla la tiene a casi 80 km por lo que dispone de un buen tramo de río, aunque insuficiente, para ser remontado por las especies migradoras.
En 1962 la empresa Hidroeléctrica Moncabril S.A. consigue una concesión para la explotación del kilowatio en río Ulla. Se anuncia la construcción de trece presas. Posteriormente, Fenosa compra la concesión de Moncabril y a finales de la misma década levanta la antiestética ??93 m de altura- y lesiva presa de Portodemouros con 297 hm3 de capacidad.
A unos 20 km de la desembocadura, a orillas del río donde se hace notar el efecto de la marea, está Padrón, cuna de escritores, poetas, pimientos y… pesqueiras.
Julio Lloréns dice en «La pesca deportiva del salmón en Galicia» que «en el monasterio de Hervón empieza la parte fluvial propiamente dicha mientras que el «Informe del Servicio Piscícola de A Coruña» de 1945 habla de la «Ría de Padrón».
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La localización

Las pesqueiras en activo del Ulla se localizan desde Herbón, en la zona baja, hasta Sinde, en su parte más alta; unos ocho kilómetros de curso fluvial, aunque más arriba, en el coto salmonero de Couso, hay una pesqueira deshabilitada conocida por o lampreeiro y Julio Lloréns califica a la presa de Couso como antigua pesqueira. P. Hervella cita una pesqueira a unos 65 km, aguas arriba, a pocos metros del puente de San Xusto, muy cerca de la presa de Portodemouros.
Las pesqueiras del Ulla están formadas por grandes bloques, más o menos cuadrangulares, de piedras de muy variados tamaños. Las construcciones que mejor se conservan cruzan prácticamente todo el río y soportan extremas corrientes de agua en el caudaloso Ulla invernal.
Sus dimensiones varían pero la media es de tres metros de alto por dos de lado y otros tantos de ancho. Están alineadas en perpendicular a la corriente cruzando casi todo el río menos una gran corriente central que se llama «vena» y que queda libre de trampas.
A los huecos que hay entre los bloques, en este río se les llaman «boquetes» o «pasillos» y es el lugar donde, a semejanza a las pesqueiras del Miño, se arman los artilugios de pesca.

Características

Las redes o nasas con las que se capturan las lampreas en las pesqueiras del Ulla se componen de una boca -estructura metálica o de madera, cuadrada o rectangular, que recibe el nombre de cangalla- y de la red cónica que va atada a la entrada de la trampa. La medida total del aparejo varía de de uno a dos metros.
Esta nasa tiene adosado un brazo metálico que le faculta poder realizar un movimiento vertical para introducirla y sacarla del agua.
Para izar la nasa del agua están provistas de una cadena o cuerda atada a la cangalla. Esta cadena va asegurada en o trancadoiro, la pieza de piedra o el árbol donde se engancha.
Las lampreas intentan superar la fuerza de la corriente en los pasillos de la pesqueira ya que la nasa no los tapa en su totalidad. Aquellos ejemplares que no lo consiguen caen dentro de las redes y la fuerza del agua les impide salir. Las pesqueiras del Ulla pescan, pues, aguas abajo a diferencia de las del Miño que lo hacen aguas arriba.
Para llegar a las pesqueiras del Ulla en su parte más baja, saldremos de Padrón por la carretera a Ponte Vea, subiendo el río Ulla donde va marcando el límite provincial entre A Coruña y Pontevedra.
Las pesqueiras de este curso están divididas en cuatro tramos o grupos: el primero está en Herbón, el segundo está en Carcacía-Lapido y Carcacía, el tercero está en Barcala y Sinde; el cuarto y último es Reis.
Las pesqueiras de Herbón son 5.
Las primeras se llaman As Areas (Coordenadas UTM: X 529457/Y 4731135) y tienen la subdenominación de Areas (las de la mitad del río en su orilla norte) y Traxeito (las de la otra mitad, en la orilla sur). Miden 118 m. Areas tiene 6 pescos y 5 pasillos, Traxeito tiene 9 pescos y 8 pasillos.

