Denuncian ante Renfe que es habitual viajar gratis en tren entre Santiago y Vigo.

Parece frecuente si se sube al tren en Pontecesures o Catoira -Luis Sabariz, que lo achaca a la carencia de interventores y demanda mayor control de billetes, confiesa haberlo hecho.

Un tren detenido en el apeadero de Pontecesures.

Las quejas por la ausencia de interventores en algunos trenes ya se habían producido en ocasiones anteriores, e incluso se dio traslado de la situación a Renfe y al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif). Pero la situación se mantiene, de ahí que ahora esa denuncia se plantee a modo de reclamación formal, exigiendo mayor control en los desplazamientos ferroviarios efectuados en la línea Santiago-Vigo.

Una vez más es Luis Ángel Sabariz Rolán, exconcejal de Pontecesures, usuario habitual del tren y portavoz de la comisión creada en defensa del servicio ferroviario de proximidad, el que pone el dedo en la llaga y alerta de la situación creada, exigiendo mayor control de los pasajeros que, como él, realizan el recorrido entre el Ullán y la ciudad de Pontevedra.

Muchos pueden pensar que se equivoca al denunciar esta situación, que actúa con exceso de celo y que de este modo perjudica a quienes viajan gratis gracias a la falta de control sobre los billetes a bordo del tren.

Pero en realidad Luis Sabariz cree que al actuar de este modo lo hace en defensa de los intereses del conjunto de la ciudadanía, ya que si no hay interventores suficientes y no existe un control riguroso de los viajes entre Pontecesures y Vilagarcía, o desde Catoira a Pontevedra o Vigo, por poner un par de ejemplos, lo que sucede es que se desploman las estadísticas de usuarios.

Y si esos viajeros no adquieren billete tampoco figuran como usuarios y no consta su empleo del tren desde apeaderos como Padrón, Pontecesures o Catoira, por lo que esas pequeñas estaciones corren el riesgo de desaparecer, al igual que todo el servicio de cercanías.

Esa es la reflexión que desde hace años plantea el portavoz de la plataforma en defensa del tren de proximidad Vilagarcía-Santiago, de ahí que se muestre convencido de que en lugar de callarse y seguir viajando gratis es mejor actuar de forma “legal y transparente”, haciendo constar los datos reales de usuarios de este servicio.

Lo considera “fundamental” para que las estadísticas de utilización del tren no se desplomen y que en el futuro los vecinos de municipios del bajo Ulla puedan seguir beneficiándose del tren de cercanías, al igual que los de otros muchos municipios situados entre Vigo y Santiago.

La primera de sus reclamaciones formales ante Renfe la planteó el pasado 24 de noviembre. Tras viajar en un tren de la línea Coruña-Vigo que tomó en Pontecesures a las 6.37 horas, Sabariz alertó de que “hoy y la mayoría de los días de noviembre, como en meses anteriores, no había interventor y viajé gratis, con menoscabo de las estadísticas de transporte por la vía convencional”, alegando además que “tampoco hay interventor en otros trenes”.

De este modo, para hacer valer sus reivindicaciones, Sabariz no dudaba en autoinculparse. “Subo en Pontecesures y no pasa el interventor a cobrar, de forma que me apeo del convoy sin pagar”, asegura.

Y lo mismo hacía nuevamente con una reclamación oficial que firmó y remitió a Renfe el pasado día 10, explicando en ella que “durante este mes de enero prácticamente ningún día hubo interventor en el tren 12411 y viajé gratis, como todos lo que subimos en Padrón, Pontecesures y Catoira”.

Es decir, “todo igual o peor que en la denuncia del 24 de noviembre”, lamentaba el propio usuario pontecesureño, que terminaba su reclamación insistiendo en que “tampoco hay interventor en otros muchos trenes diesel que circulan por la vía convencional”.

En este sentido, hay que tener en cuenta que “todos los trenes de alta velocidad que circulan entre A Coruña y Vigo, y viceversa, tienen que llevar obligatoriamente interventor, pero no los hay en todos los trenes diesel que circulan por la vía convencional, resultando evidente que la plantilla actual de interventores no es suficiente para cubrir ambos trayectos”, denunciaba ya Sabariz hace un año.

