El nuevo tripartito apuesta por vertebrar Pontecesures y la Xunta destaca la inversión realizada.

Vidal Seage quiere ganar en calidad de vida para los ciudadanos y Cores Tourís presume del apoyo prestado por el gobierno gallego.

tou1

Un momento de la visita de José Manuel Cores Tourís al nuevo gobierno de Pontecesures.

La primera visita institucional al nuevo gobierno tripartito del Concello de Pontecesures dio para poco. José Manuel Cores Tourís, el delegado territorial de la Xunta, acudió ayer a la villa ribereña para brindar su apoyo al ejecutivo resultante de la moción de censura presentada el lunes pasado, y también para recordar que el gobierno autonómico ya efectuó importantes inversiones en este municipio en los últimos tiempos.

Y mientras tanto el flamante regidor, el conservador Juan Manuel Vidal Seage, explicó que aún está aterrizando en el cargo y que su intención es «ganar en calidad de vida y aumentar la capacidad económica de nuestros vecinos», lo cual parece pasar por un desarrollo del Concello vertebrándolo en torno al río Ulla.

Implicación

En la reunión entre el representante autonómico y los integrantes del nuevo gobierno formado por el PP, Independentes de Pontecesures y Terra Galega se pusieron sobre la mesa algunas de las demandas y necesidades más acuciantes del municipio, aunque no es menos cierto que la Xunta, en palabras del propio Cores Tourís, ya habría demostrado su implicación con los pontecesureños en los últimos tiempos.

A modo de ejemplo el delegado territorial citó obras como la reposición del gimnasio, la instalación eléctrica, la carpintería y la calefacción del colegio Infesta, pero también aludió a la ejecución del albergue de peregrinos o a la puesta en marcha de un punto de control y venta de la lamprea que captura el colectivo de los valeiros en el Ulla.

En este repaso a las actuaciones del gobierno gallego en la localidad pontecesureña -aunque fueran ejecutadas con el BNG en la Alcaldía- el delegado de la Xunta incluso se refirió a la aportación de un vehículo para Protección Civil, la puesta en marcha de un taller de empleo, las mejoras introducidas en la zona portuaria, la colocación de un pantalán flotante para el club de piragüismo y otras obras menores.

Pero a buen seguro a los vecinos de Pontecesures poco debe importarles lo invertido en el pasado, ya que lo que de verdad debe importarles ahora es lo que está por venir, pues supuestamente para eso se impulsó un cambio en el gobierno local vía moción de censura.

En este sentido Juan Manuel Vidal Seage dijo inclinarse por «potenciar y revitalizar el río Ulla como elemento vertebrador de nuestro municipio», a lo que José Manuel Cores Tourís respondió diciendo que es intención de la Xunta seguir colaborando con la localidad y ejecutando proyectos ya iniciados.

En relación con esto, e independientemente de lo ya ejecutado, es evidente que queda mucho por hacer, sobre todo en el entorno del río y la zona portuaria, donde las críticas por el deficiente estado, la falta de iluminación o incluso la proliferación de vertidos fueron continuadas en los últimos meses.

Lo mismo puede decirse de la necesidad de potenciar el servicio de ferrocarril por la línea convencional o de la conveniencia de adecentar parques y zonas verdes, entre otras muchas reivindicaciones.

Faro de Vigo

Protección Civil acusa el descenso de voluntarios en los concellos pequeños.

Solo en Vilagarcía y Valga trabajan codo con codo con servicios profesionales.

El movimiento de Protección Civil en Galicia vivió su eclosión en los años noventa. En casi todos los municipios surgieron asociaciones y agrupaciones de voluntarios que, vestidos con su característico uniforme naranja, empezaron a prodigarse en los escenarios más variopintos; desde accidentes de tráfico a incendios, pasando por procesiones y carreras populares.

Veinte años después, las agrupaciones resisten a la caída de voluntarios y de las líneas de financiación, pero ha habido bajas. La semana pasada, el Concello de A Illa aprobaba en pleno la disolución de su agrupación de Protección Civil, después de quince años sin actividad, y la de Sanxenxo, que en su día fuera un referente en Galicia, ya no funciona como tal. En otras, como las de Cambados y Vilanova aguantan, pero con muchos menos efectivos que en los buenos tiempos. Los primeros con quince y los segundos con seis voluntarios, no llegan para atender todos los frentes que se le presentan de modo que a los Bombeiros do Salnés les aumenta el trabajo.

