El PP ve frustrada su intención de llevar al pleno de la Diputación el CODI de Valga.

Acusan al gobierno provincial de no tener entre sus prioridades la atención a las personas con discapacidad.

El PP provincial presentó una moción sobre la problemática surgida alrededor del CODI de Valga. El centro ocupacional para personas con discapacidad de este municipio se ha quedado en un ángulo oscuro, y desde principios de año el Concello está haciendo frente a todos los gastos que genera este servicio. Hasta ahora, parte de esa financiación llegaba de la Diputación de Pontevedra, pero este organismo ha decidido no hacer frente a un gasto que, según sostiene, no es de su competencia.

La moción elaborada por el grupo provincial del PP no llegará al pleno, toda vez que en las comisiones informativas el resto de los grupos votó en contra. Demuestran así, dicen los populares, que «non consideran nin urxente, nin importante, nin prioritario, a prestación dos servizos aos usuarios e usuarias do CODI de Valga e comarca nin a labor dos e das profesionais que desenvolven aí o seu traballo». Desde el Concello de Valga reprochan al gobierno provincial su actitud. «A señora presidenta debía falar menos e obrar máis. Que discuta coa Xunta de quen son as competencias e mentres tanto que subvencione o CODI como veu facendo a Deputación».

Por otra parte, el gobierno de la Diputación de Pontevedra ha aprobado el Plan de cofinanciamento dos Servizos Sociais Comunitarios para los 53 municipios de la provincia que tienen menos de 20.000 habitantes. A ellos se destinarán algo más de dos millones de euros. Esos son los servicios, dice la Diputación, que sí son de su competencia. Algo que no ocurre, según los informes que maneja el ente provincial, con el CODI que existe en Valga.

La Voz de Galicia

Cocina urgente para un hombre tranquilo.

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Fraguó sin prisas la moción de censura. Porque en la política, como en la cocina, hay que medir los tiempos.

El arroz caldoso con luras y gambas «é fácil de facer e leva pouco tempo. Non é comida de estudante, pero case». La última parte de la afirmación me sorprende. La experiencia me dice que el plato más elaborado que se cocina en un piso universitario son los espaguetis con atún. «Ese era un clásico», reconoce Juan Manuel Vidal Seage. Aprovechamos la puerta al pasado que nos ha abierto nuestro anfitrión y nos colamos por ella. Al otro lado nos lo encontramos con «17 anos, o selectivo aprobado, e tendo que decidir a que quería adicarme, con certa solvencia, durante toda a miña vida».

Primero se imaginó siendo físico, y se matriculó en esa carrera. Pero, pese a su predilección por la materia, la cosa no cuajó. «Entón decidinme por algo tan insulso como a Economía», cuenta. Nunca pensó que en el futuro se iba a convertir en alcalde de Pontecesures. Por aquel entonces, ni siquiera residía en esta localidad, que conocía porque «de pequeno traíanme os meus pais ao pediatra, Don Adolfo».

Juan Manuel Vidal Seage nació en Rois, donde vivió sus primeros años. La suya fue una infancia «de olor a aldea e a vacas, porque por alí había vacas por todos os lados». Iba a una escuela unitaria en la que niños y niñas estaban separados, pero todos, a los cinco añitos, rezaban el Padre Nuestro en latín. ?l aún puede recitarlo de memoria. Nunca tuvo problemas ni con las declinaciones, ni con ninguna otra asignatura. «Era o prototipo do chapón. Saquei todo sobresaíntes, sempre», recuerda.

Empezó en política bastante joven, en las Novas Xeracións del Partido Popular. Pero siempre fue un militante «de infantería, de pegar carteis, de megafonía e de loxística». Por eso en 2010, cuando le propusieron ser candidato del PP en Pontecesures, tardó en creérselo. «Eu tiña o meu traballo e estaba en varios colectivos, porque sempre me gustou o asociacionismo», explica. Pero, ¿presentarse a alcalde? ¿Encajaba eso en su vida? Decidió probar. Pese a los riesgos. «A fin de contas, era un pobo no que non nacera», insiste. ¿Y tan importante es eso? «Aquí a xente dálle moita importancia ao do RH, e iso que este pobo é un crisol de outros moitos», dice Seage esbozando una sonrisa. Cuando fue designado candidato, un militante le dijo que «preferiría a alguén nacido aquí». A él, más que eso, le preocupaba que en Pontecesures, «non me ían dar ningún premio á popularidade. Levaba aquí dende 1999, pero ninguén me coñecía». Aún así, consiguió formar lista y logró mantener al PP con dos concejales en la corporación. Durante los cuatro años de Angueira «fixemos unha oposición sensata. Non me gusta o ruído, e menos na política». En las elecciones de 2015 el PP se convirtió en la fuerza más votada y Seage se encontró con la posibilidad de encabezar un gobierno si lograba sumar los votos de Maribel Castro (IP) y Ángel Souto (TeGa). Dos enemigos irreconciliables que no querían ni verse en pintura.

