Solo Pontecesures mantiene más jovenes que mayores.

Se perciba con mayor o menor intensidad en la calle, la sociedad gallega está siendo corroída por un fenómeno silencioso que ataca su misma base: un envejecimiento pertinaz que no deja de socavar los cimientos de la pirámide demográfica, hoy convertida en una especie de jarrón que no para de crecer por arriba, mientras enflaquece hasta extremos verdaderamente desestabilizadores por abajo. Los últimos índices que el Instituto Galego de Estatística ha hecho públicos, cuya referencia se sitúa en el 2021, permiten establecer comparaciones harto preocupantes con respecto a lo que ha sucedido en las dos últimas décadas. La ola golpea incluso a los territorios a los que se suele atribuir una mejor salud demográfica dentro de la comunidad, como las Rías Baixas, y, en concreto, los once municipios que conforman Arousa. En todos ellos, el número de personas que superan los 65 años rebasa ya con claridad al de quienes tienen menos de veinte años. Aunque hay una excepción, Pontecesures, también allí el saldo positivo se está estrechando hasta tener los días contados.

El análisis de los datos indica que, por lo que respecta a los índices de población, todo se ha invertido en Arousa en los últimos veinte años. En el 2001, solo un municipio de los once mostraba un mayor porcentaje de habitantes mayores que de jóvenes y niños. Era Meis, donde el 19,5 % de sus vecinos tenían menos de veinte años, mientras el 21,3 % superaban los 65. Ahora, queda dicho, lo que constituía una excepción se ha transformado en norma, y solo Pontecesures mantiene más jóvenes, 578, que mayores, 572. Aunque es fácil concluir que esa diferencia positiva de seis personas pronto será absorbida por este proceso de envejecimiento generalizado.

Los datos del desequilibrio

El balance conjunto de los once concellos indica que en Arousa viven hoy 18.130 niños y jóvenes frente a 23.942 personas mayores que han sobrepasado la clásica edad de la jubilación. Se trata de una brecha de 5.812 arousanos, que desequilibra la pirámide poblacional sin que, de momento, nadie haya dado con la fórmula para al menos frenar un fenómeno que avanza año a año.

Buscar otro indicador, el de la edad media, por ejemplo, no hace sino reforzar una impresión deprimente. En las mismas dos décadas, los arousanos han envejecido seis años, hasta rebasar hoy los 46 años como promedio, con cuatro municipios en los que la población jubilada supone ya la cuarta parte del total. En el 2001, este particular listón todavía no había alcanzado los 40 años.

PROPIA

No hace falta insistir en que una población excesivamente envejecida acarrea toda una serie de problemas vinculados, directamente, con la protección que proporcionan el estado del bienestar, los servicios sociales y la sanidad. Otro de los fenómenos paralelos a los que contribuye este proceso —aunque evidentemente en él se conjugan otros factores— es el incremento del número de personas mayores que viven solas. Los datos que facilita el área de Servizos Sociais de Vilagarcía de Arousa dejan claro que su cifra tampoco deja de crecer en la capital arousana. Es posible, por ejemplo, analizar qué ha sucedido a lo largo de los dos últimos años, marcados por la pandemia que desató el coronavirus. A estas alturas del 2022 habitan en la capital arousana 148 mayores solos más que a finales del 2019, cuando el covid todavía era un rumor que llegaba desde China.

Las cifras redondas de la soledad por encima de los 65 años se concretan en estos momentos en 1.859 vilagarcianos. Si a finales del 2019 su número era de 1.711, la conclusión es que la cifra de ciudadanos en esta situación se ha incrementado en un 7,9 %. Por su parte, el tramo de población más mayor, viva o no en soledad, está representado por 8.458 personas, 353 más que al inicio de la pandemia. Un sencillo cálculo proporcional muestra que una de cada cinco personas mayores en Vilagarcía vive sola.

El escudo de protección

Aunque por supuesto no existe una asociación automática entre mayor edad y vulnerabilidad, la lógica del paso del tiempo sitúa a este colectivo en un mayor riesgo de exposición. En plena pandemia, los servicios municipales levantaron un escudo que integraban una treintena de personas pertenecientes a las áreas de Servizos Sociais, Igualdade y el SPAD. A ellos se unían la gente de Cáritas y de la Cruz Roja, con prestaciones como el comedor sobre ruedas y el dispositivo de teleasistencia. Aunque el covid se retire, las necesidades que cubrían parecen ya endémicas.


