Tercera denuncia en Padrón por saltarse las normas del estado de
alerta. La Policía Local denunció en la tarde del lunes a un joven que
estaba en grupo con otros en la zona del lavadero del lugar de
Extramundi de Arriba, fumando marihuana. Al ver a la patrulla de la
Policía Local, el grupo se disolvió y los jóvenes echaron a correr, pero
la Policía Local logró retener a uno de ellos, que acabó denunciando
por desobediencia. Tiene 21 años, es de Pazos y alegó que se asfixiaba
en casa.
Por otra parte, el Ejército se ha desplegado hoy en las
calles de Padrón. En principio, es un grupo de entre 8 y 10 militares
que también recorrerá las zonas más más alejadas del casco urbano, como
las parroquias del rural.
Además, la Policía Local de Padrón ha convocado para las ocho de esta tarde una concentración de fuerzas de seguridad y servicios emergencia en el entorno del centro de salud de la capital del Sar, como muestra de agradecimiento al personal sanitario por su labor en esta pandemia. Además del cuerpo local de seguridad, están convocados, en la medida de sus posibilidades a esa hora, Guardia Civil, ambulancia del 061 con base en Padrón, Grupo de Emerxencias Supramunicipal (GES) y Protección Civil.
Andrés Quintá Cortiñas está ingresado en el Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela. El afamado empresario, cabeza visible de Extrugasa y el Grupo Quintá, dio positivo por coronavirus Covid-19.
La familia dice que no es grave, pero la preocupación existe en el Concello de Valga,
donde está plenamente asentado, como hijo adoptivo, y donde montó su
imperio. Pero también en localidades vecinas como Padrón, donde nació, y
en otros muchos municipios de las comarcas de Caldas,
Barbanza, O Sar, Santiago y O Salnés, a las que está estrechamente
ligado profesionalmente y a las que pertenecen muchos de los más de setecientos trabajadores de su industria.
La
noticia sobre la hospitalización del laureado empresario se extendió
rápidamente en las últimas horas, sobre todo porque la plantilla de
Extrugasa está al tanto de ello y no deja de interesarse por su estado
de salud, al igual que hacen desde el Concello de Valga.
Hay que tener presente que Andrés Quintá es un hombre muy popular que además tiene una importante presencia mediática en la actividad cultural, social y económica del Bajo Ulla y de toda Galicia.
Una de sus últimas apariciones públicas, el mes pasado
Sin
ir más lejos, a principios del mes pasado participó en el almuerzo
oficial que organiza cada año el Concello de Valga para reunir a
empresarios y políticos; un encuentro de confraternidad que contó con la
presencia de algunos de los más importantes patronos de la comarca,
como siempre arropados por alcalde, José María Bello Maneiro, y esta vez
también por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y el conselleiro de Economía.
Quintá se mostró entonces tan activo como lo fue siempre. Y se dejó ver como es, un hombre extrovertido, campechano y sencillo, al que le gusta hablar de historia y recordar cómo levantó su imperio, capaz de exportar a medio mundo el 60% de su producción para dar servicio a sectores como el naval, ferroviario, industrial, aeronáutico, arquitectura o construcción.
Un referente en Galicia
A
base de esfuerzo, Andrés Quintá se convirtió en uno de los empresarios
más importantes de Galicia, situando a su empresa estandarte, Extrugasa,
entre las más significativas del mundo dentro de su sector, el de extrusionados de aluminio.
A
través de dicha firma y del Grupo Quintá, el afamado empresario también
se convirtió en un importante benefactor, colaborador habitual del
Concello de Valga en todo tipo de iniciativas socioculturales, al igual que patrocinador de clubes de fútbol y baloncesto, entre otras disciplinas deportivas.
En las fiestas populares y con la cultura
Es un hombre que disfruta asistiendo a fiestas
como la de la empanda de maíz, en la parroquia valguesa de Cordeiro, y a
la exaltación anual de la anguila y la «caña do país», también en
Valga.
El artífice del
imperio Quintá es, en definitiva, un hombre del pueblo que participa
activamente del día a día de su localidad y de la comarca.
Un hombre que presume de haber disfrutado siendo joven «de la buena música de las verbenas, reuniones y comidas familiares y con amigos«,
de ahí que no dude en respaldar este tipo de acontecimientos que, como
la Mostra da Caña do País, «nos dan un respiro y ayuda necesaria para
continuar luchando y trabajando».
