Las fiestas gastronómicas aportan poco turismo.
Comienzan la temporada de fiestas gastronómicas. El grupo de Mesón do Vento da paso a la filloa da Baña, la lamprea de Pontecesures y no sé cuantas más. Los ayuntamientos se involucran en la organización de este tipo de exaltaciones pero se deben de preguntar qué compensación aportan al municipio. Es cierto que el día de la fiesta está el pueblo lleno pero durante el resto del año apenas ayudan a atraer un puñado de turistas. Tengo que confesar que apenas conozco a nadie que a lo largo del año se desplace al mesón do Vento a comer lacón, o a A Baña a tomar filloas, e incluso a Cesures a probar la lamprea. En vez de este tipo de celebraciones habría que pensar en otras alternativas que a la larga compensaran más. Para hacer fiesta un día no es necesario pasar tanto trabajo ni invertir tanto dinero. Para atraer turistas o visitantes hay que ofrecer algo más que un simple plato de comida. Claro que parto de la premisa de que lo que se busca con este tipo de fiestas gastronómicas es que los turistas aprecien los sitios más bellos del municipio. ¿O no?
Carta al director de TIERRAS DE SANTIAGO de José López (A Estrada)
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