La actividad «Anacos de historia» se desplegó ayer en la villa.
Pontecesures realizó ayer por la tarde un apasionante viaje al pasado de la localidad. «Anacos da historia de Pontecesures co son das caracolas das patifas» era el título de una actividad organizada por el Concello, que permitió a los asistentes descubrir algunos de los secretos de la pesca de la lamprea, compartidos por una familia de valeiros que trabajan en el Ulla. La cita sirvió también para escuchar en la voz de sus autores, Cándido Duro y Anxo Angueira, algunos fragmentos de obras literarias sobre la localidad. Y abrió las puertas, además, a recorrer los caminos que, hasta no hace tanto, recorrían a pie, con las patelas —grandes cestas cuadradas— sobre la cabeza, «as patifas», pescantinas que recorrían la comarca vendiendo pescado.
Se calcula que en Pontecesures, durante la posguerra, hubo hasta medio centenar de patifas. Eran mujeres que se levantaban de madrugada y caminaban decenas de kilómetros cada día para vender su mercancía o cambiarla por lo que en las aldeas les pudiesen dar. La historia de estas mujeres se volvió ayer presente gracias a la actriz Uxía Ferreiro, que se metió en la piel de una de ellas. Pero, sobre todo, gracias a la proyección de un vídeo en el que varias de aquellas bravas mujeres compartían sus recuerdos. Picafolla, Casadiña, Maquena, Tinguitanga y A Pastora aparecían en la pantalla recordando cómo se levantaban en plena noche para ir a comprar el pescado a Rianxo, o para esperar a que este llegase en un coche, desde Marín o Malpica, hasta Pontecesures. Recordaban también las horas que pasaban caminando por las corredoiras para llegar a las aldeas para vender su carga: «Máis de trinta quilómetros todos os días e as veces traías unhas pesetas e a veces non traías nada». Llevaban la patela llena de pescado y volvían con ella cargada de maíz, o pan, o leche. Porque cuando no había dinero, el trueque ayudaba a matar el hambre y la pobreza.
La Voz de Galicia