Algunos resisten bien

La crisis de voluntarios no afecta a todos por igual. En Meis, Ribadumia y Catoira van capeando el temporal aunque no todos los voluntarios están operativos al cien por cien. «

Hai que mimalos, hai que coidalos. A administración debería implicarse máis»,

Señala el responsable del servicio en Valga, José Manuel Otero señala el responsable del servicio en Valga, José Manuel Otero Caamaño.

En Protección Civil no se cobra pero hay otros alicientes. La mayoría entran en la agrupación para formarse porque pueden acceder a cursos gratuitos en numerosas materias, homologados por la Academia Galega de Seguridade, que sirven para hacer currículo a la hora de optar después a un puesto de trabajo. De hecho son muchos los militares, bomberos, guardias civiles, policías y técnicos de ambulancias que formaron parte del movimiento voluntario antes de poder vivir de este trabajo.

Frente a este modelo, los concellos que pueden permitírselo están apostando por servicios profesionales, con personal en nómina. En Vilagarcía han logrado conciliar los dos modelos, lo que permite dar cobertura las 24 horas del día durante los siete días de la semana. Los 53 voluntarios complementan el dispositivo que forman las catorce personas con sueldo que están en la sede.

Pero esta alianza no siempre es fácil. En O Grove bajan las aguas revueltas porque Protección Civil y el Concello no acaban de entenderse. El alcalde José Antonio Cacabelos apuesta por un servicio profesional de emergencias, actualmente cubierto por un docena de personas, y, mientras, la asociación que dirige Víctor Otero ni asoma por la base.

«Nós non temos ningún conflito, seguimos esperando a que nos chamen desde o Concello», señala el presidente. Y así, los voluntarios suman ya cinco meses sin participar en ninguna intervención.

La financiación

Los operarios de atención a emergencias, con sueldo y voluntarios, llevan años conviviendo bajo distintos modelos. Los Grumires dieron paso a los GES (grupos de emergencias supramunicipales) y en los municipios más grandes surgen a partir del 2008 los grupos municipales de emerxencias.

En esta sopa de letras son la Xunta y los concellos los que corren con el grueso de los gastos, aunque también hay aportaciones de la Diputación y de socios a título particular en el caso de las agrupaciones.

Los criterios de reparto de los fondos públicos para los servicios de emergencias no son del gusto de todos, y ahí surgen los problemas, porque municipios pequeños, donde solo hay cuerpos de voluntarios, se quejan de que se quedan desatendidos por la Administración en favor de los núcleos más grandes. «¿Cómo vamos a arreglarnos con 1.800 euros que nos da la Xunta?», se lamenta el presidente de Protección Civil de Pontecesures, Agapito Sánchez.

53

Vilagarcía

Los voluntarios complementan los dispositivos que cubren catorce asalariados

15

Cambados

En esta agrupación hay tres mujeres. Ellas son minoría en todas las agrupaciones

60

O Grove

La asociación llegó a tener 126 socios y era un ejemplo a seguir en la provincia

50

Valga

En este concello hay un GES, en el que comparten tareas profesionales y voluntarios
De cuando se vigilaba la playa con una silla y un botiquín y había que poner ladrillos para construir la sede

En dos décadas han cambiado mucho las cosas en las sedes de Protección Civil, para bien en la mayoría de los casos. Las agrupaciones cuentan ahora con personal más preparado y con más medios. En los inicios había muchas ganas y voluntad pero escasa capacitación. «Todos tivemos que aprender», señala el responsable de Protección Civil de Valga, y aprendieron. Caamaño aún recuerda los primeros tiempos, cuando no había nada y hubo que echar mano de los albañiles, carpinteros y fontaneros que había en la agrupación para poder levantar su actual sede. Y el material se limitaba a unos cuantos uniformes y un vehículo para desplazarse de un lugar a otro. Esta estampa ha cambiado en todas partes. De aquella Protección Civil de Vilagarcía que comenzó en 1994 solo quedan el presidente y pocos más. Francisco Javier Guillán Busto recuerda con humor aquellas guardias como vigilante de la playa a las que acudía con el botiquín, la sombrilla y silla en mano. «No había ni boyas para señalizar la playa». Hoy, el grupo de emerxencias, en el que está integrado Protección Civil dispone de cuatro todo-terreno, tres camiones de extinción de incendios y excarcelación, dos ambulancias, tres zódiacs y equipamiento.

