Álvarez niega todas las acusaciones de su sobrina a la jueza.

El exalcalde de Pontecesures aseguró que no abusó sexualmente de Hadriana Ordóñez.

Luis Álvarez Angueira, derecha, a su llegada a los juzgados de Padrón.

El exalcalde de Pontecesures Luis Álvarez Angueira negó ayer ante la titular del Juzgado de Instrucción número dos de Padrón todas las acusaciones de su sobrina, Hadriana Ordóñez Otero, quien denunció al exprimer edil del BNG por un delito continuado de abusos sexuales. Fuentes de la acusación señalaron a este diario que Álvarez Angueira, que compareció en calidad de investigado, se limitó a rechazar los cargos que pesan sobre él, evitando hacer comentarios sobre los hechos que se le imputan.

Llegó a los juzgados de la capital de Sar en torno a las 12.15 horas después de ser citado por la jueza Paula Ventosa, quien ahora tendrá que decidir si abre o no juicio oral contra el investigado. Con semblante serio, evitó hacer declaraciones a los medios de comunicación, una postura que mantiene desde que este verano salió a la luz el caso de presuntos abusos sexuales a su sobrina cuando era una niña.

Hadriana Ordóñez aseguró en su relato de los hechos ante la jueza el pasado 11 de septiembre que ??as prácticas sexuais eran completamente adultas: sexo oral, penetración vaxinal e anal, visualización conxunta de películas e cómics pornográficos, etc.etc.?, según consta en el escrito de la querella, al que tuvo acceso EL CORREO.

La propia Hadriana pidió que se tome declaración como testigo a su tía y mujer del exalcalde de Pontecesures, Margarita Otero Varela, y a su madre y hermana de la anterior, María Josefa; pues en una conversación familiar el investigado habría reconocido ante ambas los cargos que pesan sobre él.

Después de declarar las dos partes, ahora será la jueza Paula Ventosa quien decida si se abre juicio oral o bien se archiva el caso.

El Correo Gallego

Un incendio forestal deja al descubierto los huesos de una mujer muerta en Pontecesures.

Los vecinos y los encargados de la investigación creen que pueden ser los restos de Lilia Miguéns, que vivía a 500 metros y desapareció en 2015, cuando tenía 79 años.

Un incendio forestal declarado a eso de las ocho de la tarde del lunes muy cerca de las viviendas de la zona de Porto, en el Concello de Pontecesures, dejó al descubierto los restos óseos de un ser humano, presumiblemente una mujer de avanzada edad.

La Guardia Civil recogió esos restos y se investiga ahora a quién pertenecen, aunque los vecinos del lugar y los encargados de la investigación sospechan que puede tratarse de Lilia Miguéns Iglesias, una mujer natural del municipio vecino de Valga que desapareció sin dejar rastro en verano de 2015, cuando tenía 79 años.

La desaparecida, que habría cumplido los 81 años el pasado mes de abril, residía a escasos quinientos metros del lugar en el que ayer fueron descubiertos los restos. En concreto se encontraron el cráneo, los huesos de piernas, costillas y manos, ropa y unas gafas, según el relato de los testigos.

Esos restos humanos, que estaban «totalmente limpios» -lo que confirma que llevaban mucho tiempo en la zona- fueron recogidos por la Policía Judicial de Cambados y el médico forense a las cuatro de la tarde, siendo trasladados al Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Pontevedra.

Presuntamente intencionado

Los residentes en este lugar, donde hay un buen número de viviendas sociales y se ubica el campo de fútbol de la localidad, no dan crédito. Estuvieron en tensión durante las últimas horas de la jornada del lunes después de que se declarara el incendio, que además fue presuntamente intencionado, ya que según cuentan los propios vecinos alguien habría intentado quemar maleza «y se le fue de las manos».

Pero lo que no podían imaginar es lo que iba a pasar ayer, porque lógicamente no sabían que entre aquella maleza que ardía estaban los restos de una persona.

Los encontró ayer por la mañana el alcalde, Juan Manuel Vidal Seage, quien tras haber permanecido en el lugar durante el incendio, hasta que quedó controlado, decidió regresar a primera hora de ayer para ver «cómo había quedado todo».

Acompañado del jefe de Protección Civil, el alcalde empezó a caminar «y vi como en el suelo había lo que me parecía un fémur; al principio dudé de si sería humano, pero más adelante vi otro, y también una tibia, y a unos diez metros estaba la calavera, por lo que ya no me quedó duda alguna».

