Vilagarcía adeuda algo más de dos millones, Vilanova casi tres, y la Mancomunidade do Salnés medio millón. Meaño y Pontecesures son los ayuntamientos que antes pagan a sus proveedores de obras y servicios.
Faro de Vigo
Vilagarcía adeuda algo más de dos millones, Vilanova casi tres, y la Mancomunidade do Salnés medio millón. Meaño y Pontecesures son los ayuntamientos que antes pagan a sus proveedores de obras y servicios.
Faro de Vigo
Una persona falleció y cinco resultaron heridas en un brutal accidente que se produjo esta tarde en Caldas. Fue sobre las 16 horas cuando dos turismos colisionaron a la altura del kilómetro 230 de la N640, a su paso por la parroquia de Saiar. Fue una colisión frontal y como consecuencia del golpe los conductores de ambos vehículos quedaron atrapados en el interior, por lo que los Bomberos procedieron a su excarcelación.
A uno de los conductores lo excarcelaron ya fallecido. Otras cinco personas resultaron heridas como consecuencia de la trágica colisión. En uno de los turismos viajaba tan solo en el conductor y en el otro un total de cinco personas, según informan desde el CAE 112 Galicia.
Hasta la zona se movilizaron, además de los Bomberos de O Salnés, la Guardia Civil de Tráfico, el GES de Valga y Protección Civil de Caldas. Según informaron desde la agrupación de voluntarios al 112 permanece en estos momentos cortada la circunvalación. Dos patrullas de la Policía Local de Vilagarcía se encargaron de regular el tráfico en Godos dirección a Caldas.
Diario de Arousa
El entorno de Vilagarcía es una de las zonas que merece la atención de la Dirección General de Tráfico de cara al control de la velocidad de circulación durante el verano que acaba de iniciarse. De las tres vías principales que articulan el tráfico en torno a la capital arousana, dos de ellas serán recorridas por radares móviles que, instalados a bordo de vehículos oficiales, cubrirán varios kilómetros en busca de quienes pisen el acelerador en exceso.
Uno de estos cinemómetros recorrerá los 16 kilómetros de la PO-548 que separan Pontecesures de Vilagarcía y atraviesan los términos municipales de Valga y Catoira. Se trata de una novedad con respecto a la campaña del año pasado, pues esta carretera no fue incorporada al listado del verano anterior.
Cinco entre Vilagarcía y Lalín
En cualquier caso, la vía que será objeto de una inspección más exhaustiva es, con diferencia, la N-640, que comunica la ciudad con Caldas de Reis y prosigue su camino hacia el interior de la provincia, A Estrada y Lalín. En ella se dispondrán, en diferentes tramos, nada menos que cinco radares móviles que peinarán más de setenta kilómetros.
Por lo que respecta a su fracción vilagarciana, la N-640 se detiene en la rotonda de Baión. Desde allí hasta Pontevedra discurre la PO-531, una de las carreteras que soportan una mayor presión del tráfico en el norte de la provincia. También ella figura en las previsiones de la DGT, que ha dispuesto otro cinemómetro sobre ruedas para vigilar un trecho de doce kilómetros de longitud.
No en la Vía do Salnés
En el mapa de Tráfico no aparece sin embargo, en esta ocasión, la denominada Vía do Salnés. En el 2015 sí funcionaron dos radares móviles en el tramo de la antigua vía rápida que comunica Vilagarcía y Cambados. La Autovía do Salnés, en cambio, permanecerá cubierta por dos cinemómetros fijos, situados poco después de su paso por Mosteiro y prácticamente en su punto final, ya en el municipio de Sanxenxo.
Circular por el litoral
El cuarto vial al que la DGT deparará una atención particular durante las próximas semanas es la P0-308, que comunica la ciudad de Pontevedra con A Lanzada y, por extensión, con O Grove. Otro radar móvil recorrerá un trazado de 28 kilómetros que atraviesa Poio y Sanxenxo antes de desembocar en la rotonda que conduce a la península meca.