Quintá en la fiesta de su 80 cumpleaños, el pasado verano.
Un hombre concienciado
«Las fiestas gastronómicas son un importante difusor de los productos ecológicos que deberían marcar la base de una alimentación sana», explicaba Andrés Quintá en una entrevista concedida a FARO el pasado verano.
Y abundaba en ello diciendo que es «una de las asignaturas pendientes de este siglo, en las que el sobrepeso y la obesidad infantil son verdaderas epidemias causadas por una alimentación precaria a base de alimentos ultra-procesados».
Promotor turístico del Concello
Se pronunciaba así con tanta firmeza como la que emplea cuando promociona turística y empresarialmente al Concello de Valga.
Una postura que, en buena lógica, mantiene al referirse a su buque insignia, Extrugasa; empresa en la que «siempre nos hemos preocupado por luchar a diario e invertir los beneficios de nuestra facturación en investigación y desarrollo de nuevos productos demandados por el mercado».
Quintá, al lado del alcalde, en la pasada comida de Navidad.
Ese
es Andrés Quintá, un hombre que tanto habla de la siembra del trigo en
una parcela de Valga, para enseñar a los niños cómo se cultivaba el
campo antaño, como de las exportaciones de aluminio realizadas por su
empresa a medio centenar de países.
«Esfuerzo, modestia y aprendizaje»
Y
es que «Extrugasa surgió del esfuerzo de personas emprendedoras con
visión de innovación que supimos adaptarnos a la transformación de la
industria y arquitectura», enfatiza el empresario siempre que tiene
oportunidad.
Lo tiene claro,
como claro tiene el secreto de su éxito: «Modestia, aprendizaje y
esfuerzo». Esas son las «guías fundamentales para lograr el éxito «
de las que suele hablar para referirse a la filosofía de su empresa,
asentada en un espacio de 400.000 metros cuadrados, con 112.000
construidos, en el que se generan 750 empleos directos y se facturan más de cien millones de euros al año.
Pero
Andrés Quintá no solo piensa en su pueblo y su empresa. También se
implica al máximo en el desarrollo de su comarca y de toda Galicia.
Prueba de ello es que, como presidente de la asociación empresarial del
Ulla-Umia, en el almuerzo de trabajo desarrollado en febrero ya expuso
al presidente de la Xunta que es fundamental «lograr una mayor internacionalización de nuestra actividad empresarial y prestigiar la marca Galicia y la marca España»,
lo cual se logra, a su juicio, «a base de la cultura del trabajo y de
la calidad de nuestros productos, planificando el futuro de nuestra sociedad a partir de la educación y la formación«.
Formación
Defendía así el papel del binomio Universidad-Empresa,
convencido de que «deben ir de la mano para adecuar la preparación de
nuestros jóvenes a las necesidades del mañana de nuestras empresas».
Esto lo llevaba a reivindicar más inversión en I+D+i, tratando de «convertir
nuestras facultades de Ingeniería en auténticos laboratorios
tecnológicos que eviten la llamada fuga de cerebros hacia la
emigración».
Andrés Quintá incluso animaba entonces a los demás empresarios a «asistir a ferias internacionales, muestras tecnológicas, simposios formativos y centros expositivos de interés mundial «. Es decir, a «salir, ver mundo y conocer lo que hacen otros para inspirarnos en ellos y superarlos».
Reclamaciones ante Feijóo
En
aquella ocasión Quintá también reclamó a Feijóo medidas de apoyo a los
emprendedores y la concesión de premios a la exportación. Además de
quejarse de las «enormes cargas fiscales y burocráticas que asfixian a empresarios y trabajadores».
Por
todas estas razones, y muchas más, Andrés Quintá es un empresario de
éxito cuyo estado de salud preocupa a muchos ciudadanos.
Por el momento, lo que sostienen en la propia empresa y en el Concello de Valga es que está estable, dentro de la gravedad de la situa
Andrés Quintá Cortiñas está ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela. El afamado empresario, cabeza visible de Extrugasa y el Grupo Quintá, dio positivo por coronavirus COVID_19, por lo que permanece entubado en la citada unidad médica en estado grave.
La preocupación es máxima en el Concello de Valga, donde está plenamente asentado, como hijo adoptivo, y donde montó su imperio.
Pero también en localidades vecinas como Padrón, donde nació, y en otros muchos municipios de las comarcas de Caldas, Barbanza, O Sar, Santiago y O Salnés,
a las que está estrechamente ligado profesionalmente y a las que
pertenecen muchos de los más de setecientos trabajadores de su
industria.