De las 220 agrupaciones que hay actualmente en Galicia, en Arousa hay nueve: Vilagarcía, Cambados, Vilanova, Ribadumia, Meis, Catoira, Valga, Pontecesures y O Grove. Y esta última, pese a los problemas que tiene actualmente con el Ayuntamiento, «non vai desaparecer a menos que os socios queiran», afirma su presidente. Meaño y A Illa son los dos únicos municipios que carecen de este servicio.

La Voz de Galicia

Juan Manuel Vidal Seage, proclamado alcalde de Pontecesures entre duras descalificaciones.

sea1

Dado que la alcaldesa saliente no quiso fue Isabel Castro la que entregó el bastón de mando a Vidal Seage.

sea2

Una alcaldesa muy enfadada | Antes de que dejara de serlo la alcaldesa Cecilia Tarela se mostró especialmente enfadada.

sea3

Juan Manuel Vidal Seage, iluminado por un rayo de sol en el salón de plenos antes de ser proclamado alcalde.

sea4

Mucha gente de fuera | En el salón de sesiones había un centenar de personas, pero la mayoría eran de fuera.

sea5

Un debate crispado | Ángel Souto Cordo ??al fondo de la imagen??, Roque Araújo ??en primer término??.

sea6

El salón de sesiones se llenó de medios de comunicación y público.

BNG y PSOE mostraron su indignación por perder el poder y no escatimaron en insultos a los nuevos dirigentes -El PP pasa a gobernar en coalición con dos grupos independientes surgidos hace años de sus propias filas

Juan Manuel Vidal Seage es desde ayer a las 12.30 horas alcalde del Concello de Pontecesures. El representante del PP en la localidad fue proclamado primer edil tras la aprobación de una moción de censura que deja sin el bastón de mando a la nacionalista Cecilia Tarela.

La sesión plenaria que comenzaba a mediodía, por momentos tensa y crispada, se ajustó al guión previsto y no hubo sorpresas. Eso sí, destacaron los ataques manifestados por el gobierno saliente, que para la ocasión se hizo arropar por alcaldes y concejales del BNG y el PSOE procedentes de otras localidades de las comarcas de Caldas, O Sar, O Salnés y Pontevedra.

Pero hay que analizarlo todo por partes. En primer lugar decir que la moción de censura prosperó con los tres votos a favor del PP, integrado por Juan Manuel Vidal Seage, José Ramón Cadilla Piñeiro y Mónica Espadas Díez; los dos apoyos de los ediles electos de Independientes de Pontecesures (IP), es decir, María Isabel Castro Barreiro y Francisco García Sobrino; y el líder de Terra Galega (Tega), Ángel Manuel Souto Cordo. Su número dos, Jorge Janeiro Cortés, que no estaba inicialmente de acuerdo con la moción de censura, no acudió al pleno, supuestamente por razones laborales, y se ahorró así un momento desagradable.

Así pues, esos seis votos a favor de la moción de censura constituyen mayoría absoluta, o lo que es lo mismo, un aval suficiente para que gobierne el PP de Vidal Seage, que fue, cabe recordar, la lista más votada en las pasadas elecciones.

A diferencia de lo que sucedió tras las elecciones de mayo de 2015 y antes de la investidura posterior, esta vez sí hubo acuerdo entre esos tres grupos. Los conservadores toman las riendas para tirar de un carro en el que se suben IP y parte de TeGa, dos formaciones que nacieron hace años precisamente como escisiones del PP.