El triángulo Vilagarcía-Pontevedra-O Grove permanecerá, por lo tanto, bajo una constante vigilancia que combinará aparatos fijos y cinemómetros móviles. El tirón turístico de sus playas comienza ya a hacerse notar.
La Voz de Galicia
El vilagarciano se jubila tras 45 años de servicio, los últimos cinco como jefe de la comisaría compostelana.
Discreto y sencillo, a Simón Sabariz Rolán (Vilagarcía, 1951) siempre le ha gustado pasar desapercibido. Tanto, que esta es la primera vez que concede una entrevista en toda su extensa y laureada carrera. Y la última, porque se jubila después de 45 años y medio de servicio. Los que no le conocen solo saben de él que una vez se quedó en calzoncillos y saltó al mar para detener a un caco que huía a nado en Cambados. Pero en su amplio historial hay más. Muchos desvelos y operaciones importantes, muchas de ellas contra el contrabando de tabaco y el narcotráfico en la ría Arousa que le vio nacer. Ahora son anécdotas que solo comparte con los suyos y con una taza de vino de por medio, como cuando en los años 80 detuvo a uno de los grandes contrabandistas gallegos por primera vez y fue a registrar su casa. Además de otras pruebas, en un zócalo encontraron unos cartones de rubio de batea y el contrabandista -y después narco- se fue hacia su esposa y le recriminó: «¿Pero cómo tienes esto aquí, no ves que es de contrabando?». Y como esta, cientos.
-Se jubila después de más de 45 años…
-Primero paso a segunda actividad tres meses antes de jubilarme, que lo haré al cumplir 65 años el 27 de octubre. Por motivos familiares me voy un poquito antes.
-¿Por qué se hizo policía?
-Creo que fue un poco vocacional. No es que tuviera mucha vocación al principio, pero después me enganché en este tema y se puede decir que fue vocacional, sí.
-Antes que en Santiago fue comisario y policía en otras ciudades, como en su Vilagarcía natal.
-En Vilagarcía siempre fui inspector jefe, porque ya llegué con esa categoría, a la que ascendí en 1978.
-¿Y antes dónde había estado?
-He pasado por ?ibar, Ferrol, Marín, Pontevedra, Vilagarcía, Gijón, Ferrol y Santiago. Ese es el recorrido que hice. En Vilagarcía entré como inspector jefe, pero no quiere decir que fuera el jefe de la comisaría. Lo fui en el año 2000 y después ascendí y fui comisario en Gijón y en Ferrol, antes de llegar a Santiago que es mi último destino.
-Dicen que ustedes denunciaron lo que estaba ocurriendo en Arousa con la droga mucho antes de que el juez Garzón activara la que después se llamó operación Nécora. ¿No les hacían caso?
-Eso es un poco leyenda. Lo que sí es cierto es que nosotros empezamos allí por el tema del tabaco de contrabando. Nos dimos cuenta de que habíamos atajado aquello pero que quedó en un impás judicial porque la legislación europea no estaba muy de acuerdo con la española. Había creo que cien procesados por el tema del tabaco… Y después muchas familias que se dedicaban al contrabando se reconvirtieron y empezaron con el hachís y después pasaron a la coca. Algunas algo anduvieron con la heroína, pero pocas. Pero eso de que no nos hacían caso no es así. Nosotros empezamos allí con una investigación importante, lo que pasa es que en aquella época lo que teníamos entre manos sonaba así un poco de película…
-Igual pensaban que exageraban.
-Pues sí, posiblemente. Después se vio que no y ya llegó la Brigada Central de Estupefacientes, que trajo mucha gente.
-Imagino que a algún vecino o conocido le habrá tocado detener por su relación con el narcotráfico.
-Pues he tenido que detener a mucha gente que conocía. No eran amigos míos, pero sí era gente que conocía.
-¿Y eso cómo se lleva?
