
Torres Augusti, la bodega de Valga que elabora un «albariño de oro».

La explotación, dirigida por Manuel Bandín, hace vino «coma se fixo sempre»
La historia de Torres Augusti es la historia de una pasión: la que Manuel Bandín siente por producir su propio vino. Se le nota cuando dispone las copas en las que va a servir sus caldos, en la inquisitiva mirada con la que analiza a quien le da el primer sorbo, en la sonrisa de orgullo que se dibuja en su rostro cuando recibe como respuesta un gesto de rotunda aprobación. El secreto de su vino, dice, es no tener secreto: «Nós seguimos facendo o viño coma se fixo sempre», señala este bodeguero de Valga.
Su historia en este mundo arrancó, sin que él lo sospechase, en su infancia. En su casa, como en la mayoría de las casas de la Galicia rural, se producían caldos de mayor o menor calidad para el autoconsumo. Años después, su padre le cedió una parcela, «unha finca forte, de xabre», en la que, con el siglo XXI llamando a la puerta, plantó albariño y caíño. Durante los primeros años, vendió su uva a quien se la pagó. Hizo negocio, pero no se sentía ni cómodo, ni a gusto. Así que comenzó a elaborar su propio vino. Y en ese momento descubrió Manuel Bandín su gran pasión.
Tras unos arranques titubeantes, decidió crear su bodega. Eligió para ello el esqueleto de una vieja granja de terneros de su Cordeiro natal. Ahí sigue, justo al lado de una finca en la que crecen parte de sus viñas. «O nome, Torres Augusti, vén das torres de Catoira. Eu quería poñerlle un nome vinculado a esta zona, pero en Valga estiven mirando e non atopei ningún que me gustara». Cuando iba a sacar su primera cosecha, pensó en llamarle al vino igual que a la bodega, «pero puxéronme pegas polo coñac Torres 10. Así que lle puxemos Castellum Augusti». Para bautizar su segunda elaboración eligió Pepe Cabanas, «en recordo do pai da miña muller», que pasó por varias cárceles franquistas y al que le hizo un retrato a vuelapluma Llerena, «que foi colaborador de Isaac Díaz Pardo». Aquel dibujo ocupa, ahora, la etiqueta de las botellas.
Presentar sus vinos como se merecen es algo que apasiona a Manuel Bandín. Casi tanto como compartirlos. «O meu viño é amarelo, como era antes o viño», dice. Tiene un color intenso que se obtiene al dar la uva más tiempo de maduración, «o que fai que a cáscara lle dea un ton máis intenso». Además, el vino pasa nueve meses en cuba, sobre sus lías. «Logo filtrámolo, embotellámolo, e deixámolo polo menos seis meses en botella», recalca.
El resultado, explican los críticos, es un vino «equilibrado, grueso y espeso». «Aromáticamente —dice la web de la bodega— es generoso con las frutas de hueso como el melocotón y el albaricoque, acompañado de toques de hierba fresca». Y se recomienza como acompañante ideal para carnes blancas, pescados y conservas. O para tomar solo, brindando por una buena razón.
Los vinos de Torres Augusti se distribuyen a varios puntos de Galicia, Asturias, Madrid, Marbella, Menorca, Ibiza, y en estos momentos intenta abrirse paso hacia Barcelona y Francia. Teniendo en cuenta que de la bodega salen unas 9.000 botellas cada año, «tampouco temos para moito máis», en palabras del bodeguero de Valga, que no aspira a hacerse rico con esta actividad. Le basta dice, con tener sus viñas, con salir cada mañana a revisarlas y a comprobar que todo está en orden, con darles los cuidados que necesitan cuando los necesitan… «As cepas téñoas eu da miña man, ao meu xeito», dice el bodeguero al que en varias ocasiones le han reconocido su trabajo con premios —sus vinos fueron oro varios años en la Guía de vinos, destilados y bodegas de Galicia— y con excelentes valoraciones en la guía Peñín, donde siempre se queda por encima de los noventa puntos. Pero el reconocimiento que más le gusta es que en los bares en los que se sirve su albariño, muchos clientes se refieran a él como «el vino de oro». Y ese sí que es un honor.
