Jesús Ferrón: «Todos los años había riadas en Padrón».

En los años 60, este vecino, que era concejal, coordinó el operativo en una gran inundación.

Todos los años se esperaban las inundaciones en Padrón; la gente ya estaba pendiente». Así lo recuerda Jesús Ferrón Martínez, un vecino de Padrón de 84 años que, a principios de los 60, tuvo que coordinar las labores de actuación en una de las riadas fuertes que sufrió la villa, al ser concejal en el Ayuntamiento.

Las inundaciones son una cicatriz en la historia de Padrón por su frecuencia y, a menudo, por su intensidad, tanto que algunas fueron históricas, como la que a finales de los años 60 tiró el puente que unía la zona de A Barca con la del Bordel o la de 1987, la más reciente, cuando el agua anegó más de un metro en los comercios de la villa. También por estos días del mes de febrero de 1966 hubo otra riada fuerte.

Y fue así hasta que en el año 1994 se inauguró el canal de derivación del río Sar que, construido por la Xunta, puso fin a las riadas en el casco urbano. De las inundaciones de principios de los años 60, en concreto, en torno al año 1962, habla Jesús Ferrón. A él le tocó tomar el mando de la situación una vez que el alcalde de entonces, Ramón Pazos Giménez, vivía en Santiago y no pudo trasladarse a la villa, precisamente porque quedó aislada por las inundaciones. «Tuve que actuar yo», cuenta.

Así, Ferrón montó el cuartel general en su casa, frente la feria, en la zona de Fondo de Vila, para coordinar todo el operativo en el que participó la Escuela Naval de Marín. «Le pedimos auxilio y vinieron rápidamente», recuerda el vecino. En esa ocasión, la «principal preocupación» eran los vecinos de A Ponte, lugar en el que desbordó el río Ulla. «La gente se subía a los tejados y había que rescatarla», relata Jesús Ferrón. También acudieron a ayudar los bomberos de Santiago. «Llevaba varios días lloviendo y los ríos iban llenos», cuenta. Cuando desbordó el Sar, las calles de la villa y hasta la carretera N-550 quedaron bajo el agua. Los comercios, que ya vivían pendientes de las crecidas del río, «se anegaron y tenían toda la mercancía levantada; sufrieron grandes pérdidas económicas», señala el que fue concejal durante un mandato. Algo similar sucedió también en el año 1987, cuando se registró la inundación más reciente del casco urbano.

En esa riada de principios de los años 60, Jesús Ferrón recuerda que el pueblo pasó más de un día bajo el agua y varios más limpiando todo, porque la crecida también «traía lodo y troncos de árboles que bajaban de Santiago». «El Concello colaboró todo lo que pudo con los vecinos pero no había dinero como hay hoy para las ayudas», señala este vecino de Padrón.

«Las inundaciones eran habituales hasta la construcción del canal de derivación. Ya había un dicho que reza que Caldas, Cuntis y Padrón muchas veces anegadas son», añade Ferrón, quien también precisa que, además del alivio del canal, «ahora ya no llueve como antes».

El canal de derivación fue la solución para evitar las riadas en el tramo urbano del río, pero no en los núcleos situados aguas arriba, como Lamas, en Extramundi, o la zona de Pazos, que siguen desprotegidos en caso de lluvias intensas y de crecidas del Sar. En su día hubo un proyecto para realizar una segunda fase del canal del río y hasta inversión anunciada por parte de la Xunta, pero por ahora se quedó en nada.

La Voz de Galicia

Valga logra conquistar el río Ulla.

El Concello de Valga lleva tiempo queriendo conquistar el Ulla. Convencidos de los potenciales del río, los responsables municipales han barajado, a lo largo de los años, varios proyectos encaminados a conseguir captar visitantes a través del mismo. Parece que lo han logrado. Así lo anunciaban ayer: «Valga será, a partir do vindeiro mes de abril, porto escala da campaña Cruceiros Costeiros, un proxecto promovido pola Asociación galega de actividades náuticas (Agan+), en colaboración con Turismo de Galicia e Portos».