El regidor, que de este modo confirma que los huesos habían sido esparcidos por los animales, alertó inmediatamente a la Policía Local -y ésta a la Guardia Civil-, al tiempo que constataba que «eran los restos óseos de una mujer; aparentemente de avanzada edad, a juzgar por el estado de su dentadura y las ropas que permanecían esparcidas por el suelo».

Vidal Seage señala que «los vecinos se quedaron perplejos cuando se enteraron» y confirma que «muchos creen que se trata de aquella mujer que desapareció hace un par de años».

Faro de Vigo

La Guardia Civil desmantela un punto de venta de cocaína junto al campo de fútbol de Pontecesures.

Los agentes han detenido al hombre que cerraba las operaciones y al que le suministraba la droga.

Dos semanas fue el tiempo que necesitaron los agentes de la Guardia Civil del equipo de investigación de Vilagarcía y del cuartel de Valga para confirmar sus sospechas y desmantelar un punto de venta de drogas en Pontecesures. Un punto, situado en los aledaños del campo de fútbol de esta localidad, que se había convertido en el escenario al que se dirigían «los consumidores habituales, llegados de distintos puntos de la comarca», para hacerse con sus dosis.

De suministrárselas se encargaba, según el relato de hechos realizado por la Guardia Civil, OM.R.G., un vecino de Valga de 39 años de edad. Este hombre, que estaba en libertad provisional y pendiente de un juicio por otras causas, actuaba con gran cuidado. «La rapidez era el denominador común de todas las transacciones: los compradores llegaban al punto, en muy poco tiempo aparecía el individuo que les facilitaba la droga, efectuaban la operación y se ausentaban rápidamente para no ser interceptados», cuenta la Benemérita. El vendedor, por su parte, «extremaba las medidas de seguridad para no ser sorprendido, llegando incluso a ocultar la droga y el dinero en un agujero realizado en un monte aledaño

Pero ni siquiera ese celo extremo le permitió librarse de la Guardia Civil. Este hombre fue interceptado el pasado viernes por los agentes, justo después de que suministrase droga a uno de sus clientes. Al supuesto vendedor se le intervinieron 120 euros y cuatro gramos de cocaína que escondía en el monte.

El segundo hombre

Pocos minutos después se desarrolló la segunda parte del operativo, con la detención de otra persona que también estaba siendo investigada. Se trata de un vecino de Pontecesures, que responde a las iniciales R.R.C., de 38 años de edad, y al que la Guardia Civil considera como el «principal proveedor de la droga». Cuando fue interceptado, llevaba consigo treinta gramos de cocaína, «supuestamente para abastecer a la persona que ya estaba detenida», así como 425 euros en efectivo. Estos dos arrestos propiciaron una serie de registros en viviendas, donde se incautaron de 110 gramos de cocaína, una báscula de precisión, útiles para el envasado, corte y distribución de la droga y algo más de 27.000 euros en metálico.

Los detenidos fueron puestos a disposición del juzgado número 2 de Caldas, que decretó el ingreso en prisión, provisional y sin fianza, de los dos hombres arrestados en esta operación.

La Voz de Galicia

El Concello de Valga rechaza la acusación de plagio de la letra del himno que se presenta hoy.

Hoy se presenta en sociedad el que será el himno de Valga. El nacimiento de esta composición llega envuelto en polémica. Un vecino de la localidad, Pepe Potel, aseguraba el viernes que la letra institucional es un plagio de un poema que él mismo había escrito. Ayer, el Concello de Valga aseguraba que de plagio, nada.

Según el relato de Potel, él escribió hace años un poema para leer en la boda de un familiar. Los versos tuvieron tanto éxito que llegaron a oídos del alcalde, que le propuso utilizarlos como letra del himno del municipio. Hasta llegaron a celebrarse reuniones con los compositores de la música para cambiar algunas palabras y adecuarlas al ritmo. Pero luego, narra el vecino, alguien «manipulou a letra ao seu antoxo». La versión del Concello es diferente. Reconocen que se trabajó con Pepe Potel sobre un texto que este había presentado y que empezaba con los siguientes versos: «Arrolada polos montes que te abrazan, polo Ulla con dozura percorren, querida Valga». Sobre aquel texto original se hicieron una serie de modificaciones, de la que resultó una segunda letra que Pepe Potel presenta como de su autoría. Según el Concello, ese texto le fue presentado al vecino «o día 11 de maio de 2017, vía correo electrónico remitido ás 11:54 horas. Con anterioridade, uns dous meses antes aproximadamente, xa se lle comunicara persoalmente en dúas ocasións que era necesario introducir cambios para axustar a letra á música do himno».