Una de las cinco empresas que forman la IXP Terras de Barbanza e Iria
Las cepas de vino plantadas y cultivadas por Manuel Bandín no pudieron entrar a formar parte, en su día, de la DOP Rías Baixas. Está convencido de que «foi unha cuestión política. Aquí non tiñamos políticos fortes que tirasen polo tema e quedamos fóra», sentencia. Hace unos años, su bodega se incorporó a la indicación geográfica protegida Terras de Barbanza e Iria, y es de momento la única de las cinco empresas que se trabajan con ese sello en la orilla sur del Ulla.
Según los datos de la Xunta de Galicia, durante el año 2020, esa IXP amparaba la producción de 8,2 hectáreas, una superficie que se podría ampliar si salen adelante los planes del Concello de Valga para crear un parque agroforestal. De la indicación geográfica forman parte diez viticultores y cinco industrias transformadoras. Se mueven en total 57.899 kilos de uva, con los que se fabrican 29.768 litros de vino y que producen un movimiento económico de 113.130 euros.
La Voz de Galicia
Adelante con el polígono empresarial de Pontecesures.
El alcalde de Pontecesures, Juan Manuel Vidal Seage (PP), confiesa que el proyecto de construcción de un polígono empresarial es una gran oportunidad para el Concello. Pero es también un gran rompecabezas que exige una gestión impecable, dice el regidor. Esa tramitación ya está en marcha. De hecho, la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda acaba de emitir un dictamen sobre el proyecto, en el que concluye que la construcción del nuevo polígono no hace prever «efectos adversos significativos» en el entorno. El proyecto, que afecta a un ámbito de 327.000 metros cuadrados y que ha sido declarado de interés autonómico, parece haber superado, por tanto, el trámite ambiental, toda vez que la Xunta considera suficiente el informe emitido por la Dirección Xeral de Calidade Ambiental y «acordou non someter a actuación ao procedemento ordinario de avaliación».
En todo caso, en el informe ya citado se establecen una serie de medidas que deberán ser tenidas en cuenta a la hora de diseñar y desarrollar el polígono empresarial de Pontecesures. En primer lugar, establece la Xunta que «o proxecto deberá conter un estudo de paisaxe e outro da paisaxe urbana para, a partir dos seus resultados, adoptar medidas concretas que garantan unha axeitada integración paisaxística do polígono». Esa cuestión ya había sido reclamada por el Concello, que considera crucial conseguir una adecuada relación entre el centro urbano de la villa, muy próximo al emplazamiento del polígono, y este.
Además, en el plan de actuación se insta a valorar «integrar nas zonas verdes o bosque húmido existente no extremo norte do ámbito, xa que ten un destacado valor natural e paisaxístico ao tempo que constitúe unha zona húmida que pode contribuír favorablemente á regulación do ciclo hídrico».
Otra de las cuestiones que se sugiere pasa por incorporar un carril bici «no viario secundario que discorre en dirección norte-sur para facilitar a mobilidade non motorizada dentro do polígono e cara a zona dotacional de Valga». Por lo demás, el informe señala que se deberán «adoptar as disposicións normativas necesarias para evitar que nas parcelas de uso lucrativo lindeiras con vivendas ou equipamentos públicos se instalen actividades molestas para residentes e usuarios».
No es todo. El documento recuerda que el nuevo desarrollo industrial de la zona no podrá ejecutarse si no está garantizado, previamente, el abastecimiento de agua y el saneamiento de las aguas residuales que se puedan generar, además del correcto tratamiento de las pluviales. Deberán cumplirse, en este sentido, «criterios de sustentabilidade e a planificación hidrolóxica determinada nas Directrices de Ordenación do Territorio».
