Más de 700 firmas contra la subida del precio del tren.
Usuarios de Renfe muestran las firmas que entregaron ayer en Santiago.
Subirse al tren todos los días para acudir al trabajo o a la facultad es desde el pasado julio un 20% más caro. Cansados de los incrementos en los abonos, los usuarios de la línea Vigo-Santiago-A Coruña han comenzado a organizarse. Ayer presentaban en la estación de la capital gallega 528 firmas contra los nuevos precios, que se suman a las 200 entregadas ya el pasado agosto.
Desde hace 12 años, Pablo Fernandes, se pasa un mínimo de 3 horas diarias sobre raíles. Hasta julio desembolsaba 166 euros por un abono mensual con un número ilimitado de viajes entre Vigo y Santiago, pero en septiembre ha pagado 198 euros.
Renfe defendía ayer la subida del precio y la achacaba a la renovación de los trenes del Eje Atlántico. Ahora por las vías gallegas circulan los 599, «más modernos, con más plazas y más rápidos», señalaban ayer fuentes de la compañía. Renfe explica que hasta septiembre de 2009 funcionaban regionales de más de 20 años de antigüedad que se fueron sustituyendo paulatinamente. En las tarifas individuales resultó sencillo aplicar los precios de las máquinas más modernas, pero como los abonos servían para cualquier horario y tipo de tren se mantuvieron los precios anteriores. Sustituidos todos los regionales, las tarifas han subido de golpe.
Pero pese a que las máquinas son mejores, no todos los usuarios han visto rebajado el tiempo de trayecto. Entre A Coruña y Santiago las nuevas vías (preparadas ya para el AVE) han permitido reducir el tiempo de viaje a una media hora, pero de Santiago a Vigo dura hora y media en el mejor de los casos y dos horas en el peor. Pese a todo Pablo Fernandes prefiere el tren. «Una vez que te subes te despreocupas, es más cómodo», indica. La alternativa de la autopista «es una sangría» (el peaje entre las dos ciudades alcanza los 15 euros diarios) y además hay que enfrentarse a inviernos de lluvias, heladas y poca visibildad en carretera. «La única posibilidad es encontrar a un grupo de gente que venga todos los días de Vigo, pero es díficil que todos tengan el mismo horario» comenta.
Pablo Fernandes incide en otro de los aspectos positivos del tren, la reducción de gases efecto invernadero responsables del cambio climático. «Se habla de la ley de la economía sostenible, pero luego no se fomenta el uso del transporte colectivo», indica. Considera que el Eje Atlántico debe de ser una de las líneas «más rentables» debido a que en horas punta no quedan sitios libres e incluso hay gente que en los nuevos trenes (onde no permiten viajar de pie) se queda sin plaza.
EL CORREO GALLEGO, 02/10/10
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