La ruta, según el itinerario que se está rematando, partirá del Puerto de Vilagarcía y remontará el río hasta Valga. En este municipio hará una parada el catamarán, a fin de que los viajeros, acompañados por un guía, realicen visitas a distintos enclaves culturales del municipio. Acto seguido, al barco volverá a ponerse en marcha para llevar a sus pasajeros a Sálvora.

Esta será la primera ruta fluvial del proyecto Cruceiros Costeiros, que en 2018 realizó más de un centenar de viajes por las rías de Arousa, Pontevedra y Vigo. En ellos participaron más de 5.000 personas. Y la intención es seguir creciendo, de hecho, el objetivo para este año es alcanzar los 120 viajes, y un tráfico de más de 6.000 personas.

Esos datos han servido al alcalde de Valga, José María Bello Maneiro (PP) para destacar «o enorme pulo que este proxecto pode supor para Valga, convertendo ao río Ulla en porta de entrada de visitantes e posicionando turísticamente a vila como porto cultural, de natureza e gastronómico».

Por su parte, el representante de Agan+ destacó la proximidad del Xacobeo y la vinculación entre la tradición jacobea y el Ulla. El nuevo itinerario fluvial, dijo «pode supor un novo pulo para esta ruta xacobea a dous anos vista do Ano Santo». Hablaba tras hacer una auditoría al pantalán de Vilarello y realizado una inspección de la zona de Campaña donde se va a instalar un nuevo punto de atraque en el que se invertirán 250.000 euros.

La Voz de Galicia

Protección Civil de Pontecesures permanece paralizada ante un Concello que apenas le concede 300 euros anuales.

Los voluntarios se preguntan cómo es posible que lleguen a pagar los operativos de su propio bolsillo y reclaman un presupuesto propio.

¿Es posible mantener con dignidad un equipo de intervención ante emergencias cuyos únicos ingresos se limitan a 300 euros anuales? La respuesta parece obvia. Esta es, sin embargo, la situación en la que desde hace tres años se mueve la agrupación de Protección Civil de Pontecesures, cuya paciencia se ha agotado. Sus voluntarios permanecen prácticamente de brazos cruzados desde diciembre ante la falta de respaldo de la que acusan directamente al Concello y a su alcalde, el popular Vidal Seage.

Protección Civil de Pontecesures nació en 1993. Sus miembros aseguran que, en 26 años de trayectoria, nunca se habían enfrentado a un momento peor que este. «En marzo del año pasado nos aseguraron que iban a trabajar para buscar una forma de financiación distinta, pero en realidad no han hecho nada de nada», lamentan los voluntarios. Se trata de un equipo de catorce personas, la mayoría de las cuales se gana las habichuelas en un empleo convencional y dedica a la cobertura de emergencias su tiempo libre. De ellas, cinco voluntarios conforman el núcleo operativo de la agrupación. Descuelgan el teléfono más por cortesía que por capacidad real para intervenir ante algún imprevisto. Sencillamente, porque no tienen medios a su disposición ni perspectiva de llegar a tenerlos.

«Un ejemplo. Tenemos tres vehículos, uno de pronta intervención y dos de personal. Pues bien, el Concello dispuso de uno de ellos en septiembre del 2017 para ponerlo en manos de la Policía Local», indican unos operarios que ya no ocultan ni su enfado ni su decepción. Más ejemplos. Los talkies con los que se comunican se antojan un milagro tecnológico, no tanto por su efectividad como por su inusitada longevidad, ya que no han sido repuestos en 22 años. Que esta gente cuenta con capacidad para ejecutar las más diversas intervenciones lo demuestran hechos como sus actuaciones a la hora de rescatar automóviles del río Ulla, gracias a las dos zódiac que poseen. Otra cosa es que tengan medios para pagar combustible.

«Somos una agrupación municipal, no somos una asociación, y así es como nos están tratando; somos parte de la estructura del Concello y necesitamos nuestro propio presupuesto», argumentan los voluntarios para concluir con una pregunta: «¿Es lógico que tengas que pagar de tu propio bolsillo un operativo? Pues así es como estamos».

