La Cidade da Cultura salva el legado de Cela.
La decisión estaba tomada y el traslado del patrimonio de la entidad de Iria ya es un hecho. Mientras el Concello se rebela, la fundación calla, el Gaiás espera.
Parecía inevitable y así fue. Tras una reunión de más de tres horas de duración, a última hora de la tarde de ayer la decisión del patronato de la Fundación Camilo José Cela marcaba el nuevo rumbo de la institución tras el acuerdo entre la Xunta y la fundación para trasladar a la Cidade da Cultura del monte Gaiás la mayor parte de los contenidos de la institución que el Nobel padronés dejó en Iria Flavia.
Ni unos ni otros dijeron absolutamente nada antes de entrar pero a juzgar por las escasas manifestaciones de las partes la decisión estaba tomada de antemano.
El alcalde de Padrón, Camilo Forján fue el único que mostró su desacuerdo con la decisión y a la conclusión de la reunión emitió un comunicado en el que la corporación rechaza da forma unánime el traslado de los fondos. El Ayuntamiento padronés abunda en que el patrimonio de Cela «debe y tiene que permanecer en Iria» tal y como fue el designio de su impulsor y que si el traslado es debido a problemas económicos debe promoverse un plan de viabilidad. «No estamos dispuestos a consentir que se repita la historia y a engrosar el contenedor vacío de la Cidade da Cultura» concluyen.
El Nobel había dejado claro que si la institución se disolvía los fondos pasarían a poder de la Universidad pero si la entidad pasa a convertirse pública cambia la hoja de ruta.
Lo cierto es que las negociaciones entre ambas partes -fundación y Xunta- ya se remontan a meses atrás aunque nunca se han reconocido abiertamente y ahora el Gaiás ya espera con los brazos abiertos uno de los legados culturales más importantes del mundo, en el que además el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo ha mostrado especial interés.
Aunque esta es una senda un tanto sinuosa. Hay que pensar que el pasado año, el 2009, fue uno de los más tormentosos para la Fundación Cela: términos como ahogo contable, crisis interna o deterioro en el patrimonio se repitieron de forma continua hasta el punto de que el gerente Tomás Cavanna llegó a anunciar su dimisión, aunque, oficialmente, continúa en el cargo, con un salario millonario y pese a que reiteradamente desde la fundación se rechazaban las acusaciones que llegaban sobre la crisis económica que le afectaba, tras arrastrar año tras año un descenso alarmante en el número de visitas y de patrocinios. A ello, se sumó la inestabilidad laboral por la que la fundación se vio obligada a readmitir a dos trabajadores despedidos por el propio gerente.
Por si fuera poco, en diciembre de 2009, Camilo José Cela Conde, el hijo del escritor, coincidiendo con el 20 aniversario de la concesión del Nobel, creó una fundación en Palma de Mallorca con el legado de su padre y su madre Rosario Conde, encaminada a la investigación e integrada por un amplio patrimonio y una biblioteca de libros de arte. Cela Conde, que siempre se ha pronunciado en favor de la difusión de la obra de su padre, se ha mantenido apartado desde hace años de la institución de Iria y ha repetido que no coincide con las fórmulas que rigen esta fundación.
Ahora, de todas formas los padroneses quizás deban entender el corto viaje de este legado cultural al Gaiás como un mal menor, ya que a finales del pasado año, se habló incluso en determinados foros de que la presidenta de la FCJ, Marina Castaño, a la vista de la situación, inició contactos fuera de la comunidad gallega, que no llegaron a cristalizar.
El temor a perder el legado fue un punto de inflexión para que algunos patronos aceleraran las gestiones ante la Xunta y salvar para Galicia los principales recuerdos del galardonado escritor.
Definitivamente, el Parlamento de Galicia dio luz verde a la transformación de la FCJ en entidad pública en su declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) ante la coyuntura económica negativa, ya que entre el 60 y el 70% del presupuesto era sostenido por fondos públicos, ya que las firmas privadas retiraron poco a poco su apoyo.
Los fondos de un extraordinario tesoro
??? Fondo bibliográfico: Más de 40.000 volúmenes, 70 cartas constituyen el grueso del fondo documental, unos fondos sobre el que todos los expertos coinciden que es único en la historia de la literatura.
??? Pinacoteca: Más de 500 obras originales, entre los cuales hay doce pinturas de Picasso; siete de Miró; seis de Ulbricht; ocho de Zabaleta, cuatro de Vicente y más de una veintena del propio CJC.
??? Sala de las botellas: Contiene la colección de cien botellas fi rmadas por personajes como Hemingway, Menéndez Pidal, Miró, Robert Graves o Miguel Ángel Asturias y Picasso.
??? Hemeroteca: Está compuesta por un total de 48.200 ejemplares, y que corresponden a 1.200 títulos de revistas y periódicos como: Papeles de Son Armadans, Revista de Occidente, El Mono Azul o Caballo Verde, entre otros.
Herencia de Cela Conde
«Ignoraba la noticia y comentarla no me parece oportuno pero haré todo aquello que esté en mi mano para que las intenciones originales de mi padre se vean satisfechas de la mejor manera posible». Esas fueron las palabras ayer de Camilo José Cela Conde. El año 2010 comenzó con una noticia tempestuosa para la Fundación: un juzgado condenaba a Marina Castaño y a la Fundación Cela a pagar cinco millones de euros al hijo de Cela por su legítima herencia. La sentencia, que salpica de pleno a la Fundación Cela, fue recurrida por su presidenta Marina Castaño al Tribunal Supremo.
EL CORREO GALLEGO, 28/05/10
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