Dos años de cárcel para el maquinista del tren que mató a tres obreros en Valga.
El maquinista del tren asumió durante el juicio, celebrado el 23 de junio, que cometió un error.
El juez considera a Renfe como responsable subsidiaria del pago de más de 600.000 euros en indemnizaciones
Dos años de prisión y otros dos años y medio de inhabilitación profesional es la pena que ha recaído sobre el maquinista que, en abril del 2007, provocó un triple accidente mortal en un paso a nivel en Valga. Además, el juez pontevedrés impuso a Miguel García López el pago de más de 604.000 euros en indemnizaciones a los herederos de los fallecidos, cantidades de las que tendrá que responder Renfe como responsable civil subsidiario.
A la hora de cuantificar la pena de cárcel por tres delitos de homicidio imprudente en concurso ideal, el magistrado tuvo en cuenta la existencia de las atenuantes de reparación del daño y analógica de confesión.
En la sentencia, que es recurrible ante la Audiencia de Pontevedra, se considera probado que, minutos antes del fatal accidente, un segundo tren cruzó el paso elevado. Se produjo entonces una anomalía que impidió que se elevasen las barreras que impedían el paso de vehículos.
Ante estas contingencias se dispone de un mecanismo de rearme con dos temporizadores. Simultáneamente, las señales verticales ubicadas en las márgenes de las vías empezaron a destellar con una luz amarillenta brillante.
Se cree que justo cuando el tren conducido por García López alcanzó esta señal, esta se apagó. En cualquier caso, apagada o destellante, el acusado habría tenido que detener el tren, una medida que también se le indicó mediante un pitido prolongado que sonó en cabina.
Sin embargo, «aunque redujo inicialmente la velocidad de 122 kilómetros por hora a 99 kilómetros por hora, continuó su marcha sin atender el estado de la señalización vertical y desconectando la indicación que recibía de la baliza».
El siniestro
Pasaban unos minutos de la una de la tarde del 25 de abril cuando el ferrocarril irrumpió en el paso donde ya se habían elevado las barreras y los vehículos comenzaban a cruzar. A pesar de que «trató en el último momento de efectuar una frenada de emergencia, no pudo evitar arrollar a un automóvil» en el que viajaban José García Bajo, Jesús Martínez Senín y el hijo de este, Roberto Martínez Ríos. Los tres fallecieron en el acto.
Durante el juicio, celebrado el 23 de junio, el maquinista se mostró muy afectado y asumió que cometió un error. En este punto, precisó que si no detuvo el tren con anterioridad al llegar al paso a nivel fue porque estaba convencido de que el cruce estaba protegido, esto es, que las barreras estaban bajadas. Posteriormente, la lectura de los informes de los peritos le llevó a la conclusión de que «aquel día cometí el error más grande de toda mi vida».
LA VOZ DE GALICIA, 10/07/10
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