Superediles.
Cuando las barbas de tu vecino veas pelar…» podrá pensar cualquier diputado, cualquier senador o cualquier concejal de cualquier ayuntamiento perdido en el mapa europeo a raíz de la campaña puesta en marcha en Internet en protesta por el rechazo de los diputados europeos a la iniciativa de viajar en clase turista, lo que dio lugar a un cabreo colectivo bajo el nombre de «eurodiputados caraduras». Y no sería del todo justo, porque es difícil enriquecerse siendo concejal, y son los ediles los que suelen pandar con el malestar de la población por decisiones que a menudo toman otros políticos de altos vuelos.
Pero uno se pregunta a veces en qué punto se rompe la trayectoria que convierte al presidente de una asociación vecinal en un eurodiputado caradura. ¿En la propia corporación municipal? ¿En el momento en que pisa alfombra en Santiago? ¿Cuando hace su primer viaje como diputado a Madrid? ¿O es directamente en Bruselas donde deja de sentirse un representante de esos ciudadanos con los que no quiere mezclarse en el avión?
Es lógico que algunos estén poniendo las barbas a remojo. Pero si de lo que se trata es de dar ejemplo, hay una magnífica solución para reducir considerablemente los gastos de las arcas de los municipios de la comarca, donde hay tres superediles que por su capacidad de trabajo y omnipresencia podrían sustituir a todos los demás: Luis Ángel Sabariz al norte, Castro Ratón en el centro y Fredi Bea al sur. Suficiente.
Columna «El Mirador» por Susana Luaña
LA VOZ DE GALICIA, 12/04/11
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