La explotación de esta construcción pertenece a 5 propietarios y está repartida por grupos de muros denominados Cabildo, Cuarteles, Xanza, Mitra y Cortiñas. Estos pescos fueron adquiridos por separado.
Los nombres de los pasillos o boquetes son: Mardel, Segundo, Novo, Derrubado, Larchán, Amereiro, As Maimoas -ya caída- O Pexego, a Agulla, Pexego, a Cancela, o Láparo, o Chingado, o Badal, o Pesqueiro y o Cajón.
A 700 metros, río arriba, están las segundas pesqueiras, llamadas As Bellas (C. UTM: X 530156/Y 4731252) con la subdenominación de Bellas y Ribeiro (con la misma distribución geográfica que las Pesqueiras de Areas). Miden 91 m. Bellas tiene 4 pescos y 3 pasillos, Ribera 8 pescos y 7 pasillos.
Cada pasillo tiene, a su vez, su propio nombre: o da Curcuxa, o da Francisca, o Quintón, o Pexego, a continuación está la vena central sin armar, Pexego, Virguería, o Cabalo y o Cachopo.
A 519 m está, la tercera construcción, el particular y único Canal de Herbón (C. UTM: X 530 3779/Y 4731280). Llega a los 120 m de longitud entre los dos muros y alberga 4 puestos de pesca en la orilla norte y 3 en la sur, sumando 5 pasillos en total.

O Canal

La pesqueira de O Canal, está compuesta por unos muros en forma de vértice ??una V- orientado hacia la corriente para desviar el agua a las orillas donde están las trampas pero los muros no cercenan la corriente totalmente sino que están separados por una vena central de dos metros que permite el remonte de las especies migradoras.
Hay semejanzas entre esta pesqueira, las ya citadas del Miño y algunas otras del Tambre ??como veremos- pero la construcción o el modo de pesca varían ostensiblemente.
Las del Miño tienen la V en sentido contrario de manera que los peces en su remonte llegan a los muros y tienen que desviarse hacia las orillas donde también se sitúan las redes.
Las del Tambre tienen el pico de la V hacia la corriente y sin vena central, de manera que los muros se unen totalmente en el centro del río y derivan el agua hacia las orillas donde estaban las trampas.
Las más semejantes, en formato, a esta pesqueira del Ulla son una serie de construcciones galaico-portuguesas que unen sus muros en el centro del río. Ellas son: Novo, Ribeira Velha, Brandouro da Mancela, Fumega e Fontao en Prado; Paderne y Chaviaes (con vena central) y Novas de Braço en Alvaredo; Mosqueiros en Remoaes, otras tres en Prado y Seixeira Nova en Paços. Las del Tambre son: Cornedo, Xan-Latedo, Gándara-Pouso y Dorna en Negreira.
Por tanto consideraremos a la pesqueira de O Canal como construcción mixta o híbrida y se puede decir que única en Galicia.
A 333 m, aguas arriba, están las cuartas pesqueiras llamadas Prateado, en la actualidad muy deterioradas y con un gran boquete central. Tiene 5 pescos y 4 pasillos en una orilla y 6 poios con 5 pasillos en la otra.
La quinta pesqueira y última de Herbón es A Trapa. Tiene 6 pescos y 5 pasillos a un lado y 4 pescos con 3 pasillos al otro.

Casetas de vigilancia

El segundo grupo de pesqueiras está en Carcacía con la subdenominación de Carcacía-Lapido en la orilla norte y Carcacía en la sur.
Este grupo tiene 8 construcciones.
La primera es Furado en Carcacía-Lapido y A Caseta en Carcacía, ambas con 3 pescos y 2 pasillos cada una. En todas las pesqueiras, los propietarios montan unas casetas donde pasan la noche para efectuar labores de vigilancia; suelen ser construcciones rústicas de madera y plásticos salvo la de esta pesqueira que está excavada en la roca.
La segunda es Muxena con 3 pescos y 2 pasillos en Carcacía-Lapido y Furado con 2 pescos y 1 pasillo en Carcacía.
En la tercera, Carcacía-Lapido carece de construcciones mientras Lombeira en Carcacía tiene 2 pescos con 1 solo pasillo.

La cuarta es Aguadalta con 3 pescos en Carcacía-Lapido y Nova en Carcacía con otros tantos; ambas tienen 2 pasillos.
La quinta carece de construcciones en Carcacía-Lapido mientras Loureiriña tiene 3 pescos y 2 pasillos en Carcacía.
La sexta es Loureira con 3 pescos y 2 pasillos en Carcacía-Lapido y 2 pescos con 1 pasillo en la pesqueira también lamada Loureira en Carcacía.
La séptima se llama A Forrica en Carcacía-Lapido con 2 pescos y 1 pasillo y Lago en Carcacía con 3 pescos y 2 pasillos.
La octava y última de esta serie se llama Carballo, teniendo 3 pescos en Carcacía-Lapido y otros 3 denominados igual en Carcacía; en ambos casos tienen 3 pasillos.
Sinde y Reis