Para concluir que “el número de viajeros crece en los apeaderos de Catoira, Pontecesures y Padrón, siendo un notable éxito la permanencia del servicio ferroviario por la vía convencional, aunque la falta de interventores haga que los datos estadísticos no sean tan positivos, porque no son reales”.

Faro de Vigo

La lamprea sigue sin aparecer en las nasas de los valeiros de Pontecesures.

El colectivo de valeiros, formado por pescadores de Pontecesures, Rianxo y Vilagarcía, sigue a la espera. Ayer se cumplió la segunda jornada de actividad en la presente campaña de pesca de lamprea, y de nuevo las nasas butrón estaban vacías. Solo dos barcos volvieron a dejar calados los aparejos en el agua.

El sector confía en que aumente el caudal del Ulla y este preciado pez cartilaginoso pueda ser abundante durante las próximas semanas.

Insisten los pescadores en que “la lamprea necesita de abundante agua dulce desembocando en la ría y el océano para orientarse y tratar de remontar los ríos para desovar”, aprovechándose ese movimiento migracional para su captura, tanto con las nasas butrón empleadas desde embarcación como en las tradicionales pesqueiras ubicadas río arriba.

En los restaurantes especializados en la preparación de este producto también permanecen expectantes.

Faro de Vigo

Los adornos navideños no se libran de la polémica en la comarca.

Unas 80 personas firman un escrito de desagrado por una de las estampas navideñas del Centro Comercial Arousa de Vilagarcía. Se trata de un grupo de pingüinos que los vecinos interpretan como un belén. En realidad se trata de una composición en la qu los animales se lanzan por un tobogán. Esta semana, un cesureño mostraba su desagrado por el adorno del Coche de Pedra.

La Voz de Galicia

La ausencia de revisor permitió viajar gratis a unos once mil viajeros.

Este año, casi 4.500 trenes circularon sin personal interventor por las vías gallegas.

estacion de ferrocarril de san cristobal de a coruña antes de la llegada y salida de los servicios del eje atlantico

Renfe Operadora puso en circulación este año hasta ayer, 29 de diciembre, un total de 4.487 trenes con tan solo el maquinista como personal de servicio, por diversas vías gallegas, denuncia la sección sindical ferroviaria de la CGT en un comunicado.

El año que finaliza fue en el que mas trenes circularon sin un intreventor a bordo, debido la falta de plantel existente en las residencias de Vigo, Ourense, Monforte y A Coruña.

El sindicato estima que unos 11.000 viajeros no pagaron sus billetes ya que los revisores de los trenes los venden a los que suben en estaciones o apeadores que no tienen servicio de venta al público, no computando además en las estadísticas de usuarios del ferrocarril. A una media de cinco euros, el cálculo de pérdidas que apunta la CGT alcanza los 55.000 euros anuales.

Según el análisis del sindicato ferroviario, las líneas más afectadas por la falta de los interventores son las de A Coruña a Ferrol; de Santiago de Compostela a Vigo, por el antiguo trazado entre Esclavitude y Vilagarcía y Pontevedra a Vigo, y de A Coruña a Ourense por la líneas de Lugo y Monforte de Lemos. La estaciones donde se detectó que más viajeros accedieron sin billete fueron Padrón, Pontecesures, Catoira, Arcade y la de Redondela Picota.

La CGT denuncia que la falta de revisor supone un incumplimento del contrato de viaje que el usuario realiza al comprar un billete, por no tiene atención el pasajero dentro del tren, en servicios que sirven de enlace con otros trenes de Larga Distancia, tanto en información de horarios, en asistencia a personas mayores o con limitaciones físicas o cuando sucede un incidente en la circulación.

El sindicato ferroviario también incide que la falta de plantel afecta además a los puestos de venta de billetes en estaciones como Pontevedra y Vigo, que en muchas ocasiones sólo tienen una ventana abierta. Señala que al formarse largas filas de viajeros en busca del billete, en ocasiones perdieron el tren por no darle tiempo a comprarlo, e interpusieron reclamaciones, triplicándose éstas por ese motivo durante 2017.