La Voz de Galicia

Los “valeiros” levantan sus nasas butrón y constatan que “no hay anguila en el Ulla”.

Mantienen la esperanza de que aumente su presencia, y la de la lamprea, en próximos días.

Los integrantes del colectivo de valeiros acudieron ayer al río Ulla, casi de madrugada, para proceder al primer levantamiento oficial de nasas butrón en la presente temporada de anguila. Y tras hacerlo constataron la escasez de este producto, que se hace extensiva a la lamprea que tratan de capturar aguas arriba, a la altura de Pontecesures.

“No hay anguila en el Ulla”, aseguraba, resignado, uno de los pescadores que se centran esta campaña y largan sus aparejos en la zona próxima a las Torres do Oeste. Otro que lo hace cerca de Cortegada (Vilagarcía) regresaba a tierra con la misma resignación, al tiempo que coincidía al declarar que “tampoco estamos pescando lamprea”.

En cualquier caso el sector no desespera y aún confía en que las dos especies puedan hacer acto de presencia en los próximos días, aprovechando que el caudal del Ulla ha subido.

Faro de Vigo

Los “valeiros” aseguran que se mantiene la escasez de lamprea y aparece poca anguila.

Los pescadores hablan de “pobres capturas” en el Ulla y esperan que la subida del caudal les ayude -La actividad se intensifica en Pontecesures y desde Catoira hacia Cortegada.

Ayer comenzaba la campaña de pesca de anguila en aguas continentales -el río Ulla-, aunque a pesar del mal tiempo algunos pescadores ya la habían iniciado el viernes, coincidiendo con la apertura de la temporada en aguas marítimas -la ría-. Y lo que han visto tras los primeros lances de las nasas butrón y después de levantar las primeras caceas es que “este año tampoco hay anguila”.

Lo peor de todo, lamentan los pescadores de las cofradías de Rianxo y Carril que integran el colectivo de valeiros autorizados para la pesca de anguila -18 barcos y 37 tripulantes-, es que “por si no fuera suficiente con la escasez de anguila se mantiene la de lamprea”, detectada durante las últimas semanas en aguas de Pontecesures.

Ya se había explicado que la temporada de lamprea comenzó fuerte, con buenas y madrugadoras capturas, pero aquello se quedó en un espejismo, ya que el caudal del río bajó y el cartilaginoso pez dejó de aparecer.

Ahora los valeiros tienen la esperanza de que tras las últimas lluvias, una vez recuperado el nivel del agua, la lamprea empiece a remontar el cauce con mayor intensidad. Al igual que confían en conseguir ingresos extra dedicándose a la pesca de la anguila.

“Pero de momento ni una cosa ni la otra”, explicaban ayer algunos de los pescadores tras levantar las nasas butrón empleadas para pescar lamprea; antes de depositarlas nuevamente en el agua para dejarlas caladas hasta hoy y dirigirse río abajo para colocar también los aparejos de la anguila entre las Torres do Oeste (Catoira) y Cortegada (Vilagarcía).

Roberto, uno de los valeiros de Carril, levantó ayer las nasas de lamprea en Pontecesures -capturó tres ejemplares- antes de dirigirse río abajo para largar los aparejos de la anguila por primera vez esta temporada, respetando la fecha de apertura establecida por la Consellería de Medio Ambiente

Lo hizo a la altura de Abalo (Catoira), donde hoy estará de nuevo a eso de las seis de la madrugada para proceder a levantar esas nasas. “Y será entonces cuando veamos si hay anguila o no; si vale la pena seguir viniendo o hay que dedicarse a otra cosa”, reflexiona el pescador.

No cabe duda de tanto para él como para los demás valeiros la actividad ayer resultó frenética en el Ulla, aunque según el testimonio del propio sector ese esfuerzo no se ve reflejado en los resultados obtenidos.

Y es que si bien es cierto que ayer volvió a pescarse lamprea, los valeiros alegan que “son demasiado pocas y no hay suficientes para atender toda la demanda”.