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Recupéranse dous servizos ferroviarios. Dende mañá haberá tren a Santiago ás 8:05 h. e a Vilagarcía ás 15:21 h.

É unha moi boa nova porque a partír de mañá luns, 7 de marzo, teremos un tren que sae para Santiago ás 8:05 h. chegando á capital de Galicia ás 8:27 h. En sentido contrario teremos un tren que sae de Santiago ás 15:00 h. e pasa por Pontecesures ás 15:21 h. para dirixirse logo a Vilagarcía, Pontevedra e Vigo.

Ámbolos dous servizos son fundamentais, pero sobre todo o das 8:05 h. para Santiago. Levamos case dous anos sen este servizo que era un dos máis utilizados por estudantes, traballadores e veciños en xeral.

As queixas e xestións de usuarios e colectivos diante de Renfe Comercial van dando froitos e iso sempre é de agradecer.

Só Pontecesures e Cambados esquivan os malos datos do paro en febreiro.

Galicia pechou o mes de febreiro dividida no tocante ao comportamento do paro rexistrado nas oficinas públicas de emprego. Con moitas das súas comarcas conseguindo reducir as listaxes de veciños na procura dun contrato e moitas outras experimentando o comportamento contrario. Entre estas últimas, que acabaron elevando en 577 o número de desempregados totais na comunidade, figura o conxunto dos once concellos da banda sur da ría de Arousa e o interior do Salnés. Coas únicas felices excepcións de Pontecesures, no que o número de desocupados apuntados nas oficinas públicas de emprego foron 7 menos, pasando de 205 a 198, e Cambados, no que a variación foi de 6 persoas, das 910 de xaneiro ás 904 do último mes.

No polo oposto, Vilagarcía encabezou, en canto a números brutos se refire, a listaxe de aumento de paro na zona, con 59 cidadáns máis na procura dun traballo ao pasar de 2.949 en xaneiro a 3.008 en febreiro. Vilanova de Arousa sumou 33 máis (de 628 a 661), a mesma cifra có Grove (de 912 a 945), polos 32 de Meaño (303 a 335). En Valga aumentaron en 16 o número de parados (de 331 a 347), en 12 en Catoira (de 192 a 204) e en Meis (de 270 a 282), en 4 en Ribadumia (de 268 a 272) e en 2 na Illa (de 245 a 247).

En total, o conxunto dos once municipios da contorna pasaron de 7.213 persoas na procura dun posto de traballo en xaneiro ás 7.403. Isto é, 190 máis, cun incremento mensual do 2,63 %. Con todo, a comparativa anual mantén a tendencia netamente positiva dos últimos meses, non xa só respecto a febreiro do 2021, cando eran 8.815 parados, 1.412 máis ca agora, senón mesmo tamén respecto a febreiro do 2020, o último mes prepandemia, cando eran 8.097, 694 máis.

La Voz de Galicia

Este es el dinero que los concellos arousanos dejaron de destinar a licitar obras durante la pandemia.

Apunto de cumplirse dos años del primer confinamiento domiciliario de la historia moderna del país con el que arrancaba en España el contador de la era pandémica, datos como los proporcionados por la Federación Gallega de la Construcción (Fegacons) reflejan el impacto que la lucha contra el covid-19 ha tenido en las dinámicas de gasto de la administración local. Con buena parte de los concellos volcados en ayudar a paliar los efectos adversos de la pandemia sobre el día a día y la economía doméstica de sus vecinos más vulnerables, pero también sobre sectores tan duramente golpeados como la hostelería, la obra pública local parece haber sido sino la mayor, sí una de las grandes paganas de dicho escenario.