Seage aplicó entonces a la política ese principio de pensamiento crítico que intenta inculcar a sus pupilos de catequesis. Tras analizar la situación, llegó la hora de desempolvar los conocimientos de Física. Dejó macerar la situación, se tomó su tiempo. Luego, cuando se rompió el gobierno de Cecilia Tarela, empezó a trabajar la fusión de tres grupos de derechas separados por una fuerza centrífuga difícil de controlar. Así logró formar gobierno, convertirse en alcalde y quien sabe si encauzar la reunificación de la derecha cesureña tras largos años de fractura.

En estos momentos, la verdad, hay otros asuntos que le preocupan más. Darle a Pontecesures la vuelta que sus votantes esperan. Tender puentes hacia los trabajadores del Concello, con los que las relaciones están tensas aún -estando en la oposición, el actual gobierno tumbó la relación de puestos de trabajo pactada entre el anterior gobierno y los trabajadores-. Reconducir esa situación costará lo suyo. Pero Seage está dispuesto a hacerlo siguiendo, de nuevo, la estrategia del fuego lento, la única que garantiza «que o arroz de abaixo non quede pegado á pota, mentres que o de arriba segue cru».

La Voz de Galicia

Carmela Silva rebota a la Xunta la responsabilidad de financiar el Centro de Discapacitados de Valga.

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Ana Pastor durante la visita que hizo esta semana al Centro de Discapacitados de Valga.

La presidenta de la Diputación de Pontevedra, Carmela Silva, exigió ayer a la Xunta que «cumpla sus competencias en cuanto a los servicios sociales municipales». Silva se refería así a las críticas vertidas por el alcalde de Valga, José María Bello Maneiro, y la candidata del PP al Congreso, Ana Pastor, sobre el recorte en la financiación del Centro Ocupacional para Discapacitados. La ayuda de la Diputación pasó de 110.000 euros a apenas 43.000, un drástico descenso que pone en riesgo la actividad del CODI. La presidenta de la administración provincial explica que, «cuando íbamos a poner en marcha todas las partidas dedicadas a políticas sociales, le pedí al secretario del Pleno que elaborase un informe para aclarar la situación» del Centro de Discapacitados valgués. Este informe de carácter técnico y «basado en la legislación», establece que «la obligación de las diputaciones es clara en tanto que sus asistencia económica, técnica y jurídica a los ayuntamientos de menos de 20.000 habitantes se refiere únicamente a su modalidad de servicios comunitarios básicos, excluyendo los específicos que son competencia exclusiva de la Xunta de Galicia».

Carmela Silva asegura que ya «remitimos una carta a la Xunta para exigir que se hagan cargo de estos servicios específicos, porque son su obligación». Añade que «nos encantaría poder cubrir este tipo de servicios, pero la ley lo impide, razón por la cual la Diputación no puede prestar ayudas al CODI de Valga». La presidenta compara la demanda de Bello Maneiro con la de otros regidores de la comarca del Ulla-Umia, como los de Caldas de Reis o Cuntis. Estos dos ayuntamientos «ya recibieron una carta de Augas de Galicia comunicando que se va a proceder a la limpieza de los caudales de sus ríos», después de que «la Diputación llevase más de dos meses demandándole a la Xunta que se hiciera cargo». Por eso, reitera Silva, «no voy a parar de pedir a la Xunta que cumpla con sus competencias, ahora con el caso de Valga».

Ana Pastor, en una visita electoral al propio Centro de Discapacitados, aseguraba el jueves que «es tremendo que» la Diputación «no priorice los gastos y se hagan inversiones superfluas y folclóricofestivas antes de atender las necesidades más importantes, como las familias con personas con discapacidad». El Concello de Valga, añadía la ministra de Fomento en funciones, «tiene un presupuesto limitado y está haciendo un esfuerzo muy importante para dar este servicio». Por eso pidió a la presidenta de la Diputación, que «por favor, reconsidere» este recorte de más del 60% en la aportación al CODI porque «no hay nada mejor que trabajar por las personas que tienen capacidades diferentes».

Mejoras en caminos

Por otra parte, también en relación a Valga, la Xunta de Goberno de la Diputación dio ayer el visto bueno a una inversión cercana a los 249.000 euros para la mejora de caminos municipales e n Valga. Esta actuación «es la primera que demanda el Concello» que preside José María Bello Maneiro, afirma Carmela Silva, ya que «no solicitó ninguna ayuda para gasto corriente, actividades o empleo».

Faro de Vigo