Maite Tocino, esta mañana en la alcaldía de Pontecesures.
Tres alcaldes de la comarca estrenaron lugar de trabajo este lunes. Se trata de Maite Tocino (BNG) en Pontecesures, Xoán Castaño (BNG) en Catoira y Luis Arosa (PSOE) en A Illa. Iban sobre seguro. Castaño ya sabía que recogería el bastón de mando el 28 de mayo por la noche; Maite Tocino lo tenía al alcance de la mano a la espera de sellar un pacto con el PSOE, que llegó el 10 de junio, mientras que Arosa no tuvo la certeza hasta la semana pasada, cuando cerró el difícil pacto de investidura y gobernabilidad con el Bloque.
Paradójicamente, era Arosa el que, físicamente hablando, tenía más cerca la alcaldía —durante ocho años ocupó el despacho contiguo al de Carlos Iglesias— aunque, finalmente, resultó ser el que la tenía más lejos, con el permiso de Samuel Lago en Cambados, que hasta el sábado no sabía si tendría que desalojar a prisa y corriendo su escritorio del Concello.
La mudanza para Arosa fue sencilla. Solo tuvo que andar unos metros para llevar sus objetos personales de una mesa a otra; pequeños detalles, en su mayor parte regalos que recibió en los últimos años como un suvenir de la Torre Eiffel o un lapicero tallado en la madera de las palmeras de O Regueiro. Arosa, que mantiene el mismo teléfono móvil que tenía en calidad de concejal de Servizos, tendrá que acostumbrarse ahora a atender, además, el teléfono de mesa de la alcaldía.
Luis Arosa, esta mañana en la alcaldía de A Illa.
A él lo conocen bien en la casa, pero, pese a todo, se presentará formalmente a los trabajadores del Concello, adonde llegó a las 8.15 horas. Antes del mediodía ya se había reunido con los concejales de su grupo y con el portavoz del BNG, Manuel Suárez, con quien tendrá que gobernar codo con codo a partir de ahora. A la espera de establecer el reparto de las concejalías liberadas, el regidor confirma que tendrá sueldo a tiempo completo.
También estará liberado Xoán Castaño, aunque estos días todavía deberá seguir ejerciendo de profesor. Hoy madrugó para ir al Concello y, tras un primer encuentro con sus compañeros y trabajadores municipales, se marchó al colegio. A las 12.45 horas estaba de vuelta para seguir con la puesta al día en su condición de alcalde, que para él no es nueva. En 2019 ya ocupó ese mismo despacho, que tuvo que abandonar un año después, por eso, explica, «os nervos son menos que os de hai catro anos». Entonces colocó en la estancia una fotografía de Rosalía Castro con el poema Torres de Oeste que repuso en la misma pared ya el pasado sábado, tras el pleno de investidura. Es el único sello propio que quiere imprimir al que a partir de ahora será su lugar de trabajo.
Xoán Castaño vuelve a ocupar la alcaldía de Catoira.
Para su compañera de filas, Maite Tocino, sí fue el de hoy un día nuevo en todos los sentidos. Es su primera vez en la alcaldía y no encuentra palabras para describir las sensaciones de una jornada que amaneció con muchas cosas por hacer. A lo largo de la mañana se reunió con sus compañeros de gobierno y con trabajadores municipales y atendió dos asuntos urgentes: la organización de las fiestas del Carmen y la puesta a punto de la piscina municipal para abrirla el 1 de julio.
De casa se llevó una libreta de Mi vecino Totoro que le compraron sus hijos y una taza que le regalaron sus compañeros de trabajo en la fábrica Nestlé rotulada con un cariñoso: «Felicidades por ser la mejor alcaldesa del mundo». Esta semana pidió vacaciones para poder aclimatarse a su nuevo cargo a la espera del pleno en el que se aprobará su dedicación exclusiva.
La Voz de Galicia