A finales de octubre del pasado año, la conselleira Ángeles Vázquez visitaba los terrenos en los que está previsto construir el nuevo parque empresarial. Forma parte del Plan sectorial de ordenación de áreas empresariais de Galicia y ocupa una basta zona de terreno entre las carreteras N-550 y la PO-548. Eso significa que dicho recinto va a estar bien comunicado, lo que sumado a su «boa localización» hace prever a la Administración autonómica que «se converterá nun motor económico para a zona».
De hecho, es la importancia estratégica de la actuación la que provocó que fuese declarada en su momento de interés autonómico. Eso no es todo. «A Xunta ten reservados nos orzamentos deste ano 4,6 millóns de euros destinados á compra dos terreos —más de 600 fincas tendrá que adquirir la Administración autonómica en la bolsa de terreno elegida— e ás obras de urbanización». El objetivo es crear un parque empresarial bien engarzado con su entorno, «amable» y al que se pueda acceder con seguridad «a pé, en bicicleta ou mesmo en patinete», en palabras de Seage.
La Voz de Galicia
Todos los concellos vieron crecer su parque de negocios salvo Vilanova y Pontecesures.

Los once municipios del sur de la ría de Arousa y el interior de O Salnés cerraron el 2020 con 11.552 empresas. El dato, ofrecido por el Instituto Galego de Estatística (IGE) la semana pasada, constata una feliz noticia. Y es que frente a lo que podría pensarse, el conjunto de la comarca no solo no vio menguado su parque empresarial durante el primer año de pandemia, sino que este aumentó, con 89 firmas más respecto a las 11.463 con las que despedía el 2019; esto es, un 0,78 % de incremento.
El balance del 2020 es el resultado de la suma de los 10.481 negocios ya existentes el año anterior que lograron continuar con su actividad y los 1.071 que se dieron de alta en el primer ejercicio marcado por la aparición del covid-19. 975 se quedaron por el camino durante esos mismos doce meses.
Por municipios, todos completaron el 2020 en positivo, salvo Pontecesures, que igualó sus 224 empresas del 2019, con 24 altas, igual número de bajas y 200 permanencias en el registro del IGE; y Vilanova de Arousa, el único que retrocedió al perder 21 firmas tras la baja de 128, la puesta en marcha de 107 y el mantenimiento de la actividad de 1.268.
Datos por concellos
Vilagarcía de Arousa generó un tercio del registro positivo de la comarca en el primer año de la pandemia con 31 empresas más que las que tenía en el 2019, para un total de 3.331, computando 343 altas, 302 bajas y 2.988 permanencias. Ribadumia aportó 24 firmas al crecimiento en O Salnés y Baixo Ulla, con su parque empresarial elevándose a 568 negocios, terminando el 2020 con 66 altas, 47 bajas y 502 permanencias en relación al 2019. Cambados cerró el primer ejercicio pandémico con +18 negocios, un total de 1.913, 169 altas, 148 bajas y 1.744 permanencias. Le sigue en esta relación O Grove, con +16, un ecosistema empresarial de 1.347 actores económicos, 126 altas, 106 bajas y 1.221 permanencias. Meaño sumó 7 firmas al conjunto, alcanzando las 646 con 60 altas, 55 bajas y 586 permanencias. Seis aportó Catoira, con 197 negocios en total, 20 altas, 17 bajas y 177 permanencias. Valga añadió 5, con 331 empresas, 32 altas, 29 bajas y 299 permanencias. A Illa de Arousa agregó 2, pasando a contar con 1.152, con 71 altas, 70 bajas y 1.081 firmas ya en funcionamiento desde al menos el 2019. Y Meis 1, con 468 negocios, 53 altas, 49 bajas y 415 permanencias.
Siete de cada diez firmas de la zona no tienen empleados, pero aumentan las de más de cien
La base de datos del Instituto Galego de Estatística acerca del directorio de empresas en cada municipio de la comunidad dibuja un panorama poco edificante cuando se analiza la estratificación por número de empleados de las 11.552 firmas en los once concellos del sur de Arousa y el interior de O Salnés al cierre del 2020.