Casi 6 millones de euros menos destinaron el conjunto de los once municipios del sur de la ría de Arousa y el corazón de O Salnés a licitación de obras el año pasado respecto al 2019, el último ejercicio libre de covid-19. Concretamente, fueron 5.990.546,48 euros de diferencia entre los 13.940.505,16 sumados por las diferentes administraciones locales de la comarca en el año que precedió a la explosión de la pandemia y los 7.949.958,68 del 2021.https://imasdk.googleapis.com/js/core/bridge3.502.0_es.html#goog_630540846PUBLICIDAD 

El comportamiento de los concellos en este capítulo ha sido, no obstante, extremadamente desigual. Cierto es, y como resulta lógico a tenor del balance global, son mayoría en los que la obra pública local licitada se desplomó. Con O Grove, que pasó de los 5.048.456,82 euros del 2019 a 1.156.739,07 del 2021, un -77,1 %, y A Illa de Arousa, de 1.350.827,53 a 327.318,61, un -75,77 %, a la cabeza. En el mismo grupo aparecen Meis, que tras invertir en obras 638.655,63 euros en el 2019 solo destinó 332.555,57 el año pasado (-47,9 %), Vilanova de Arousa, con 960.444,56 frente a 658.874,86 (-31,4 %), o Ribadumia, que tras licitar inversiones por 539.308,56 euros en el 2019 no habría destinado ni un euro en los dos últimos ejercicios, según la información manejada por la Federación Gallega de la Construcción.

Singular es el comportamiento registrado en Pontecesures y Vilagarcía de Arousa, con fuerte aumento del gasto de obra licitada en el 2020 y brusca caída en el 2021, incluso por debajo del 2019. Así, en el concello del Baixo Ulla dicho capítulo ascendió en el último año prepandémico a 378.596,91 euros, subió a 648.109,37 el ejercicio siguiente y bajó a 297.984,06 el año pasado. Siguiendo el mismo orden, en la capital arousana los importes fueron de 2.928.782,62 euros, 3.771.312,20 y 1.129.900,17.

Pero también encontramos en el sur de Arousa ayuntamientos que escaparon de la tendencia negativa predominante. A la cabeza de este grupo aparecen Cambados, con 391.426,36 euros de obra licitada en el 2019, 650.081,91 en el 2020 y 1.032.592,15 en el 2021, un 163,8 % más en dos años, y Meaño: 445.175,07, 924.250,35 y 1.044.655,65 (+134,66 % respecto al 2019). Completan los concellos en positivo Valga, con 642.295 euros más de licitación en el 2021 respecto al 2019 (1.733.194,94 frente a 1.090.899,92, +58,9 %) y Catoira, que con su única obra licitada, con 236.143,60 euros para la reforma del campo de fútbol de As Lombas, mejoró en un 40,6 % los 167.931,18 euros que había invertido el último año precovid-19. 

PROPIA

Obras de más de 250.000 euros

Durante el año pasado, solo cuatro obras licitadas por los concellos arousanos superaron el umbral del cuarto de millón. La renovación de servicios y humanización de la calle Sobrán en Vilagarcía (600.715,23 euros), la construcción del auditorio y la escuela de música de O Grove (587.364,34), la ejecución de la segunda fase de la dotación de servicios y pavimentación en la PO-190 en Valga (531.498,30) y la fase 1 de la apertura y urbanización del vial Iglesia-Lores de Meaño (346.600,42).

18 millones de la Xunta en Vilanova y 7 del Estado en Cambados

La información manejada por la Federación Gallega de la Construcción eleva con creces la obra pública licitada en dos concellos del sur de Arousa. Así, gracias a la Xunta, Vilanova sumó a los 658.874,86 euros de las arcas municipales los 17.713.030,46 que Sogama licitó para la ejecución y puesta en marcha de una planta de compostaje y 1.094.615,50 que la Axencia Galega de Infraestruturas liberó para la senda peatonal y reparación de aceras en la PO-549. En Cambados, la Sociedad de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios y de la Seguridad del Estado licitó en el 2021 la obra del nuevo acuartelamiento de la Guardia Civil en la villa del albariño por 7.260.183,71 euros.

La Voz de Galicia

Carlos Maside. Escritura na Ferradura

«Lavandeiras», obra de Carlos Maside.