El precio tampoco es tan alto como en otras ocasiones, ya que los ejemplares capturados “son de tamaño pequeño o mediano”, por lo que se despachan a entre 25 y 40 euros la pieza, lejos de los 50 o 60 euros que puedan pagarse por los ejemplares más grandes.

“Si no entra lamprea en abundancia es complicado encontrar piezas buenas”, esgrimen los pescadores mientras esperan a que las capturas de esta especie y de anguila aumenten.

Faro de Vigo

El valgués de 80 años muerto al volcar su tractor sufrió otro accidente igual en 2016.

Hace tres años el vehículo agrícola se precipitó a un cauce fluvial y le cayó encima, pero fue rescatado y todo se quedó en un susto -Esta vez, a escasos metros de ese lugar, murió en el acto.

Francisco Barreiro Cordo, de 80 años de edad y vecino de la parroquia de Cordeiro, en el Concello de Valga, perdió la vida ayer tras quedar atrapado bajo el tractor que conducía. Sucedió a escasos metros de su casa y del mismo lugar en el que sufrió un accidente casi idéntico en marzo de 2016, en aquella ocasión con la suerte de salir airoso.

La fatalidad quiso que perdiera la vida en circunstancias muy parecidas, con un accidente casi calcado al anterior, prácticamente a la misma hora que entonces, en la aldea de al lado y en una carretera que conocía a la perfección. Esta vez fue en Balleas, mientras que el suceso de 2016 tuvo lugar en Barcia.

Pasaba ligeramente de la una de la tarde cuando Francisco Barreiro Cordo salió de ese segundo lugar, donde está su casa, al volante de un tractor con el que se dirigía a una finca cercana. Era algo a lo que estaba acostumbrado, ya que pilotaba este tipo de vehículos desde hace más de tres décadas.

Cuando circulaba por una pista asfaltada del rural, parece que de pronunciada pendiente, la rueda delantera derecha se subió a un pequeño desnivel y el vehículo agrario volcó, atrapando debajo al octogenario.

Se dio la voz de alerta inmediatamente y al lugar se desplazaron vecinos, amigos, familiares y efectivos del Grupo de Emergencias Supramunicipal (GES) de Valga y de Bombeiros Vilagarcía. Pero ya nadie pudo hacer nada por salvarle la vida. Había muerto prácticamente en el acto.

El rescate del cadáver resultó laborioso, debido al peso del tractor y lo poco accesible que resultaba el terreno.

Aunque quizás mucho más complicado había resultado el operativo hace tres años, después de que el tractor de Francisco Barreiro Cordo cayera al río. La diferencia es que entonces este conocido vecino de Valga sí pudo contarlo.

Tenía 77 años cuando sufrió aquel aparatoso accidente de circulación con su tractor, el cual durante unos minutos lo mantuvo aprisionado -aplastándole una pierna- en el cauce del Louro.

Tuvo suerte, pero sobre todo le ayudó el hecho de que el caudal de este afluente del río Ulla fuera muy bajo después de un tiempo sin llover, lo cual evitó que muriera ahogado y propició que los servicios de emergencias lo sacaran de debajo del tractor con rapidez.

Con ayuda de la grúa de un camión había sido posible levantar unos centímetros el tractor para facilitar el rescate Francisco Barreiro Cordo y poder trasladarlo en la ambulancia que esperaba sobre el puente.

De ahí que solo sufriera cortes y magulladuras, de los que fue tratado en el centro de salud de Valga y, posteriormente, en el Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela.

Desde allí el propio Francisco Barreiro declaraba a FARO DE VIGO que se encontraba bien y que todo había sido “un susto”.

“Me duele la pierna, pero estuve consciente y espero volver pronto a casa”, manifestaba el herido apenas tres horas después de aquel suceso.

Ayer, como queda dicho, este experimentado conductor de tractores no tuvo la misma suerte que entonces y falleció cuando hacía algo que le gustaba y muy cerca de su seres queridos.

Hace tres años no fue necesario usar el helicóptero medicalizado que se había desplazado hasta el lugar para rescatarlo. Ayer ni siquiera dio tiempo a que la aeronave acudiera a Valga porque el conocido vecino de Barcia falleció inmediatamente.

Faro de Vigo