Las obras de restauración de la pieza cesureña ya están acabadas.
Se hicieron de rogar, por el obligado parón por la pandemia, pero por fin las obras de restauración del cruceiro de Carreiras, en Pontecesures, están rematadas. Y con sorpresa porque los trabajos que realizó el restaurador Xosé Lomba sirvieron para descubrir que los pigmentos del monumento contienen restos de oro, de ahí que tenga esa coloración tan particular.
La composición de las pinturas fue analizada por el grupo de estudios medioambientales aplicados al patrimonio natural y cultural (GEMAP) de la Universidad de Santiago. «Nesta investigación explicouse que a cor verde esmeralda contiña arsénico e as cores douradas e amaralas contiñan unha cantidade de ouro responsable da devandita coloración», explican desde el concello cesureño.
Por otro lado, los trabajos de restauración, cofinanciados por el Concello de Pontecesures y la Diputación, también sirvieron para descubrir que la cruz figurativa está hecha en dos piezas y con dos tipos de piedra. Además, se observaron tres tapones de plomo, que sellan sus correspondientes picos de hierro.
No fue esta la última sorpresa, porque al eliminar la planta que cubría parte de los escalones se encontró un pavimento básicos de granito «que con toda probabilidade se estende por debaixo do resto do piso, de formigón». El Concello de Pontecesures está considerando recuperar el suelo original de la plaza para, de esta forma, poner en valor este elemento patrimonial, que data de finales del siglo XVIII.
Padrón y Pontecesures, municipios limítrofes entre
las provincias de A Coruña y Pontevedra, están pendientes del
levantamiento de restricciones para que sus vecinos puedan moverse
libremente de un lado a otro del puente sobre el río Ulla, como hacen de
toda la vida. Son muchos los de Pontecesures, e incluso Valga, que se
desplazan a la capital del Sar a realizar gestiones, desde comprar en
los establecimientos comerciales locales hasta ir al banco, dentista o
notario, entre muchas otras. Y también desde Padrón se mueven al otro
lado del río para hacer compras en la localidad de Cesures.
Cuando quede sin efecto esa restricción de moverse entre provincias, sea primero o no entre municipios limítrofes, «vai ser un alivio moi grande», según opina María del Carmen Magán Pérez, vecina de 47 años de la aldea de Infesta, en Pontecesures. «Non ten ningún sentido o que está pasando», añade. «Eu podo ir a Tui, pero non podo ir a Pazos, en Padrón, que está ao lado, a ver a meu pai», lamenta.
Controles policiales
En
su caso, habitualmente se desplaza a Padrón a comprar en la plaza de
abastos y en tiendas del pueblo, pero también va al dentista y al
fisioterapeuta. «Pese a estar todo a un paso, non podo ir nin a comprar nin a ver a familiares»,
cuenta. Lo mismo le pasa y le seguirá pasando a su hermano mientras no
se levante la restricción de moverse entre provincias. Él reside en Rois
y, en todo este tiempo, no pudo ir a Cesures a ver a su madre, con la
que reside María del Carmen Magán.
«Está mal feito e será un alivio que o cambien», asegura la vecina de Pontecesures, que está deseando poder ir a Padrón sin problemas, como muchos otros vecinos.
En
su caso, también acaba de acompañar a su hijo a recoger sus
pertenencias en la residencia universitaria de A Coruña, ciudad en la
que estudia, para lo que se movió con un justificante.
La vecina también está yendo con su madre una vez al mes a una consulta médica en Santiago, pero siempre con justificante e «así vas máis tranquila»,
dice María del Carmen Magán, que recuerda que levantar la prohibición
de cambiar de provincia en municipios limítrofes será necesario para que
los jóvenes de Pontecesures y Valga que estudian en Padrón puedan
acudir mañana al instituto, en el caso de los cursos que están
autorizados.
Durante el tiempo de prohibición de cambiar de
provincia, el puente de Cesures está siendo objeto de controles
policiales, en los que se está parando a conductores y preguntándoles el
motivo del desplazamiento.
El BNG pidió en Madrid que esa limitación de movimientos se levantara ya en municipios limítrofes de distintas provincias, algo que también tiene solicitado el Concello de Padrón.
Después de que hace días se hiciera oficial la renovación de los cargos de juez de paz -titular y sustituta-, el Concello de Valga anuncia ahora que este servicio ya está disponible en su nueva ubicación. Así pues, los vecinos pueden realizar sus consultas o gestiones en el edificio administrativo, situado en la plaza Manuel Vicente Cousiño. Explican en el gobierno que además de habilitarse una oficina para que la juez de paz y el secretario judicial realicen su trabajo y atiendan al público, se acondicionó una sala de vistas para la celebración de actos de conciliación y bodas civiles.