Pontecesures onde naceu; Vilagarcía onde moi novo traballou de empregado, o que lle orixinou a preocupación social que foi unha constante durante toda a súa vida; Madrid onde entrou en contacto co mundo publicitario e coa caricatura e coñeceu o ambiente convulsionado de loitas obreiras que o levaron a ingresar no Cárcere Modelo en 1930; Santiago como inicio da súa andaina pictórica e París, onde coñeceu as escolas europeas máis importantes e onde aprendeu a rebelarse contra o panorama artístico galego que se achaba ancorado nunha estética desfasada e costumista.

A renovación, o chamado Movemento Renovador da pintura galega iniciouno Castelao, proseguiuno Carlos Maside e secundárono Arturo Souto, Manuel Torres, Laxeiro, Manuel Colmeiro, etc.

Ao regresar de París instalouse coas súas irmás e os sobriños Maside Medina na casa nº 42 da rúa do Vilar, onde tamén tiña o estudo. Impartiu docencia en Santiago, A Estrada, Noia e Vigo, actividade da que foi separado en 1937 por motivos políticos.

O ambiente intelectual no que Maside estaba mergullado en Santiago era de vangarda e intensamente republicano. As tertulias era o lugar idóneo para o intercambio, discusión e espallamento das ideas que andaban en boga en España e en Europa, tendo sempre a Galicia como referencia insoslaiable. Politicamente, Maside permanecía independente, aínda que ideoloxicamente se encontrase definido: galeguista e socialista.

Dicía Luís Seoane que lembraba a Carlos Maside en Santiago, a súa cidade, co seu andar lento, señorial, co ademán severo, portando permanentemente na man dereita o álbum de apuntes xunto aos guantes e o bastón. E remata Seoane recordando a Maside como unha das personalidades máis importantes de Galicia, na súa actitude moral, na súa galeguidade, na profundidade das súas conviccións… no seu amor verdadeiro ao pobo do que xurdira.

E fiado na roca áurea da memoria, un fío de afinidade e lealdade une a Maside coas outras personalidades que comparten con el na Ferradura un espazo memorialístico.

-En primeiro lugar Valle Inclán, sentado nun banco da entrada do paseo dos leóns, absorto contemplando a “rosa mística de pedra que conserva a graza inxenua do latín rimado”.

Por non ser bo de ter, non era fácil ser amigo de Valle Inclán, pero de Maside si que o era. En 1935 concorrían a un parladoiro no Café Derby ao que tamén asistían García-Sabell, Arturo Cuadrado, Martínez López e Santiso Girón. E rematado o parladoiro o escritor e o pintor facían o paseo da Ferradura, que eran moitos os elementos artísticos sobre os que tiñan que debater. E máis tarde Maside visitábao no sanatorio Villar Iglesias, onde Valle Inclán estaba ingresado.

-En segundo lugar, no corredor de arriba da Ferradura, outro personaxe vangardista, visionario e comprometido con Galicia, Isaac Díaz Pardo, 24 anos máis novo que Maside, pero que a medida que o ía coñecendo Maside ía valorando o labor de Isaac ao que en carta a Luís Seoane de 1957 o describe como “ese gran rapaz tan entusiasta e tan activo” .

Maside, que xa deseñara pezas e motivos decorativos para Cerámica Celta de Pontecesures, en 1956 escribiulle unha carta a Isaac na que lle propoñía deseñar algo para Cerámicas do Castro. E esa colaboración entre Isaac como ceramista e Maside como deseñador frutificou. “Unha tarde, conta Ramón Piñeiro, cheguei ao estudo de Maside algo máis cedo do habitual e atopeino ledo e animoso. Aos poucos minutos de conversa amosoume a versión en cerámica da súa Muller sentada, que lle trouxera pola mañá Isaac Díaz Pardo. Confesaba que lle tiña impresionado o ben que resultara” .

-Un pouco máis á dereita, baixando os chanzos das escaleiras de Santa Susana está Federico García Lorca encamiñándose a saudar a Rosalía como para dicirlle:

Desde las entrañas de la Andalucía,/ mojados con sangre de mi corazón,/ te mando a Galicia, dulce Rosalía,/ claveles atados con rayos de sol.