La noticia sobre la hospitalización del laureado empresario
se extendió rápidamente en las últimas horas, sobre todo porque la
plantilla de Extrugasa está al tanto de ello y no deja de interesarse
por su estado de salud, al igual que hacen desde el Concello de Valga.
Hay que tener presente que Andrés Quintá es un hombre muy popular que además tiene una importante presencia mediática en la actividad cultural, social y económica del Bajo Ulla y de toda Galicia.
Una de sus últimas apariciones públicas, el mes pasado
Sin ir más lejos, a principios del mes pasado participó en el almuerzo oficial que organiza cada año el Concello de Valga para reunir a empresarios y políticos; un encuentro de confraternidad que contó con la presencia de algunos de los más importantes patronos de la comarca,
como siempre arropados por alcalde, José María Bello Maneiro, y esta
vez también por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y el
conselleiro de Economía.
Quintá se mostró entonces tan activo como lo fue siempre. Y se dejó ver como es, un hombre extrovertido, campechano y sencillo,
al que le gusta hablar de historia y recordar cómo levantó su imperio,
capaz de exportar a medio mundo el 60% de su producción para dar
servicio a sectores como el naval, ferroviario, industrial, aeronáutico,
arquitectura o construcción.
Un referente en Galicia
A
base de esfuerzo, Andrés Quintá se convirtió en uno de los empresarios
más importantes de Galicia, situando a su empresa estandarte, Extrugasa, entre las más significativas del mundo dentro de su sector, el de extrusionados de aluminio.
A través de dicha firma y del Grupo Quintá, el
afamado empresario también se convirtió en un importante benefactor,
colaborador habitual del Concello de Valga en todo tipo de iniciativas
socioculturales, al igual que patrocinador de clubes de fútbol y baloncesto, entre otras disciplinas deportivas.
En las fiestas populares y con la cultura
Es
un hombre que disfruta asistiendo a fiestas como la de la empanda de
maíz, en la parroquia valguesa de Cordeiro, y a la exaltación anual de
la anguila y la «caña do país», también en Valga.
El artífice del imperio Quintá es, en definitiva, un hombre del pueblo que participa activamente del día a día de su localidad y de la comarca.
Un hombre que presume de haber disfrutado siendo joven «de la buena música de las verbenas, reuniones y comidas familiares y con amigos«,
de ahí que no dude en respaldar este tipo de acontecimientos que, como
la Mostra da Caña do País, «nos dan un respiro y ayuda necesaria para
continuar luchando y trabajando».
Quintá en la fiesta de su 80 cumpleaños, el pasado verano.
Un hombre concienciado
«Las
fiestas gastronómicas son un importante difusor de los productos
ecológicos que deberían marcar la base de una alimentación sana»,
explicaba Andrés Quintá en una entrevista concedida a FARO el pasado
verano.
Y abundaba en ello diciendo que es «una de las asignaturas pendientes de este siglo, en las que el sobrepeso y la obesidad infantil son verdaderas epidemias causadas por una alimentación precaria a base de alimentos ultra-procesados».
Promotor turístico del Concello
Se pronunciaba así con tanta firmeza como la que emplea cuando promociona turística y empresarialmente al Concello de Valga.
Una postura que, en buena lógica, mantiene al referirse a su buque insignia, Extrugasa; empresa en la que «siempre nos hemos preocupado por luchar a diario e invertir los beneficios de nuestra facturación en investigación y desarrollo de nuevos productos demandados por el mercado».
Quintá, al lado del alcalde, en la pasada comida de Navidad.
Ese
es Andrés Quintá, un hombre que tanto habla de la siembra del trigo en
una parcela de Valga, para enseñar a los niños cómo se cultivaba el
campo antaño, como de las exportaciones de aluminio realizadas por su
empresa a medio centenar de países.
«Esfuerzo, modestia y aprendizaje»
Y
es que «Extrugasa surgió del esfuerzo de personas emprendedoras con
visión de innovación que supimos adaptarnos a la transformación de la
industria y arquitectura», enfatiza el empresario siempre que tiene
oportunidad.
Lo tiene claro, como claro tiene el secreto de su éxito: «Modestia, aprendizaje y esfuerzo». Esas son las «guías fundamentales para lograr el éxito»
de las que suele hablar para referirse a la filosofía de su empresa,
asentada en un espacio de 400.000 metros cuadrados, con 112.000
construidos, en el que se generan 750 empleos directos y se facturan más
de cien millones de euros al año.