Esto es tanto como decir que desde ayer están en la oposición los dos ediles del BNG -la exalcaldesa Cecilia Tarela y María Teresa Tocino- y los dos del PSOE -Roque Araújo y Concepción Gómez Figueira- que gobernaban en solitario desde que hace unos meses los plantó Tega.

Aclarado esto, como segundo aspecto destacado, hay que aludir a la presencia de un centenar de personas entre el público, pero lo llamativo es que la mayoría no eran vecinos pontecesureños, ni mucho menos. Había alcaldes, concejales e incluso diputados socialistas y nacionalistas como las grovenses Ángeles Domínguez y Noemi Outeda, la valguesa María Ferreirós, Javier Dios, Bieito Lobeira, Carlos Iglesias, Dolores Folgar, María José Vales y otros representantes electos de A Illa, Vilanova, Valga, Cambados, Pontevedra, Caldas, O Grove, Moraña o Padrón, por citar algunos ejemplos. «Estamos aquí para apoyar a nuestros compañeros», argumentaban los representantes del PSOE y el BNG en Pontecesures.

Y el tercer aspecto a destacar del pleno de censura es que tanto Cecilia Tarela como Roque Araújo acudieron dispuestos a vender cara su piel, o desde luego con las escopetas cargadas, de ahí que arremetieran con una dureza por momentos extrema contra los ponentes de la moción, ganándose así los aplausos de sus seguidores.

Para entender mejor los modos que se presenciaron cabe apuntar dos cuestiones muy concretas: que la ya exregidora no dejó de golpear con la mano abierta sobre la mesa mientras gritaba para abroncar a sus detractores, y que tras la votación que dejó claro que Seage era el nuevo alcalde Tarela se negó a entregarle el bastón de mando.

Tuvo que hacerlo María Isabel Castro Barreiro, que también es exalcaldesa y es ya una veterana de la política local. Además presidió la mesa de edad, de ahí que durante la parte más agria del debate, por llamarlo de alguna forma, pidiera que no se convirtiera el salón de plenos «en una plaza de pescado».

Algunos se preguntarán por qué tanta crispación, ya que una moción de censura es una fórmula tan válida y legítima como la de formar un gobierno tras unas elecciones dejando al margen a la lista más votada, que es como llegó al poder Cecilia Tarela hace un año.

La nacionalista trató de explicar ese enfado recurriendo a la descalificación, ya que al parecer se sintió insultada por el texto de la moción de censura presentada, en la que se dice que la situación es «insostenible» en el municipio, que el ejecutivo carecía de la confianza de los demás munícipes y que es necesaria una nueva mayoría «capaz de mejorar el bienestar de los vecinos».

Acto seguido la aún portavoz del BNG pero ya no alcaldesa tildó de «soberbios», «autoritarios» y «malos gestores» a los portavoces de los tres grupos que acabaron con su mandato, antes de asegurar que si ahora se unieron para gobernar «es por dinero».

Efectivamente, la nacionalista acusó una y otra vez a los representantes de PP, IP y Tega de formar gobierno para cobrar, lo que le sirvió para que desde el público alguien la recordara que ella también estuvo cobrando hasta ahora, junto con los dos que fueron sus socios.

Pero Cecilia Tarela siguió con su discurso diciendo que «buscan el dinero y las obras», lo cual explicaría, a su juicio, que se cree una concejalía de Infraestructuras y otra de Obras, «para tener contentos a los dos socios» del PP.

«Solo vienen a por el dinero», gritó una y otra vez una por momentos desencajada Cecilia Tarela, quien la emprendió con especial dureza dialéctica contra Ángel Souto Cordo, quizás por haberla dejado tirada solo un año después de haberla encumbrado en la Alcaldía.

La exregidora criticó a su exsocio acusándolo de ser un «vago» y no cumplir con sus obligaciones cuando tuvo dedicación exclusiva en su gobierno. Lo dijo tras explicar que «ya les queda el trabajo hecho, por lo que pueden rascarse la barriga durante mucho tiempo».

Visiblemente irritada y sin acabar de encajar la derrota, Tarela recordó que los que ahora forman el tripartito pontecesureño «no podían ni verse tras las elecciones» de 2015, pero sin embargo «ahora están todos juntos en esta pandilla que mintió a todos los vecinos».