-Cuando fui a Vilagarcía todo el mundo me decía que tuviera cuidado porque yo era de allí y había nacido allí y eso me iba a crear problemas, pero la verdad es que jamás tuve ningún problema. El que es amigo mío, es amigo mío, y el que es conocido, llegado el caso de tener que actuar y si hay realmente pruebas no ya en el narcotráfico sino en cualquier delito, pues esto es un trabajo y te pagan por ello. Nunca me ha remordido la conciencia. Hay alguno que me dejó de saludar, pero tampoco me ha influido. Duermo todas las noches.
-Cuando llegó a Santiago le contaron el mantra de que esta es una ciudad tranquila, pero en su etapa no lo ha sido tanto.
-Todo el mundo define Santiago como una ciudad segura, y lo es, por eso cuando se producen cosas como las de estos años llaman más la atención.
-En cinco años ha pasado casi de todo…
-Bueno. Hubo el descarrilamiento del tren, el robo del Códice, que cuando lo sustrajeron yo no estaba aquí, y el tema puntual de Asunta, que lo llevó la Guardia Civil.
-Y un bebé asesinado en un congreso de una secta gnóstica…
-Bueno, pero podría haber ocurrido en cualquier otra parte. Pero en el mundo en el que vivimos estas cosas pueden ocurrir en cualquier momento. Recuerdo cuando en Vilagarcía mataron al niño aquel de Rubiáns. Oye, Vilagarcía es una ciudad tranquila, más allá de los problemas del narcotráfico, y aquello fue un mazazo total. Ocurrió allí como podía haber pasado en cualquier sitio. Quizás en Santiago ya hemos agotado el cupo de mala suerte, ¿no?
-¿Cómo está llevando estos días de despedida sostenida?
-Es difícil decir esto, pero después de tantos años creo estar preparado para esto, creo que yo estoy preparado para descansar. Soy amante de las cosas pequeñas, así que tampoco voy a hacer nada fuera de lo común. Pasear, leer, tomar un vino con los amigos, sentarme en una terracita a las once de la mañana para ver lo que escribís vosotros, los periodistas. Allí en la Marina, con el fresquito de la primavera y el verano y el sol que entra por la calle que hay entre la Comandancia y el ISM [en la Alameda de Vilagarcía].
-¿Y sorprendido por toda la gente que se apuntó a su comida?
-Esas cosas no dicen nada. Un acto sencillo para compartir mesa y mantel y echar unas risas.
«He tenido que detener a mucha gente que conocía. Hay alguno que me dejó de saludar»
«Es difícil decir esto, pero después de tantos años creo estar preparado para descansar»
«En Arousa a veces nos asustábamos de lo que teníamos entre manos por el narcotráfico»
Cuatro décadas de servicio dan para mucho. Para ver casi de todo. Desde delincuentes que se reinsertan en la sociedad, «no muchos pero conozco alguno que se ha rehabilitado», apunta Sabariz Rolán, hasta otros que detienen una y otra vez y que quedan en libertad tras pasar por los juzgados. «Puede generar alguna frustración, pero al final esto es como un juego. Hay un reglamento, nosotros nos atenemos a él, ejecutamos nuestro trabajo, ponemos a los delincuentes a disposición judicial y a partir de ahí hay un proceso en el que no nos vamos a meter. Y por mucho que nos preocupemos las cosas son como son», asegura. De Santiago se marcha con la sensación de que deja los deberes hechos y de que las necesidades de plantilla se resolverán pronto.
-¿Cuál diría que ha sido su mejor recuerdo en estas cuatro décadas de servicio?
-Son muchos. Pero sobre todo aquellas veces en las que hemos culminado con éxito operativos muy importantes, sobre todo contra el narcotráfico. Hemos hecho grandes investigaciones. Cuando llegué a Arousa a veces nos asustábamos de lo que teníamos entre manos por el narcotráfico. Era una comisaría muy pequeña y hasta dudábamos de si seríamos capaces de sacarlas adelante. Lo hicimos, y eso me produjo una gran satisfacción.
-¿Y el peor?
-Cuando no salen las cosas como tú quieres… Pero yo la verdad es que he tenido suerte y lo he pasado mal pocas veces.
