Ni el Concello tiene dinero para mantenerla, ni la mezcla de aguas fecales y pluviales permite su uso. Pontecesures interpreta desde hace 12 años un canto al esperpento junto a su depuradora
Si alguien cayó en la cuenta de que la casa se estaba empezando por el tejado, desde luego cerró la boca y dejó que el entonces alcalde de Pontecesures, el popular José Piñeiro, y Manuel Fraga inaugurasen en 1995, sin mayor problema, la depuradora de aguas construida por la Xunta. Pero ese problema existía. Hasta el punto de que, doce años después, Augas de Galicia y el gobierno municipal, liderado desde 1999 por el nacionalista Luis Álvarez Angueira, se las ven y se las desean para tratar de poner en marcha la estación que debería limpiar de vertidos el último tramo del Ulla antes de su desembocadura en la castigada ría de Arousa.