Lorca e Carlos Maside coñecéronse en 1932 cando o poeta granadino veu a Santiago a pronunciar unha conferencia invitado polo Comité de Cooperación Intelectual ao que pertencía Maside e composto polos asistentes aos parladoiros do café Español da Rúa do Vilar.

Lorca e Maside tiveron ocasión de constatar as afinidades artísticas que os unían, sobre todo no tratamento da temática popular. O pintor e o poeta agasalláronse reciprocamente. Maside fíxolle un retrato e Lorca regaloulle un exemplar dedicado (“Al pintor Maside. Recuerdo cariñoso de su amigo Federico García Lorca”) do libro El arte egipcio, de Wilhelm Worringer.

Na década dos 50 Maside exercía un maxisterio socrático cos mozos que se lle achegaron para compartir con el o seu exilio interior. Maside transmitíalles a súa sensibilidade, o seu humanismo, a súa sabedoría e o seu compromiso moral.

Dous daqueles mozos eran os poetas Uxío Novoneyra e Manuel María, que o acompañan nesta escultura de Soledad Penalta a quen a Plataforma Maside agradece e felicita polo seu extraordinario traballo.

A escultura está chantada no seu tan frecuentado paseo da Ferradura, diante mesmo da carballeira de Santa Susana na que se celebraba a feira semanal que lle servía a Maside de inspiración. Alí se dirixía os xoves e bosquexaba un home, un cabalo ou unha vaca que logo trasladaba á estampa, ao gravado ou ao cadro.

Maside procurou as súas fontes de inspiración e reflexión na Galicia popular, nas formas da súa cultura tradicional, nas xentes asoballadas do seu campo e do seu mar.

E algo así como A Barraca que en 1932 trouxo Lorca a Santiago, no daquela chamado Outeiro dos Poldros, que é onde agora está o Monumento a Castelao de Paco Leiro, Arturo Cuadrado instalou no verán de 1933 a Barraca Resol, que contiña obras de Maside, Colmeiro, Seoane e Eiroa. E foi o aínda adolescente Díaz Pardo quen rotulou os carteis da Barraca. E tamén na feira se distribuía gratuitamente Resol, folla voandeira do pobo, que servía para poñer a arte e a literatura ao alcance da xente do común.

Testemuña directa destes tempos de antano foi a familia Maside Medina, especialmente Xulio Maside, que foi médico porque estudou e exerceu con aproveitamento a carreira de Medicina na especialidade de anestesista, pero que naceu pintor e que adquiriu os fundamentos da pintura vendo pintar ao seu tío.

Outro daqueles mozos que acudían acotío ao parladoiro de Maside era Salvador Gacía Bodaño, que en 1978 no seu libro Tempo de Compostela publicou o poema titulado Carlos Maside nos signos do grafito:

¿En que mesas de mármore estarán/ os signos de grafito/ que a túa man nos foi deixando/ para seguirte/ pegada tras pegada?

El Correo Gallego

Tanis y los bocadillos de calamares.

O Tranquilo abrió sus puertas hace 38 años al pie de la cuesta que conduce a la estación de ferrocarril de Vilagarcía. En un solo fin de semana es capaz de despachar sesenta kilos de un rebozado que quita el hipo

No le den más vueltas, porque no las tiene. Después de haber meneado el bigote en algunos de los templos del ramo, incluidos esos bares que rodean la plaza Mayor de Madrid y alguno que otro en Sevilla, el que esto escribe es capaz de sostener, sin temor a tener que enmendalla, que el mejor bocadillo de calamares que uno puede degustar sobre esta tierra se prepara en una pequeña taberna de Vilagarcía de Arousa. Si alguien se empeña en llevar la contraria, se le invita a un par de ellos, a una caña de cerveza y aquí paz y después gloria, porque cambiará de opinión, seguro. El artífice de este modesto milagro culinario es Estanislao García, que el 4 de agosto de 1984 tuvo a bien abrir las puertas de O Tranquilo en lo que hoy es la avenida Doutor Moreira Casal, al pie de la cuesta que conduce a la estación de ferrocarril. Este detalle, que podría parecer nimio, resultó, con el paso del tiempo, fundamental para el éxito de un negocio que en verano, cuando las gentes de Santiago, Padrón, Pontecesures o Catoira se suben al tren para poder extender sus toallas en la playa de A Concha, se llena hasta la bandera.