Esto la llevó a concluir que «las enemistades se curan con dinero, y ya veremos si la jubilada -en alusión a Isabel Castro- cobrará por delante o por detrás».

Cuando ya había perdido totalmente los papeles, Cecilia Tarela acusó a Souto Cordo de haber trabajado «solo durante 30 días» en lo que va de mandato y de «incumplir con su horario». Y sin dejar de dar golpes en la mesa ni de gritar espetó: «Presentar esta moción de censura con insultos es una falta de educación».

También el socialista Roque Araújo se subió al tren de la crítica tildando la moción de censura de «ópera bufa» promovida por «un productor con la cartera llena de dinero que se rodea de un primer actor ambicioso con aires de galán trasnochado y una primera actriz con solera a la que ya no queda otra oportunidad para destacar».

Esta escenificación continuó con un Roque Araújo convencido de que la moción de censura «está basada en mentiras, pues Seage siempre dijo que no aceptaría un tripartito con dedicaciones exclusivas».

Aunque también tuvo tiempo para presumir de gestiones realizadas en el último año, como «mejora del abastecimiento o del cementerio, los colegios, la base de Protección Civil y parques infantiles», sin olvidar los supuestos avances «en servicios sociales, educación, cultura y deporte».

Roque Araújo apostó como Tarela por el cuerpo a cuerpo y preguntó qué va a pasar ahora con la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) -que fue la principal causa de ruptura del viejo tripartito-, qué va a suceder con la polémica variante de la carretera N-550 o incluso si el nuevo alcalde va a promover la fusión de Pontecesures con el municipio vecino de Valga.

Para cerrar su intervención el socialista pronosticó que «el tiempo pondrá a cada uno en su sitio y cada uno tendrá que rendir cuentas en el futuro», que lógicamente es algo que ahora también deberán hacer el propio Araújo y el BNG tras haber perdido la Alcaldía.

Ángel Souto Cordo fue el único del nuevo gobierno que saltó a la arena para participar en el citado cuerpo a cuerpo, quizás porque la suya era una batalla fratricida con los que hasta hace nada eran sus socios.

Y el que para unos es «oveja negra» y para otros «hijo pródigo», ya que sus orígenes están en el PP, no dudó en asegurar que «con Manuel Luis Álvarez Angueira esto no habría pasado», o lo que es lo mismo, que piropeó al anterior alcalde del BNG al tiempo que culpó de la ruptura de relaciones y la pérdida de la Alcaldía a la que fue su sucesora, Cecilia Tarela.

Continuamente interrumpido por ésta, que en realidad fue la única que se saltó a la torera los turnos de intervención, Souto Cordo también tiró de la manta para decir que el socialista Roque Araújo llegó a ofrecerse para formar una moción de censura contra el BNG con Tega e IP.

Y claro, ahí empezaron a llamarse «mentirosos» unos a otros, haciendo que el debate dejara de serlo y los gritos se impusieran a cualquier razonamiento.

Eso sí, Souto Cordo tuvo ocasión de defenderse de las acusaciones diciendo que si faltó al trabajo fue o bien porque durante un periodo estuvo de baja laboral a causa de un accidente de circulación o porque estuvo de vacaciones, de ahí que insistiera en que son sus derechos y acusara a Cecilia Tarela de «ir en contra de los trabajadores».

Junto a María Isabel Castro, que se dedicó a pedir tranquilidad, «para tener la fiesta en paz», y que aseguró que no va a cobrar en esta nueva etapa en el gobierno, el más moderado fue el nuevo alcalde, que evitó entrar en el juego de las descalificaciones y se limitó a leer un breve discurso que arrancó citando la misma frase con la que Miguel Delibes comienza su libro «El Camino»: «Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así».

Tras parafrasear también a Eduardo Pondal, el regidor pontecesureño se comprometió a «sacar adelante» el «desafío» y las «duras pruebas» a las que ahora se enfrenta su gobierno.

Una vez finalizada la sesión Seage dejó claro que «no hay nada de malo en crear una concejalía de Obras y otra de Infraestructuras», garantizó que «solo va a pagarse una dedicación total y otra parcial, por lo que el coste va a ser menor que en el gobierno saliente», y aseguró que podrá compatibilizar su nuevo cargo con su profesión «sin ningún problema».

