Las autoridades llevan dos años recomendando no bañarse en las aguas del arenal de Vilarello (Valga) -En el Ayuntamiento afirman que los vertidos se producen cauce arriba.
Hasta no hace mucho, la de Vilarello era una de las mejores playas fluviales del río Ulla, y la más concurrida de todo el margen sur de la ría de Arousa de aguas continentales. Hoy, el paisaje en este lugar del municipio de Valga es completamente distinto: la gente se puede contar con los dedos de las manos, y la mayoría son adolescentes de la zona que juegan a echarse al agua desde el deteriorado pantalán de madera. La contaminación es la culpable de que en un par de años la playa de Vilarello haya pasado de ser un pequeño paraíso estival a un lugar solitario.
Desde hace dos años, las aguas que bañan el arenal de Vilarello no pasan las pruebas periódicas que realizan los inspectores de la Consellería de Sanidade de la Xunta de Galicia. Por ello, se han colocado en toda la ribera carteles alertando de que el baño no está recomendado en la zona. El motivo es que los niveles de enterococos intestinales es alto, y bañarse en esas aguas puede derivar en problemas para la salud, quizás no graves, pero sí latosos.
Esta situación está directamente relacionada con el saneamiento del río, el tercero más grande de Galicia de recorrido exclusivamente gallego, y uno de los ecosistemas más importantes desde el punto de vista socioeconómico para la ría de Arousa, ya que desemboca en los Lombos do Ulla y en las concesiones marisqueras de Carril.
En Vilarello, la contaminación derivada de los vertidos sin depurar, tanto de casas o aldeas enteras como de industrias, no es un ente abstracto y sin consecuencias para el día a día de los vecinos. Los valeiros sostienen que la mala calidad del agua en determinados puntos del río está detrás de la falta de determinados peces, y la concesionaria del bar de la playa de Vilarello se queja amargamente. «Cogí la concesión por dos años, con opción a otros dos, pero si llego a saber que iba a pasar esto no la cogía», afirma Ángeles Lafuente.
En lo que respecta a los pescadores, el representante de Artes Menores de la Cofradía de Carril, a la que se han asociado los valeiros pontecesureños, Antonio Pesado, sostiene que «en Pontecesures aún hay tuberías que vierten directamente al río, sin pasar por la depuradora». Según él, los pescadores encuentran tanto vertidos domésticos como emisarios ocultos y camuflados en la maleza de algunas empresas. «Es una situación que estamos denunciando constantemente», lamenta.
Además, Pesado aduce que en buena parte del casco urbano de Pontecesures aún no están separadas las tuberías de pluviales de las de fecales. Eso provoca que en los días de lluvias intensas, «la depuradora no dé abasto y haya vertidos».
Un río maltratado
La solución no es sencilla, ya que el Ulla es un río de más de 130 kilómetros de longitud y con numerosos afluentes, que en ocasiones atraviesan aldeas con un saneamiento todavía deficiente o incluso zonas fabriles o mineras. De hecho, en el Ayuntamiento de Valga sostienen que el declive de la otrora joya que era la playa de Vilarello se debe a vertidos que se producen río arriba, y sobre los que la administración municipal valguesa poco puede hacer.
En el último Plan Hidrolóxico Galicia Costa se hacía un diagnóstico del estado de salud de algunos de los principales ríos de la cuenca, y el Ulla salía mal parado del examen en varios de sus puntos de muestreo. El exceso de enterecocos intestinales se lleva detectando desde hace un par de años, y sigue presente en las analíticas de esta primavera, según los informes oficiales de la Consellería de Sanidade. Consta que desde finales de mayo y hasta principios de este mes se tomaron cuatro muestras, y que en la primera y la cuarta se superaron el millar de unidades por cada 100 mililitros de agua, mientras que en la segunda y la tercera se situó entre los 320 y las 380.
A modo de ejemplo, en la playa de Rodas (islas Cíes) se identificaron nueve, y en las de Samil (Vigo), se hicieron 15 analíticas y solo en una dio por encima de los 100 microorganismos.
Aunque hay al menos tres carteles avisando de que no conviene bañarse en la zona, es habitual ver a jóvenes lanzándose al agua desde el embarcadero. La concesionaria del bar, Ángeles Lafuente, apunta que también aparecen de vez en cuando grupos que están haciendo el Camino de Santiago en piragua. Remontan la ría de Arousa y el Ulla hasta Padrón, pero muchos paran en Vilarello para hacer un descanso y tomar algo en el bar.
«Este año a la playa vienen los de Vilarello, algunos en piragua y alguna caravana. La mayoría de la gente de fuera que llega hasta aquí, se marcha al ver los carteles», cuenta la hostelera. Ella es de Pontecesures y recuerda que la situación era muy distinta en 2017, cuando se decidió a pelear por la concesión administrativa del local de Valga. «Estuve hace cuatro en Vilarello vendiendo pulpo y vi que los que tenían el bar trabajaban bien».
La de Vilarello es una playa fluvial que tiene casi todos los ingredientes para triunfar. Cuenta con un arenal extenso, una zona ajardinada donde descansar a la sombra, mesas de piedra para comer y hasta un pequeño parque con unos pocos juegos infantiles. Sus aguas acostumbran a ser tranquilas y el paisaje es de lo más relajante. Pero le falla el agua, aunque el problema es subsanable.
Faro de Vigo