«O Concello esperaba que este fose o himno definitivo, pero o señor Potel presentou un escrito dicindo que non estaba de acordo coas modificacións, polo que non deu autorización para utilizar a súa letra». Llegados a este punto, dicen desde el Concello, «buscáronse alternativas». Dos personas, que quieren permanecer en el anonimato, «escribiron unha nova letra que nada ten que ver co orixinal do señor Potel; é unha letra completamente diferente».

La Voz de Galicia

Cartas a la abuela que derivaron en la creación de relatos.

Comenzó escribiendo mensajes personales para pasar a crear sus historias, como la que se interpreta hoy en Valga

En esta ocasión, la madre de Marcela Rodríguez se divertirá con la obra creada por su hija: Unha aldea guerreira, la composición teatral que se representará hoy, a las 20.00 horas, después de la recreación de la batalla de Casal de Eirigo. «O que máis fago é novela triste, de poñer chorar a miña nai, que me di que escriba cousas alegres», comenta la joven. Con tan solo dieciséis años, la estudiante de cuarto de la ESO del IES de Valga cuenta con varios textos a sus espaldas. Por ello, la participación en el concurso en el que se escoge la obra a representar no sorprendió a nadie. «Levo bastantes anos querendo participar pero sempre o fixeron familiares ou amigos dos meus pais e o fun aprazando», explica Marcela.

Puede decirse que la espera valió la pena. También el esfuerzo. Unha aldea guerreira es el resulto de varias ideas que su autora fue descartando por el camino. «Cheguei a desenrolar outra das opcións pero vin que tiña demasiados personaxes e outras características que facían que non fose viable a súa representación», explica. Con su creación definitiva, el número de actores se reduce a una quincena. Cuenta, además, con la ventaja de que Marcela creó cada personaje pensando en los diferentes integrantes de la Escola Municipal de Teatro, que se encargarán de la representación dirigidos por Manuel Solla. Marcela, además de la guionista, será la protagonista. Junta así sus dos grandes aficiones. Lo hace, además, con un poco de nervios: «Non é o mesmo representar a obra dun terceiro que a feita por unha mesma».

Con esos mismos nervios, pero también mucha alegría, recibió la noticia. «Iba ata a escola de teatro para preguntar si xa sabían que obra íamos interpretar», explica sobre los días previos a que le dieran la noticia. Lo preguntaba como una más, sin informar de que se había presentado. El seudónimo utilizado por todos los participantes le permitió permanecer en el anonimato hasta que trascendió la noticia y comenzaron las felicitaciones. Sus compañeros y ella darán hoy, en hora y veinte, vida a los personajes que tardó dos semanas en crear. Cuarenta páginas de su puño y letra, que son el producto de mucha dedicación durante los días en los que le daba forma.

Durante esa hora y algo, Marcela será Maruxa. David Pardal, por su parte, será Antoine, el francés del que se enamora y que ayudará a los vecinos de Valga a luchar contra las tropas napoleónicas. Una reinterpretación de la batalla que la joven de Gándara (Cordeiro) conoce a la perfección y que, en su obra, es producto del subconsciente de dos niños que se van para la cama excitados por la historia que les acaba de contar su abuelo.

A pesar de su edad, este texto no es el primero de Marcela. La estudiante comenzó a escribir con trece años, como forma de contacto con su abuela. Una comunicación sin respuesta, que le sirvió de refugio para afrontar su pérdida. De las cartas pasó a los relatos, y de estos a los concursos. La victoria en la competición de cartas de amor que se realizó en su instituto le sirvió como trampolín para presentarse, en mayo del año pasado, al certamen de relato corto organizado por la Diputación de Pontevedra. «Animoume unha profesora a participar», explica. De los 720 relatos que se presentaron, el suyo es uno de los treinta que se escogieron para publicar.

Su abuela, allí donde esté, se sentirá orgullosa. De eso no cabe duda alguna. Como seudónimo para la representación teatral, Marcela escogió Volando Voy, el nombre que lucía en la visera de la furgoneta de su abuela, transportista, que, de alguna forma, fue quien sacó a relucir ese talento que hoy invadirá Valga.

La Voz de Galicia