Nestlé trabaja a tope.
El Concello de Pontecesures ha puesto en marcha bolsas de ayuda
extraordinarias. El bando se publicó este viernes por la mañana, y antes
de la hora de comer, habían sido ya varias las llamadas interesándose
por su contenido. Los efectos económicos del COVID-19 se empiezan a
notar, dice el alcalde Juan Manuel Vidal Seage. Y no le falta razón.
Según
datos ofrecidos por fuentes sindicales, al menos una veintena de
empresas de la orilla sur de la ría han presentado ya ERTES. Son, en
muchos casos, empresas del sector servicios: desde hoteles a
concesionarios de coches. En total, al menos 300 trabajadores afectados.
Y decimos al menos porque en una infinidad de pequeños negocios, los
acuerdos entre el titular y su empleado se alcanza al margen de las
fuerzas sindicales, según se lamenta Xan Bouzas, Tupi, desde el
sindicato CIG.
En cualquier caso, será a partir del lunes cuando
se empiece a apreciar la dimensión real de la aplicación de los
expedientes de regulación de empleo temporales en la comarca. Y es que
la legislación que los regula en esta situación excepcional es muy
reciente y ha cogido a muchas empresas con el pie cambiado, en pleno
puente festivo -y es que estamos de puente, aunque no se note-.
Eso
se traduce en que, hasta el momento, la mayoría de las empresas de
cierta entidad de la comarca hayan optado por buscar soluciones
alternativas a los expedientes. Reorganizaciones de los turnos de
trabajo, acuerdos para modificar vacaciones, recurso a las bolsas de
horas, son algunas de las medidas por las que han adoptado hasta la
fecha algunas empresas.
En otras no se ha hecho absolutamente nada. Es el
caso, por ejemplo, de Extrugasa. Con cerca de un millar de
trabajadores, el grupo de Valga sigue trabajando con relativa
normalidad, al igual que otras industrias del sector del aluminio, según
informa Lourdes Diz, del sindicato UGT. Según ella misma relata, el
tejido industrial de la orilla sur de la ría de Arousa tiene una
configuración muy especial. En él tiene un peso específico la industria
alimentaria, que en estos momentos «está trabajando a tope, a veces
incluso con problemas para poder hacer frente a las los pedidos». La
fábrica de Larsa en Vilagarcía, Nestlé en Pontecesures, Conservas
Selectas de Galicia en O Grove, o Cefrico en la capital arousana son
algunos de los ejemplos de firmas que están trabajando a destajo. «En
muchos casos, no se atreven a ampliar plantilla porque no saben cómo van
a evolucionar las cosas», razona Diz.
Al sector alimentario pertenecen también las empresas depuradoras de marisco, que en estos momentos tienen sus mercados completamente cerrados. Desde Agade, reclaman al Gobierno central que active la posibilidad de acogerse a un cese de actividad dada su particular situación, que hacen extensiva, también, al sector extractivo. «No tiene sentido mantener el mar trabajando cuando no hay mercado para sus productos, porque los circuitos están completamente cerrados», recalcaba ayer Roberto Fariña.
La Voz de Galicia