Cualquier rincón es mejor que pasar por la taquilla de los aparcamientos privados o públicos de la ciudad. Esto es lo que piensan los cientos de conductores que recurren cada día al lugar más insospechado de la ciudad para dejar su coche, y evitar así tener que pagar por aparcar. La práctica de estacionar en fincas sin acondicionar, en tierra, llenas de grandes baches y embarradas, no es ni mucho menos exclusiva de Santiago. ¿Quién no ha dejado su turismo en una de las numerosas «leiras párking» de Padrón cada mañana de domingo? ¿Quién no ha aparcado su vehículo en alguno de esos solares cuando acude a cualquiera de las innumerables fiestas de la geografía gallega? La diferencia entre estas y las de Santiago está en el coste. En las primeras se pagan dos o tres euros por todo el día. Pero en Compostela son gratuitas.Las «leiras párking» están por toda la ciudad. Prácticamente, cada barrio tiene la suya. En este chequeo nos centramos únicamente en las que concentran un mayor número de coches por estar situadas en el entorno de edificios administrativos o cerca de áreas comerciales. La mayoría de ellas están saturadas durante la jornada matinal, y se van desocupando poco a poco después de las tres de la tarde, aunque siempre quedan algunos vehículos fuera de las horas de más demanda e incluso en fin de semana. Curiosamente, algunas «leiras párking», como las de San Lázaro, están relativamente cerca de la gran explanada del campo de fútbol y su aparcamiento, sin embargo, está prácticamente vacío muchas horas al día.
Uno de los espacios más utilizados es el terreno situado entre las rúas O Vieiro y Fontes de Sar. En los días laborables es muy difícil conseguir un sitio libre a media mañana, y cuando toca partido del Obradoiro el lleno es total. Tampoco es fácil aparcar en otros dos pequeños espacios ubicados entre el Camiño Francés y la rúa Lisboa, y eso a pesar de que las irregularidades del terreno obligan a tener mucha destreza y poco apego al coche. Pero todavía menos cariño parecen tener a su vehículo los que se atreven a aparcar en una finca situada frente al Cersia, a la que es difícil acceder sin poner en riesgo los neumáticos.En las inmediaciones de las piscinas de Sar, también se localiza una «leira párking» en la rúa Brañas de Sar. Y, hasta no hace mucho, la finca colindante a las instalaciones acuáticas era otro de los nichos de estacionamiento, que se cerró al colocarse unos grandes bloques de piedra que impiden el paso.
Otro espacios conquistado por los cazadores de estos párkings improvisados está en el entorno del aparcamiento del viaducto del tren, que funciona casi sin rotación, lo que obliga a los conductores a improvisar espacios en zonas plagadas de maleza.
La Voz de Galicia