La tercera serie de pesqueiras son las de Sinde y Barcala. Las de Sinde se llaman Freixeiro con 2 pescos y 1 pasillo mientras que las de Barcala se llaman Bumio y tienen 3 pescos y 2 pasillos. Bumio es la última pesqueira de la orilla sur del Ulla.
Ya por último, está el cuarto y último grupo de pesqueiras, llamadas Reis compuesto por 2 construcciones.
Las primeras son los dos pescos de Bustelo y las segundas los dos de Lampreeiro; en ambos casos tienen 1 pasillo.
Las pesqueiras de Reis están en desuso en la actualidad.
Pocos metros abajo del coto de Couso, están las pesqueiras de Bustelo, con un pasillo cada una, y en límite inferior del propio coto está la pesqueira de O Lampreeiro o Corgos con un solo hueco.
El Ulla ha cambiado con el paso de los años y a algunos de estos pasillos no les llega el agua por lo que no se pueden armar. Al hecho de que una trampa consiga ejemplares en abundancia se le denomina «que paga bien» o que «corre bien».
La normativa oficial permite la pesca desde las 8 de la tarde hasta las 8 de la mañana descansando sábados y domingos.
Las primeras en abrir la temporada son las pesqueiras de As Areas y Bellas que lo hacen de enero a marzo. Después abren las siguientes de febrero a abril.

Una barcaza en As Areas y Bellas

El sistema de levantado de copos en As Areas y Bellas es muy vistoso pues los propietarios utilizan una primitiva, arcaica, rústica y nada convencional barcaza llamada Ana María. Esta barca se construye de nuevo cada 6 o 7 años.
Los propietarios de la explotación de estas pesqueiras utilizan la barca para acercarse a los pescos, luchando con la brava corriente y poder acceder a cada uno de ellos. Tan artesanal es la barca como los propios remos pero la pericia de los tripulantes amortigua tales inconvenientes. Hay días que la corriente los lleva más de medio kilómetro aguas abajo. El éxito de la operación radica en entrar adecuadamente en la corriente. Si la operación falla, la consecuencia es el doble de trabajo y esfuerzo.
Estas pesqueiras son explotadas en la actualidad por veinte concesiones que corresponden a otras tantas personas y a sus familias.
El reparto entre los propietarios es por «quintas» de tal difícil entendimiento como explicación.
Las «partillas» son la base para el reparto entre propietarios.
Una lamprea tiene cinco quintas de propiedad. Si un propietario tiene media quinta en una trampa, quiere decir que de diez lampreas le corresponde una. Quien tenga una quinta doce -una quinta y medio cuarto- tendrá un ejemplar por cada lote de cinco lampreas y aún le queda cuarto y medio.
La mayoría de las pesqueiras de Herbón se conservan en un estado magnífico si tenemos en cuenta su antigüedad y que han soportado la furia del río y el inexorable paso del tiempo durante siglos. Y en el capítulo de agresiones, es mejor no mentar las realizadas impunemente por la mano del hombre. Hay pesqueiras que se refuerzan año tras año con cemento sin el menor rigor estético. Pero mucho más grave es el abandono total y absoluto de las distintas administraciones. Mientras Arbo en el Miño ha sabido hacer de sus pesqueiras un centro de interés turístico, las pesqueiras de Padrón están abandonadas a su suerte sin que nadie repare en que representan un patrimonio único].

Faro de Vigo

Los valeiros lamentan tanto la «histórica escasez de lamprea» como las deficiencias portuarias.

Los pescadores creen «complicado» celebrar la fiesta anual.

Una de las tablas destrozadas, con Pontecesures al fondo.

Los valeiros, el colectivo de pescadores que faenan en el Ulla con nasa butrón, están «desesperados». La escasez de lamprea que se denuncia desde que comenzó la temporada es ahora más preocupante que nunca, cuando la campaña empieza a agonizar.

Por tal motivo mostraron ayer su preocupación por la ausencia del pez cartilaginoso del Ulla, aprovechando para denunciar la deficiente situación en que se encuentran algunas instalaciones portuarias, como por ejemplo el embarcadero situado en la orilla coruñesa de Padrón.

Explican los valeiros que en la pasarela que da acceso a la zona de atraque de las lanchas «hay numerosas tablas rotas y otras podridas, a punto de romperse», lo cual constituye «un riesgo enorme para nuestra integridad física».