El Correo Gallego

Vilagarcía reclama a la Xunta acoger a la “Sarita”.

La corporación solicita al Gobierno de Feijóo que lleve a cabo “todas las medidas necesarias” para que la locomotora Sar, bautizada cariñosamente como “Sarita” y actualmente “llena de óxido y bajo una lona” en la Fundación Camilo José Cela (Padrón), regrese a su emplazamiento original: la antigua estación de tren de Vilagarcía, donde actualmente funciona el Museo do Ferrocarril, una instalación que está de capa caída -advirtieron los autores de la moción (Somos Maioría y Esquerda Unida)-. Prueba de ello son las 24 visitas que registró este espacio museístico en agosto, el mes turístico por excelencia, según los datos aportados por Jesús López (EU) en el pleno.

Tanto su formación como la de Gaspar Somoza (Somos Maioría) aceptaron las enmiendas del PSOE y la propuesta se aprobó por unanimidad. Para el grupo de gobierno el texto contenía “algunos errores” y debía añadir la necesidad de “entablar conversaciones” con el Concello de Padrón para evitar conflictos con el municipio vecino y que debe ser la Xunta de Galicia la que sufrague la restauración de la “Sarita”, cuyo primer maquinista fue el vilagarciano Francisco Porto Codesido.

En cuanto a la infrautilización del Museo do Ferrocarril, el propio alcalde admitió que “necesita nuevos aires”, por lo que se comprometió a dinamizarlo con más actividades.

Faro de Vigo

El segundo radar que más multa de la provincia es el que funciona en Valga, próximo al desvío hacia Cuntis.

Una pregunta de Miguel Ángel Heredia, diputado socialista en el Congreso, permite conocer cuántas sanciones han generado en lo que va de año los radares fijos instalados en las carreteras españolas, así como la cuantía de las multas. Los datos, cuya lectura concluye el 23 de octubre, recogen el balance de tres de los cuatro aparatos instalados en las carreteras de O Salnés. En conjunto, han recaudado 359.600 euros, lo que se traduce en un promedio de mil euros diarios.

El radar que se lleva la palma es el que funciona en el punto kilométrico 90.600 de la carretera N-500. Está en el municipio de Valga, en la vía que comunica Pontecesures con Caldas y Pontevedra. Poco antes del desvío de Cuntis. Hasta octubre ha generado nada menos que 4.316 expedientes y un importe de 169.850 euros, que convierten a este dispositivo en el segundo que más recauda de toda la provincia. La distancia que lo separa del primero es, no obstante, sideral. También en la N-550, pero en este caso en el tramo correspondiente a Redondela, el aparato que lidera el listado sobrepasa las quince mil denuncias y un nivel de ingresos que en octubre rozaba los seiscientos mil euros.

El segundo radar fijo de la comarca que trae de cabeza a los conductores es el de la variante sur de Vilagarcía. Enclavado en el punto kilométrico 235.400 de la N-640, en el también denominado enlace portuario, ha detectado 2.476 infracciones. Por último, el dispositivo que controla la velocidad en la Autovía do Salnés, en Sanxenxo, al poco de superar el tramo de Meaño, que se va a las 2.209 denuncias.

Mantenimiento de Tráfico

Con estos datos en la mano, el Ministerio de Fomento quiso destacar algunos aspectos relacionados con el control de la velocidad en carretera. En primer lugar, señala que España registra uno de los porcentajes más bajos de Europa por lo que respecta al número de radares por habitante y kilómetro cuadrado. También que el cien por ciento de la recaudación de las multas se destina al mantenimiento de la agrupación de Tráfico. Nóminas, vestuario, vehículos, instalaciones y otros conceptos vinculados al funcionamiento de sus ocho unidades. Algunas serias advertencias, por lo demás. El 43 % de los conductores que fallecieron, y cuyos casos fueron analizados por el Instituto Nacional de Toxicología, mostraban presencia en sangre de alcohol, drogas o psicofármacos. Un porcentaje similar al de los peatones fallecidos, un 46 %. Las distracciones causan el 30 % de las muertes en carretera. Pocas bromas.

La Voz de Galicia