Hace más de dos meses, aparecieron varias pintadas en el municipio como las de las fotografías (plaza de abastos y monumento conmemorativo de las Ferias del Automóvil). Desgraciadamente esto ocurre en muchos lugares pero, por regla general, las administraciones municipales reaccionan, independientemente de las denuncias y las investigaciones que procedan sobre los autores, borrando inmediatamente unas pintadas que afean los edificios y transmiten una sensación de abandono que perjudica mucho la imagen de la villa. ¿Por qué no ocurre esto en Pontecesures?. ¿A qué se está esperando para actuar?, ¿Por qué no se encarga ya a una empresa especializada el borrado de las pintadas en la piedra con los productos adecuados que siempre es una labor más difícil?.
Por cierto, se aprecia que en el «Coche de Pedra» hubo un intento de borrado, pero como vemos ineficaz o más bien chapucero. Por último, en el monumento del coche hay cuatro puntos del luz que, desde el suelo, iluminan la estatua. Meses y meses llevan sin funcionar. Estos detalles deben cuidarse, por favor.
La comarca de Ulla-Umia no cuenta con ninguna plaza de residencia para personas mayores de carácter público o concertado, pese a ser una zona rural con una población bastante envejecida. La situación no pasa desapercibida entre los alcaldes de los concellos fluviales, que hacen frente común para reclamar a la Xunta de Galicia que ponga en marcha este servicio.
Los más reivindicativos son los alcaldes de Caldas y Cuntis, que ya en su momento plantearon la posibilidad de construir residencias para dar cabida a la demanda que hay en ambos municipios y que preocupa a los regidores y a los vecinos.
“Gustaríame que a Xunta asumira este servizo, tanto concertado como público, porque si hai demanda”, asegura Juan Manuel Rey. En Caldas, son varios los intentos que se hicieron para dotar al municipio de plazas concertadas para la tercera edad. Los intentos no cesan y, en estos momentos, un grupo inversor está interesado en retomar esta cuestión y ya pidió opinión al gobierno local sobre diversos espacios.
También en Cuntis se dirigieron a la administración autonómica para reclamar una residencia. El alcalde, Manuel Campos, incluso ofreció terrenos al lado del centro de día. “Hai espazo suficiente. É algo importante porque temos unha poboación moi envellecida. Temos casos de xente que tivo que ir a unha residencia a Viana do Bolo e no futuro o problema todavía vai ser maior”, asegura el regidor.
En Cuntis también hubo iniciativas privadas sondeando la posibilidad de ofrecer el servicio, pero no cuajó. El Concello nunca recibió respuesta de la Xunta para dotar al municipio de plazas públicas o concertadas. Ambas opciones serían vistas “con bos ollos” por parte del ejecutivo socialista. “Temos xente esperando por residencia”, apunta Campos Velay. En concreto, en Servicios Sociales hay una lista de espera de seis personas.
También en Valga hay varios vecinos que reclaman una plaza de residencia a través del departamento municipal de Servicios Sociales. En Catoira, sin embargo, el alcalde, el nacionalista Xoán Castaño, asegura que “non existe demanda” ya que “só existe unha persoa en lista de espera” y “seis en residencias” ubicadas en otras localidades. El regidor vikingo apunta a que es el Servizo de Axuda no Fogar el que permite cubrir este perfil de población por lo que, “cos datos que temos na mesa” desde el ejecutivo “non vemos a necesidade”.
Mancomunar servicios En Pontecesures, por el momento, tampoco hay demanda de este servicio, ya que es uno de los pocos concellos gallegos con saldo vegetativo positivo. En cualquier caso, el alcalde, Juan Manuel Vidal Seage, advierte de que las reducidas dimensiones del municipio hacen inviable asumir este servicio. Defiende el regidor conservador la importancia de las mancomunidades en este tipo de asuntos, pero la de Ulla Umia lleva tiempo sin funcionar.
“Co paso do tempo vai ser un problema”, reconoce Vidal Seage que señala que en el futuro “teremos que tomar cartas no asunto”. También en Portas se ve, por el momento, como un problema a largo plazo, ya que, apunta el regidor, Ricardo Martínez, “demanda polo momento non hai”. Eso sí, el gobierno local sí cuenta con un proyecto para hacer una residencia en la planta superior del edificio que alberga el centro de día.
Seage seguirá los pasos del alcalde de Vilagarcía y rescindirá el contrato a la firma que humanizaba la zona portuaria.