Así, son 8.273 los negocios en funcionamiento sin un solo asalariado en plantilla. O lo que es lo mismo, siete de cada diez de los que generaban la sabia de la economía productiva de la zona, concretamente, un 71,61 % del total.
Un segundo dato ahonda el fondo de la cuestión. Y es que otras 1.987 empresas funcionaban con entre uno y dos trabajadores en nómina; un 17,2 % del total, que sumado al 71,61 % antes apuntando, eleva al 88,82 el número de firmas de la comarca por debajo de los tres empleados.
Los porcentajes varían entre el Baixo Ulla y O Salnés. En los tres municipios del Ullán los negocios sin asalariados eran el 63,83 % y los de uno a dos el 21,14 % —84,97 % conjunto—, mientras que en los ocho concellos más al sur de la ría y el interior de O Salnés los porcentajes eran del 72,15 % y el 16,92 %, respectivamente —89,07—.
El registro del IGE informa de 701 firmas con entre 3 y 5 trabajadores en la zona —6,07 % del total—, 253 las que cuentan con de 6 a 9 —2,19 %—, 187 las que emplean a de 10 a 19 profesionales —1,62 %—, 103 las de 20 a 49 —0,89 %— y 27 las de 50 a 99 —0,23 %—.
El puñado de empresas de 100 o más asalariados se reduce a 21, ninguna de ellas en Pontecesures, A Illa ni Meaño. La buena noticia en este sentido es que son cuatro más que las contabilizadas en el ejercicio 2019. Dieciséis de ellas con entre 100 y 249 empleados, tres más, y cinco de 250 a 499, una por encima del último año precovid.
La mayoría se dedican al sector servicios, salvo en A Illa y Vilanova, volcados en el mar
Por sectores, el ecosistema empresarial de la zona no es ajeno al imperio de los servicios compartido por prácticamente la totalidad de las economías municipales de la geografía española. Y sin embargo, el sur de la ría de Arousa presenta notables excepciones.
De las 11.522 empresas del 2020, el 51,4 %, 5.933, dedicaban su actividad al sector servicios. Agricultura y pesca concentraban buena parte del resto, 3.908, el 33,8 %, con 1.076 encuadradas en la construcción, el 9,3 % del total, y 635 en la industria, un 5,5 %. Unos porcentajes que cambian radicalmente cuando diferenciamos entre el Baixo Ulla y O Salnés.
En la primera zona, el porcentaje de firmas dedicadas a los servicios en el 2020 era del 65,8 % (495), con la construcción como segundo gran bloque, con un 15 % (113 negocios), seguida de la industria, con un 10,9% (82) y por último la agricultura y pesca, con el 8,24 % restante (62). En O Salnés, por el contrario, los servicios apenas rebasaban la mitad del total de empresas, un 50,35 % (5.438), con la agricultura y pesca reuniendo al 35,6% (3.846), la construcción al 8,9 % (963) y la industria al 5,1 % (553).
De hecho, en O Salnés dos concellos se rebelan contra el imperio de los servicios. Con mención especial a A Illa, con el 80,1 % de sus firmas dedicadas al sector primario, fundamentalmente al mar, frente al 15,3 % de las encuadradas en el sector terciario. En Vilanova la misma relación era de un 44 % frente a un 42,25 %. Porcentajes invertidos en Cambados, con el 42,9 % de sus empresas trabajando en la agricultura y pesca y el 44 % en servicios. En O Grove esta misma correlación era en 2020 del 33,6 %-55,4 %, 28,8 %-45,8 % en Meaño, 22 %-52,8 % en Meis y del 21,5 %-53,9 % en Ribadumia. En Vilagarcía agricultura y mar suponían el 19 %, por el 67,4 % de los servicios. Este último sector era el mayoritario en Catoira (62,4 %), Cesures (75 %) y Valga (61,6 %).