Faro de Vigo

El GES de Valga interviene en un accidente de tráfico en Catoira.

Un hombre de 55 años de edad y natural de Catoira resultó herido esta mañana tras ser arrollado por un turismo que se salió de la carretera. El suceso se produjo en las inmediaciones de la casa consistorial, frente a la que discurre la PO-548. A las once de la mañana, Jorge I.C., de unos 55 años de edad, caminaba por la acera cuando un turismo pilotado por el vilagarciano Isolino D.R., tras salirse de la vía, lo golpeó y lo hizo caer desde la acera a la alameda. El hombre, que estaba consciente cuando al lugar llegaron los voluntarios de Protección Civil, sufría magulladuras y dolor en un costado. Fue trasladado por el 061 a un centro hospitalario, según informa el GES de Valga, que acudió al lugar al igual que una patrulla de la Guardia Civil de Tráfico.

La Voz de Galicia

Vilagarcía, Pontecesures, Meaño y Vilanova reciben dinero para acción social y contrataciones.

Los Ayuntamientos de Vilagarcía, Meaño, Pontecesures y Vilanova se suman a la lista de municipios pontevedreses beneficiados por el reparto de ayudas económicas de la Diputación, en este caso para labores relacionadas con la contratación de personal o el turismo y la cultura.

El gobierno pontevedrés aprobó ayer el desembolso de un millón de euros más dentro del «Plan Concellos», de tal forma que «en los dos primeros meses el año se distribuyó ya el 25% de los 10 millones concedidos» en las cuatro líneas de apoyo establecidas.

A modo de ejemplo, la relación de subvenciones para actividades culturales, deportivas, turísticas, sociales y medioambientales incluye en esta ocasión al Concello de Meaño.

Por su parte, el listado de ayudas del ente provincial para el fomento del empleo incorpora ahora a Pontecesures, Vilagarcía y Vilanova.

El municipio vilagarciano logra casi 326.000 euros para contratar a dos administrativos, un monitor o animador deportivo, un conductor operador de retroexcavadora, una decena de ayudantes de albañilería, cuatro peones forestales, tres pintores, cuatro instaladores electricistas, un carpintero, dos fontaneros, un soldador y cinco trabajadores de conservación de parques.

La cantidad que se entrega a Pontecesures ronda los 81.000 euros y va a permitir contratar a tres peones de obra pública, dos peones auxiliares de jardinería, tres de limpieza de edificios y fachadas y un técnico de Protección Civil.

En cuanto a Vilanova de Arousa, la ayuda que le concede la Diputación de Pontevedra es de 131.000 euros y va a destinada a la contratación de siete peones de obra pública, dos albañiles, un carpintero, un fontanero, un soldador, un chófer, dos tractoristas, un palista, dos conserjes, un animador y tres peones.

Al margen de esto, pero también en relación con los servicios del ente provincial, hay que destacar que impulsa un nuevo convenio para la recogida y tratamiento de vehículos abandonados en municipios de menos de 50.000 habitantes, que de este modo van a ahorrarse tanto las gestiones como el coste de la operación de retirada de tales elementos, que en muchos casos obstaculizan durante meses e incluso años tanto calles como zonas de estacionamiento, con el consiguiente perjuicio para la imagen de los pueblos y el conjunto de la población.

En la Diputación recuerdan que «la recogida de los vehículos abandonados y su posterior gestión es competencia directa de los Concellos». Pero el ente provincial quiere «garantizar la prestación integral y adecuada en toda la provincia de los servicios de competencia municipal, así como dar soporte a los ayuntamientos en la tramitación de procedimientos administrativos y en la realización de actividades materiales y de gestión».

De ahí el compromiso de colaborar en la recogida de vehículos abandonados, que cada vez son más. El convenio a firmar con los Concellos no tendrá coste alguno para estos, comprometiéndose el gobierno de Carmela Silva a recoger y transportar los vehículos en un plazo máximo de cinco días desde el momento en que así lo requiera cualquier gobierno local.