Pero Andrés Quintá no solo piensa en su pueblo y su empresa. También se implica al máximo en el desarrollo de su comarca y de toda Galicia.
Prueba
de ello es que, como presidente de la asociación empresarial del
Ulla-Umia, en el almuerzo de trabajo desarrollado en febrero ya expuso
al presidente de la Xunta que es fundamental «lograr una mayor internacionalización de nuestra actividad empresarial y prestigiar la marca Galicia y la marca España»,
lo cual se logra, a su juicio, «a base de la cultura del trabajo y de
la calidad de nuestros productos, planificando el futuro de nuestra
sociedad a partir de la educación y la formación».
Formación
Defendía
así el papel del binomio Universidad-Empresa, convencido de que «deben
ir de la mano para adecuar la preparación de nuestros jóvenes a las
necesidades del mañana de nuestras empresas».
Esto lo llevaba a reivindicar más inversión en I+D+i, tratando de «convertir nuestras facultades de Ingeniería en auténticos laboratorios tecnológicos que eviten la llamada fuga de cerebros hacia la emigración».
Andrés Quintá incluso animaba entonces a los demás empresarios a «asistir a ferias internacionales, muestras tecnológicas, simposios formativos y centros expositivos de interés mundial». Es decir, a «salir, ver mundo y conocer lo que hacen otros para inspirarnos en ellos y superarlos».
Reclamaciones ante Feijóo
En
aquella ocasión Quintá también reclamó a Feijóo medidas de apoyo a los
emprendedores y la concesión de premios a la exportación. Además de
quejarse de las «enormes cargas fiscales y burocráticas que asfixian a
empresarios y trabajadores».
Por todas estas razones, y muchas más, Andrés Quintá es un empresario de éxito cuyo estado de salud preocupa a muchos ciudadanos.
Por el momento, lo que sostienen en la propia empresa y en el Concello de Valga es que está estable, dentro de la gravedad de la situación.
El concello de Padrón acordó ayer la suspensión de las fiestas de Pascua 2020 mientras permanezca en vigor el estado de alarma declarado en todo el país debido a la pandemia del coronavirus. Con ello se pretende salvaguardar la salud y la seguridad de los ciudadanos y contener la enfermedad.
Tras un periplo por médicos, el domingo Sanidad le confirmó el positivo // «Sigo todas las indicaciones, no he contagiado a nadie».
Es el primer infectado por el coronavirus del que se tiene
conocimiento en la comarca de Caldas, aunque su contagio no se produjo
aquí, sino en Madrid, donde vive y trabaja. Se trata de Anxo Moreiras,
un joven de 21 años al que el domingo pasado, y tras un periplo por
médicos y ambulatorios, el Ministerio de Sanidad le confirmó que había
dado positivo en el test del covid-19. Tras hablar con sus padres,
decidió que lo mejor era pasar la cuarentena en el domicilio familiar,
en Pontecesures, donde permanece confinado desde el lunes.
El
joven, que hubiera preferido permanecer en el anonimato, cuenta su
historia con todo detalle. Vive, con otros compañeros de piso, en el
barrio madrileño de Malasaña, y su calvario empezó hace ya diez días.
«El miércoles de la semana pasada cuando iba para el trabajo me encontré
mal y decidí ir al centro médico de la calle Sepúlveda. Allí el médico
me dijo que era un cuadro vírico. Al día siguiente me fui a trabajar,
pero las molestias eran peores. El jueves empezaba a tener fiebre y me
dolía la garganta. Volví al ambulatorio y me dijeron que tenía placas y
me mandaron antibióticos».
Su estado empeoró el viernes y el sábado, hasta que el domingo
se asustó. «Me desperté a las 6.30 de la mañana con pulsaciones muy
altas y muchos temblores, así que llame al 061, pero me dijeron que
volviera a mi centro de salud, y allí el médico decidió llamar a una UVI
móvil. No se ponían de acuerdo, y no me querían mandar al hospital, así
que fui por mi cuenta al Hospital San Carlos. Allí me hicieron una
placa y una analítica y salí con una cuarentena preventiva».