La Voz de Galicia
La Xunta colabora con el ayuntamiento de Pontecesures en la mejora del parque infantil Vicente Moure
La directora general de Administración Local, Natalia Prieto, comprobó hoy los trabajos financiados en el marco de la Orden de Infraestructuras de uso público con una ayuda de cerca de 34.000 euros
La directora general de Administración Local, Natalia Prieto, acompañada del delegado territorial de la Xunta, Luis López, comprobó hoy los trabajos realizados en el Ayuntamiento de Pontecesures para la mejora del parque infantil Vicente Moure, actuación con la que la Xunta colabora con una aportación de cerca de 34.000 euros en el marco de la Orden de Infraestructuras de uso público.

Natalia Prieto indicó que, con esta actuación, se pretende la mejora de uno de los parques infantiles con más uso del municipio en un ayuntamiento con una numerosa población infantil que precisa de espacios de ocio para la práctica de actividades al aire libre.
El parque infantil Vicente Moure, además de encontrarse en un lugar muy céntrico del lado de la casa consistorial, cuenta con un arbolado muy adecuado para los meses de calor, de ahí que sea uno de los más socorridos. Pero su pavimentación no es la más idónea, ya que no permite que crezca el césped y, con el mal tiempo, son habituales los lodazales.
El Ayuntamiento de Pontecesures acordó cambiar el pavimento por otro más idóneo y lo hizo de la mano de la Orden de Infraestructuras de uso público, por la que la Xunta colabora con cerca de 34.000 euros para esta actuación.
En la convocatoria actual de esta línea de ayudas, la Xunta invirtió 4 millones de euros para financiar 125 proyectos como el que visitó hoy la directora general de Administración Local. La inversión de la Xunta desde 2009 en la Orden de Infraestructuras de uso público supera los 40,6 millones de euros y permitió ejecutar más de 1.300 iniciativas de los ayuntamientos gallegos con las que mejorar la calidad de vida del vecindario.
Entre esta línea de ayudas y el Fondo de Compensación Ambiental (FCA) con el que se financian mejoras ambientales en los municipios gallegos, la Xunta destinó en los últimos años más de 148 millones de euros a 3.681 proyectos con el objetivo de contribuir a mejorar la calidad de vida del vecindario.
El Ayuntamiento de Pontecesures recibió en los últimos años más de 400.000 euros de estas líneas de ayudas, lo que permitió, entre otras actuaciones, llevar a cabo obras de saneamiento, equipar al municipio de maquinaria y vehículos para el cuidado del medio ambiente, atender las necesidades de ocio de los más pequeños o mejorar los edificios municipales.
Pontecesures da una nueva oportunidad al parque infantil Vicente Moure.

La Xunta, la Diputación y el Concello han colaborado para liberar los fondos precisos para mejorar «a imaxe e, sobre todo, a seguridade e funcionalidade» del recinto
El parque infantil Vicente Moure, situado junto a la casa consistorial de Pontecesures, fue objeto, no hace tantos años, de una fallida renovación. Así que ha sido necesario invertir otros 48.000 euros en la puesta a punto de este espacio. La Xunta, la Diputación y el Concello han colaborado para liberar los fondos precisos para mejorar «a imaxe e, sobre todo, a seguridade e funcionalidade do parque». Para ello, se sustituyeron las losetas perforadas del suelo por pavimento continuo de caucho anticaídas de dos espesores. Además, se completó el suelo de la zona de juegos con un pavimento de xabre compactado.
Esta es una de las últimas obras acometidas en la localidad, al igual que una actuación de mejora en la estación de tratamiento de aguas. En ella se renovaron varias piezas y se acometieron actuaciones en el proceso de cloración, con la instalación de un nuevo depósito y de un equipo dosificador. La obra, realizada por Espina Obras Hidráulicas, estaba valorada en 37.500 euros, que fueron financiados por la Xunta, la Diputación y el propio Concello de Pontecesures.
La Voz de Galicia