-¿Aprovechará para nadar más ahora que se retira?
-Sigo nadando, sí. Nadando se mueven todos los músculos del cuerpo excepto el lóbulo de la oreja. También te comes mucho el coco. Haces cuarenta largos y te pasa trescientas veces la vida por la cabeza. Por eso los nadadores se queman tanto, porque es un deporte en el que siempre estás solo, sin hablar con nadie. Por otra parte, también es muy bonito y relaja un montón.
-¿Y el básquet, le dedicará ahora más tiempo?
-El básquet es mi otro hobby. Estuve 25 años de directivo del BBC y he pasado momentos muy buenos, pero también malos porque requiere recursos económicos y a veces no los hay. A veces no encuentras patrocinador y es mucha presión. Movíamos doscientos chavalitos, ¿eh? Los he llevado de aquí para allá, a todas partes, muchas veces hasta en mi coche. Entré porque mi hijo quería jugar al baloncesto y me pidieron que echara una mano y ahí me quedé enganchado.
La Voz de Galicia
El análisis de los resultados que el domingo rompieron todas las encuestas ofrece algunas pistas a la hora de desentrañar lo ocurrido en las urnas. Por lo que respecta a los once municipios de la demarcación de Arousa parece evidente que la clave se encuentra en el comportamiento de una parte del electorado al que En Marea había convencido hace seis meses. El 20D se saldó en la comarca con 15.625 votos para la coalición. El 26J reduce esta cifra hasta las 13.727 papeletas. Entre ambas citas, la formación se dejó por el camino 1.898 sufragios, el 12 % de los que había cosechado en diciembre. En resumidas cuentas, uno de cada diez arousanos que entonces respaldaron las tesis de la alianza entre Podemos, Anova y Esquerda Unida dejaron de hacerlo en esta especie de segunda vuelta.
No parece que esa sangría de votantes se haya ido a ninguna otra parte. El Partido Popular es la única fuerza que avanza en Arousa con respecto a las generales de diciembre. Pero lo hace en bastante menor medida que la pérdida que experimenta En Marea. Los conservadores ganan en la comarca 1.145 sufragios frente a lo ocurrido el 20D, lo que les aporta un incremento porcentual del 4,7 % sobre su anterior resultado. Al margen de que el trasvase de apoyos entre formaciones ideológicas tan distantes sería, lógicamente, bastante extraño, las otras formaciones que representan a la izquierda en absoluto están en condiciones de capitalizar el desgaste de la coalición. Todo lo contrario. El BNG se desploma, literalmente, mientras que el PSOE también retrocede y pierde 546 votos, un 3,9 % de los que obtuvo seis meses atrás. La conclusión apunta a un efecto llamada muy importante entre los electores conservadores frente a un claro retraimiento de signo completamente opuesto entre los votantes de En Marea.
Vilagarcía, en el promedio
Ese promedio del 12 % de votos que la coalición se deja por el camino en los concellos arousanos permite establecer un punto desde el que evaluar en qué municipios ha resistido mejor y en cuáles ha sufrido un mayor desgaste. Sin duda, la plaza que ofrece un mejor comportamiento para sus intereses es Cambados, donde forma parte del gobierno. La formación progresista retrocede un 8,8 %. Por debajo de la sangría media se sitúan también Meis, O Grove, que es el único ayuntamiento en el que ocupa, como ya había ocurrido en diciembre, la primera posición, y A Illa, en el que, no obstante, pierde el segundo puesto en favor del PP. Vilagarcía, pese a descender 777 sufragios, se sitúa en ese 12 % al igual que Catoira.
Las cosas le van peor a la coalición en Valga, donde se esfuman uno de cada cinco votos del 20D, en Ribadumia, donde también sufre un desgaste importante, el 16,3 %, en Meaño, en Catoira, en Vilanova y en Pontecesures.
La Voz de Galicia
Un grupo de pasajeros salen de un tren en la estacion de Vilagarcía de Arousa.