En el hospital no le confirmaron si se había contagiado con el
coronavirus, «incluso me dijeron que podía volver a la casa de mis
padres tomando precauciones, como ponerme la mascarilla» relata. El
mismo domingo le llamaba el Ministerio de Sanidad para confirmar que
había dado positivo en el test del covid-19. Como no le prohibieron
viajar, decidió junto a sus padres que pasaría en mejores condiciones la
cuarentena en el domicilio familiar. «Y desde el lunes estoy en
Pontecesures. No salgo de la habitación para nada, por precaución,
usamos platos desechables, no mantenemos ningún tipo de contacto.
Llevamos las medidas de prevención al extremo para evitar problemas. Ni
mis padres ni mi hermana se han contagiado», asegura.
Aunque los médicos le dijeron que 24 horas después de no tener
ningún síntoma podría ya salir a la calle, «prefiero esperar, por
responsabilidad y precaución unos cuantos días». «Ahora estoy
asintomático, me encuentro bien, pero mientras no me den de alta
prefiero estar tranquilo. Sigo manteniendo contactos con mis médicos y
también con el hospital de Santiago».
Anxo quiere mandar un mensaje de tranquilidad. «Yo a los ciudadanos les recomiendo calma. Esto no dejar de ser una gripe y no hace falta una histeria colectiva, porque con eso corremos el peligro de que la Sanidad se sature, se colapse, y eso si que sería más peligroso».
Se contagió en Madrid y viajó el domingo hasta su tierra natal, a orillas del Ulla, en transporte público.
Se contagió en Madrid hace días y
regresó «en transporte público» a su tierra natal para pasar la
cuarentena. Es Anxo Moreiras, un joven de Pontecesures con coronavirus
que pasa las horas metido en su habitación, de la que no sale porque no
quiere contagiar a nadie.
«Mis padresme
dejan una bandeja con comida y todo lo que necesito en la puerta de mi
habitación; cuando se van la abro un poco, siempre con la mascarilla
puesta, recojo lo que me dejaron y vuelvo a cerrar», explica.
«Limpiamos
el pasillo con desinfectante varias veces al día y tomamos todas las
medidas necesarias, por eso quiero decir a la gente que puede estar
tranquila y calmada, ya que no voy a contagiar a nadie ni soy un
monstruo», manifiesta este joven de 21 años.
Todo
empezó el miércoles de la semana pasada cuando salió de trabajar, en
Madrid. Eran las 17.30 horas y se sintió mal, «como con gripe«, por lo que decidió acudir al centro de salud.
Lo
atendió una médica que estaba de guardia «que me dijo que tenía un
cuadro vírico sin mayor importancia y me recetó paracetamol».
Al
día siguiente volvió a su puesto de trabajo, pero tuvo que irse antes
de tiempo «porque me encontraba muy mal», asegura. Así que regresó al
médico «y me dijeron que tenía placas en la garganta, recetándome esta
vez un antibiótico».
150 pulsaciones por minuto
Así
estuvo hasta el domingo, cuando su situación empeoró de manera notable.
Despertó de madrugada «con 150 pulsaciones por minuto y fuertes
temblores». Lo que hizo fue telefonear al 061 «y me dijeron que acudiera
al centro médico».
Una vez
allí «llamaron a una UVI móvil, y el médico de esta unidad y el del
ambulatorio no se ponían de acuerdo, ya que uno decía que no tenía
síntomas claros y el otro creía que tenía que irme al hospital
rápidamente».
Platos desechables
Así
que cogió un taxi y se fue al centro hospitalario, «donde me hicieron
todo tipo de pruebas y comprobaron que mis marcadores víricos estaban
muy alterados, aunque sin concretar si se trataba de coronavirus o no,
por lo que me dijeron que podía salir a la calle e incluso que podía
regresar a casa de mis padres si tomaba precauciones, como ponerme la mascarilla», relata.
Fue lo que hizo. Anxo Moreiras senín dejó la capital para tratar de curarse en su vivienda del Ullán, donde cumple un estricto aislamiento domiciliario.
«No salgo de la habitación para nada, por precaución,
usamos platos desechables, no mantenemos ningún tipo de contacto, salvo
el telefónico y, en definitiva, elevamos las medidas de prevención al
extremo para evitar problemas«, relata el joven desde su «retiro».
Añade el pontecesureño contagiado por el Covid-19 que los médicos, con los que habla por teléfono y que le confirmaron desde Madrid que ha dado positvo, le dicen que cuando ya no tenga síntomas solo tiene que esperar 24 horas antes de volver a salir a la calle. «Pero eso me da igual, porque tengo pensado esperar dos o tres días, para evitar problemas mayores».