Preocupados por estas deficiencias, su mayor temor radica en la «desaparición» de la lamprea. «Solo pesqué quince piezas desde que empezó la campaña», explica uno de los valeiros. «Jamás se vio un año tan malo como este», apostilla otro. En lo que todos coinciden es en que «con esta escasez de lamprea va a ser prácticamente imposible celebrar la ruta de las tapas -prevista para el último fin de semana del mes en curso-, y desde luego no podría celebrarse la fiesta de degustación del 2 de abril», coincidiendo con San Lázaro.

Faro de Vigo

Los valeiros capturan medio centenar de lampreas que llenan las nasas de optimismo.

El colectivo de valeiros que pesca lamprea con nasa butrón a la altura del puerto de Pontecesures obtuvo ayer medio centenar de piezas; el mejor registro desde que comenzó la temporada, hace ya más de un mes.

Resulta del todo imposible saber a ciencia cierta el número exacto de capturas porque los pescadores las venden directamente, y cuando son abundantes tratan de esconderlas para no dar pistas a los demás tripulantes ni a los compradores, por aquello de negociar más cómodamente el precio final. Pero tras observar de cerca las operaciones llevadas a cabo puede concluirse que fue una jornada altamente positiva y que medio centenar de capturas puede ser una cantidad muy ajustada.

Así lo confirman algunos de los pescadores que no tienen reparos en hablar de su actividad y confían en que este buen arranque de semana suponga un punto de inflexión en la temporada lampreeira, con la esperanza de que a partir de ahora puedan capturarse decenas de ejemplares cada mañana, y en cada una de las dieciocho embarcaciones autorizadas para participar. Tampoco se sabe exactamente a qué precio se colocaron estos ejemplares en el mercado, pero a la espera de que las capturas aumenten puede decirse que siguen altos, en torno a cincuenta euros por pez.

Evidentemente no tiene nada que ver con los 150 euros que se pagaron por la primera captura, ni con los 60, 70 y 80 que se estuvieron abonando desde entonces en diferentes restaurantes especializados en su preparación. Aún así mantener las tarifas en torno a esos cincuenta euros es positivo para los valeiros, que saben que la cotización puede desplomarse hasta en las próximas semanas, si se confirman las previsiones de «avalancha» de lampreas ahora que subió el caudal.

En lo que todos parecen de acuerdo es en destacar la «alta calidad» del producto. Se trata de individuos recién llegados del mar que realizan su ruta anual hacia las zonas de desove, río arriba.

Puede decirse que ayer faenaron una quincena de barcos y que prácticamente todos tuvieron capturas a bordo; algunos con al menos una decena de lampreas en el saco.

Las nasas butrón volvieron a pescar como hacía tiempo que no se veía, y como queda dicho todo parece indicar que se mantendrá e incluso mejorará este importante y deseado ritmo de capturas.

Faro de Vigo

Una buena mañana de pesca de lamprea en el Ulla.

Los pescadores capturan decenas de ejemplares en Pontecesures.

Los «valeiros» de Pontecesures ya lo habían pronosticado, y acertaron de lleno. La de ayer fue una muy buena mañana para la pesca de lamprea en el Ulla, quedando patente que el aumento del caudal del río ayuda, y de manera importante, a incrementar las capturas. No cabe duda de que el número de piezas tiene que seguir en aumento, pero al menos parece haberse marcado un punto de inflexión en la campaña iniciada a principios de enero; o al menos este es el deseo de los pescadores.

Aunque los pescadores de este preciado pez cartilaginoso son reacios a mostrar sus capturas y a concretar el número de ejemplares obtenidos, hay que hablar de decenas de piezas, algunas de gran calidad.

Las nasas butrón por fin pudieron estrenarse en condiciones, después de un mes de tímida campaña y, eso sí, altos precios.
Hay que recordar que la primera pieza se pagó a 150 euros, y que desde entonces la lamprea se cotizó a tarifas medias que oscilaron entre los 60 y los 80 euros por unidad.
Puede que a partir de ahora empiece a bajar de manera considerable, si bien es cierto que algunos valeiros están dispuestos a mantenerse firmes en los 50 euros, ya que «se trata de lampreas muy buenas, recién llegadas del mar, y no debemos tirar los precios ahora, por mucho que aumenten las capturas».
Puede bajar el precio

En cualquier caso, si efectivamente a partir de ahora aumenta de manera notable el número de piezas obtenidas, como parece muy probable, la bajada de precios va a resultar inevitable, y quizás pronto sea posible conseguir lamprea a partir de 25 o 30 euros cada ejemplar.
Como explicó FARO ayer en la edición impresa, entre el viernes y el sábado ya se apreció un cambio sustancial en el comportamiento de la especie, de tal modo que empezaron a entrar «ejemplares de gran calidad, que se caracterizan por su color más blanquecino, lo que demuestra que llegan directamente del mar; no tiene nada que ver con las lampreas más oscuras, las que ya estaban en el río», explicaron en el sector.