En el año 2015 subieron al tren en la estación de Pontecesures 12.646 personas, mientras que bajaron 17.483, según los datos de Renfe. Esta gran diferencia entre las subidas y bajadas, que alcanza casi los 5.000 viajeros, refleja una de las principales problemáticas que afecta al servicio de ferrocarril en Galicia: miles de pasajeros al año viajan gratis en tren como consecuencia del cierre de estaciones y la falta de interventores. De esos 4.837 pasajeros de más que regresaron a Pontecesures muchos hicieron también el viaje de ida, pero les salió gratis. Otro dato: según Renfe durante todo 2015 apenas 81 personas utilizaron el ferrocarril para desplazarse entre Pontecesures y Catoira, una cifra a todas luces irreal, teniendo en cuenta que el tren es el medio más rápido para que las personas que no disponen de vehículo propio se muevan entre ambas localidades del Ullán. Siete minutos dura el viaje.
Cada semana se bajan en la estación de Vilagarcía decenas de personas que no han comprado billete. La mayoría llegan desde Catoira, Pontecesures o Padrón, lugares en los que la estación cerró hace años, lo que imposibilita a los usuarios adquirir los billetes en el punto de origen. Se suben al tren sin ticket y en muchas ocasiones el revisor no tiene tiempo de recorrer todo el ferrocarril en estos viajes tan cortos. En otros vehículos los comboyes no tienen conexión entre sí desde dentro del tren, por lo que el interventor solo puede pedir el billete o cobrarlo a una parte de los viajeros. E incluso hay ferrocarriles que circulan sin revisor, por lo que el descontrol de pasajeros es absoluto. «Una persona puede viajar sin pagar un duro desde Valença do Minho a Redondela y desde Redondela a A Coruña, dado que los trenes que enlazan van sin personal de intervención de forma habitual», denuncia el sindicato CGT, que calcula que Renfe deja de ingresar al mes en toda Galicia unos 10.000 euros, lo que califica como «fraude».
Esta situación, que ya es habitual desde hace tiempo, se ha «generalizado» a partir del mes de mayo debido a la puesta en circulación del nuevo servicio Avant, al que se ha destinado buena parte del personal de intervención «dejando sin revisores varios trenes de media distancia»; es decir, los que circulan por aquellos tramos de vía convencional que siguen activos. Pontecesures, Catoira y Padrón no son las únicas estaciones o apeaderos en las que no hay venta de billetes, sino que también ocurre en Redondela, Arcade, Pontevedra-Universidad, Ordes, Cerceda-Meirama y Uxes. Durante el mes de mayo fueron 103 los trenes con parada en estos lugares que circularon sin interventor, según denuncia la CGT.
Porque, incide el sindicato, la plantilla de revisores «está bajo mínimos en las dependencias de A Coruña, Vigo y Ourense, que cubren los servicios regionales». La CGT lamenta que esta falta de interventores esté afectando a la calidad del servicio, ya que «disminuye la seguridad a bordo y falta una figura de referencia para la resolución de incidencias» como informar a los pasajeros sobre enlaces o retrasos, por ejemplo. Por otra parte, los pasajeros que viajan sin pagar no están cubiertos por el seguro obligatorio, que únicamente queda garantizado con la adquisición del correspondiente billete. Son usuarios que no computan en ningún lado, algo que puede afectar incluso al mantenimiento de las estaciones. Porque las estadísticas de viajeros son determinantes para ADIF a la hora de decidir si una estación se cierra.
Servicios escasos
Al margen de este problema de falta de interventores, la CGT también advierte sobre el escaso número de trenes que prestan servicio los viernes y domingos en el corredor A Coruña-Vigo.Son días de desplazamientos masivos de estudiantes en los que los vehículos van hasta los topes, «llegando a transportar a pie a más de sesenta personas» con su equipaje. Los usuarios que más sufren esta situación son los que suben en Vilagarcía, Catoira, Pontecesures y Padrón, puesto que los trenes al llegar a estas localidades ya están repletos de personas, lo que les obliga a viajar en condiciones «precarias».
Faro de Vigo