La empresa Nexia Infraestructuras ha cambiado de titulares. La firma
ha sido vendida y, aunque sus nuevos responsables afirman que «la
intención es seguir con la actividad y que las obras que se están
realizando sigan su curso», lo cierto es que de momento se están
centrando en «analizar la situación de la empresa para poder fijar la
estrategia» futura. Y esas no son buenas noticias para los municipios de
Vilagarcía y Pontecesures. Los dos tienen tratos con una firma que les
ha generado considerables problemas.
En Vilagarcía, el rosario de
despropósitos en los que acabaron envueltas las obras de humanización de
la calle Vázquez Leis, en Vilaxoán, llevaron a que, en el mes de
diciembre, Ravella tomase una decisión rotunda: rescindir el contrato
con la adjudicataria, que se había comprometido a tener la calle lista
el 21 de junio. Seis meses después de vencido el plazo, quedaba el 20 %
del proyecto por ejecutar. La intención de Ravella era que la empresa
que había quedado en segundo lugar en el concurso de adjudicación
terminase la actuación, pero Nexia presentó una serie de alegaciones
contra la decisión del Concello de apartarla. Ahora, los servicios
jurídicos están mirando el caso con detalle, para argumentar
concienzudamente su respuesta por si esta llegase a los tribunales. El
asunto es que, entre unas cosas y otras, la venta de la empresa no viene
más que a complicar un poco más el panorama. Y este es, de por sí,
desesperanzador para los vecinos de Vilaxoán, donde la primera calle que
iba a ser humanizada se ha convertido en una vía perennemente en obras.
A la orilla del río
En
Pontecesures también arrastran problemas con Nexia Infraestructuras, a
quien encomendaron en su día la humanización de la obra portuaria. Los
trabajos también han sufrido numerosos retrasos, pero en algunos
ocasiones debidos al Concello. Así lo reconoce el alcalde Juan Vidal
Seage (PP): se modificó el proyecto para recolocar el monumento de
Manolo Paz y para incluir una obra para eliminar un vertido al río
procedente de la plaza de abastos. A todo ello hay que sumar los
problemas propios de la empresa, que hace un tiempo parecían estar
resueltos. «Pero hai uns días levaron a maquinaria toda e marcharon», sin dar más explicaciones. Después de eso, el Concello tuvo noticia de la venta de la empresa constructora.
«Nestes momentos estamos buscando a forma de solucionar isto, os pasos que temos que dar», señala Seage, que considera que lo primero será rescindir el contrato con la firma. «Temos
que ver se facemos como Vilagarcía, adxudicándoa á segunda empresa do
concurso, ou se sacamos de novo a contratación a parte que queda por
facer».
Seage recuerda que los trabajos deberían haber quedado listos a mediados del año pasado. «Agora, moito me temo que non estean rematados nin para a Festa da Lamprea, o que nos vai condicionar moito», argumenta el regidor del Baixo Ulla.
Cuando las obras se demoran tanto que desesperan a los vecinos
Hay
calles en las que las obras parecen ser interminables. De ello podrían
hablar largo y tendido los vecinos de la rúa Cervantes, en Carril, que
llevan casi un año con la vía levantada. La dureza de la piedra con la
que se encontraron los obreros de la empresa que está realizando los
trabajos provocó un retraso que llevó al Concello a conceder una
prórroga de dos meses que vence ya, en cuestión de días. Ravella confía
en que los trabajos estén listos para entonces, según confirmaba ayer el
Concello de Vilagarcía.
Pero de vicisitudes y retrasos pueden hablar
también los vecinos de la grovense Alexandre Bóveda. Allí los trabajos
comenzaron a finales del mes de octubre, cuando la empresa Marconsa se
puso manos a la obra. Para sorpresa de muchos, el proyecto parece estar a
estas alturas parado. Y es que, en realidad, lo está. Así lo confirmó
ayer el alcalde, el socialista Jose Cacabelos, quien indicó que se ha
modificado el proyecto inicial para proceder a una mayor ampliación de
aceras, una medida para la que ha sido preciso llegar a acuerdos con los
propietarios. «Tenemos que formalizar el acuerdo y seguimos con las
obras», dice el regidor meco.
El retraso de estos trabajos no está gustando demasiado a vecinos, comerciantes y usuarios de esa vía de comunicación, un hecho que no ha pasado desapercibido a los grupos de la oposición grovense. Esquerda Unida, que está haciendo un minucioso seguimiento a este proyecto, considera que las obras se han realizado sin una mínima planificación, y que todas las modificaciones que se han ido introduciendo en el proyecto acaban dilatando los plazos de una forma exasperante para quienes tienen que convivir con los trabajos a la puerta de su casa. Además, desde EU consideran que este proyecto adolece de las mismas carencias que otras actuaciones desarrolladas en la localidad, sin estar integrado en un plan global de reordenación de la villa que asegure la viabilidad de los cambios introducidos.