Uno de los valeiros, Ramón Agrasar, explicaba que el viernes había capturado cinco ejemplares y el sábado otro más, por lo que pronosticaba «un cambio» en la campaña y vaticinaba que quizás esta semana «podamos llegar a treinta o cuarenta por barco».
Hablaba incluso de una posible «avalancha de lampreas», y parece que no iba desencaminado, a juzgar por el buen resultado cosechado esta mañana entre una quincena de embarcaciones.
Hay que recordar que el primitivo pez conocido como «dama del Ulla» necesita de las corrientes de agua dulce que desembocan en la ría y el Atlántico para orientarse y remontar los cauces fluviales en busca de las zonas de desove, siendo este desplazamiento anual el momento de captura que aprovechan tanto los pescadores que emplean la nasa butrón a la altura del puerto de Pontecesures como los titulares de las tradicionales pesqueiras situadas río arriba.

Faro de Vigo

La lamprea «reaparece» en el Ulla y los «valeiros» pronostican días de abundancia.

El preciado, y por ahora escaso pez, aún se cotiza alto, entre 50 y 80 euros la unidad, pero los pescadores saben que esos precios pueden bajar considerablemente muy pronto.

Desde que comenzó la campaña de pesca a principios de enero la lamprea se había dejado ver en el Ulla, pero a cuentagotas. Sin embargo las intensas precipitaciones de la semana pasada elevaron el caudal del río, y esto parece haber animado al preciado pez cartilaginoso, hasta el punto de que los encargados de su captura pronostican ya jornadas de abundancia.

Lo cierto es que entre el viernes y ayer se apreció un cambio sustancial en el comportamiento de la especie. Tanto es así que han empezado a pescarse «ejemplares de gran calidad» que, como los pescadores definen, «se caracterizan por su color más blanquecino, lo que demuestra que llegan directamente del mar; no tiene nada que ver con las lampreas más oscuras, las que ya estaban en el río».

Esto es tanto como decir que el primitivo parásito marino parece haber encontrado las corrientes de agua dulce que desembocan en la ría y el Atlántico y que tanto necesitaba para remontar los cauces fluviales en busca de las zonas de desove, siendo este peregrinar el momento de captura que tanto esperaba el colectivo de valeiros; los pescadores que emplean la nasa butrón a la altura del puerto de Pontecesures.

Ramón Agrasar -en el centro de la imagen- mientras se levantan las nasas butrón.

Uno de ellos, Ramón Agrasar, que tuvo el honor de pescar la primera pieza -y venderla a 150 euros- hace ya un mes, explica que el viernes pudo capturar cinco ejemplares y que ayer consiguió otro, a los que se sumaron un par de lampreas pescadas por la lancha «Xurxo», otras tantas que subieron a bordo de la «Gima» -que el día anterior logró tres- y cuatro conseguidas por la embarcación «Porto», todas ellas con base en Carril.

Es cierto que una media de tres peces por barco puede parecer poca cosa, pero al menos indica «un cambio» que lleva a valeiros como Agrasar a decir que «quizás la semana que viene podamos llegar a treinta o cuarenta por barco».

Habla así de lo que puede ser «una avalancha» de lampreas, aunque también es cierto que esto tiene su lado negativo, ya que hasta ahora el sector las estuvo vendiendo a entre 50 y 70 euros, y lo más probable es que cuando llegue la abundancia el precio baje hasta los 20 o 30 euros por unidad.

Las buenas perspectivas que ahora parecen ilusionar a los valeiros se reflejan en el aumento del número de embarcaciones que largan sus aparejos en el río, ya que en vista de los hasta ahora pobres resultados la presencia de naves en el agua estaba siendo testimonial. Mañana, cuando toque levantar las nasas, todo puede haber cambiado para los amantes de la lamprea.

FAro de Vigo