A Tanis, que nació en Caleiro (Vilanova de Arousa), le atrajo el mundo de la barra desde que era bien canijo. «Facíame ilusión, sendo pequeno, facer os cornechos, ese cucuruchos de papel nos que se levaban produtos como a fariña, na taberna da señora Laura, en Currás, que tamén era tenda». Andando los años, el futuro tabernero tuvo la oportunidad de preparar un bajo en Vilagarcía, propiedad del tío de Ana, su mujer, donde antiguamente habían funcionado los talleres de electricidad San Juan. Así nació un bar que debería haberse denominado Tania, combinando los dos nombres de la pareja, pero se acabó llamando O Tranquilo por insistencia de un cliente irreductible. «Veña a dicir e dicir que isto tiña que ser O Tranquilo, e Tranquilo lle quedou».

Desde el principio se prepararon bocadillos y, aunque Tanis probó fortuna con las hamburguesas, que pronto desaparecido de su pizarra, el de calamares se coronó como el rey de la carta bien temprano. Siempre con el mismo pan, que le sirve la panificadora Víctor Cordo, este bocata es un símbolo de la Vilagarcía de los pequeños bocados. «De verdade que clientes que poden vir de todas partes, mesmo de Sevilla, proban e din que non hai un bocadillo de luras mellor», advierte Guillermo López, que distribuye entre la barra, las mesas y la terraza lo que Tanis elabora en una cocina cuyas exiguas dimensiones contribuyen a ensalzar la calidad y el sabor de lo que se cuece en ella.

No teman los hambrientos, que la cantidad de vianda es generosa. El rebozado está en su punto. Crujiente y sabroso, cubre cada pieza en la medida justa. El resto lo hace el pan. Entre raciones y bocatas, Tanis y Guille son capaces de despachar en un fin de semana sesenta kilogramos de calamares, que en absoluto agotan sus especialidades.

Todo se elabora aquí mismo

La zorza, que se come sin patatas, está de muerte. El jamón asado, con o sin queso, el raxo, el lomo con su salsa… Y todo se prepara aquí mismo. Los calamares se limpian y se dejan listos para la freidora. La carne se adoba. «Este home, de verdade, ten man para a cociña, e dígovolo eu, que tampouco son manco», sostiene Guillermo. De todas formas, interviene Tanis, «aquí o máis importante é a clientela sa que temos, á que coidamos coas nosas tapas e cun bo treixadura». Servido en jarras frescas, en taza o en copa, el vinillo le sienta a las raciones y a los bocatas como una bufanda al cuello en este invierno de nortadas. Lo de la clientela es una verdad como un templo. «Non é un bar de clientes, é un bar de amigos, practicamente familia». Cierto. Con o sin bocadillo, da gusto entrar para echar un trago y una parrafada. Xosé Conde Corbal, pintor, grabador y vecino de portal, lo sabía perfectamente. Su talento permanece reflejado en varias obras que cuelgan en O Tranquilo. Como 33 portadas de la prensa deportiva que recogen las hazañas del Madrid. «Cando gaña a Champions, faise unha paella. Este ano é mellor que non. Non porque eu sexa do Barça, eh? É polo traballo». Lo dice Guille, el único barcelonista a ese lado de la barra.

La opinión del experto

 Mejor sin limón. Junto al plato en el que se sirve el bocadillo, Tanis dispone un envoltorio de papel. Antes, O Tranquilo despachaba sus muchos bocatas para llevar envueltos en papel de aluminio. Ahora lo hace con este sobre por una razón tan sencilla como convincente: «O papel impide que se cozan coa calor, e así chegan ben fresquiños á casa ou onde os queiras comer». Y, sobre todo, conservan su característico toque crujiente. Pero hay otra pregunta, y esta sí es la del millón: el calamar, ¿con limón o sin limón? «Nós poñémolo por se o queredes botar, pero eu, mellor sen limón», afirma Tanis. Guille asiente: «Sen limón». En cambio, al raxo, que también está muy bueno, le sientan de maravilla unas gotas de tabasco.

La Voz de Galicia