Francisco Carlés, un beato de Pontecesures.

Publicado por Luis Angel Sabariz Rolán en

Las reliquias de uno de los feligreses más ilustres de Pontecesures, Francisco Jesús Carlés González, que en el año 2007 fue beatificado en una ceremonia en el Vaticano junto a otros 497 mártires del siglo XX, fueron presentadas ayer en la iglesia cesureña en una ceremonia que estuvo presidida por el arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, que acompañó al párroco local, Arturo Lores Santamaría, y a los devotos de la villa. En la eucaristía se ensalzó la labor pastoral llevada a cabo en vida por el franciscano Carlés González, que fue fusilado el 22 de septiembre de 1936, en plena Guerra Civil, a manos de milicianos marxistas por negarse a blasfemar contra Dios. Junto a él fueron asesinados en la cárcel y en el cementerio del pueblo de Azuaga (Badajoz) otros seis religiosos que formaban parte de la fraternidad del convento de Fuente Obejuna (Córdoba). Estos compañeros de Carlés fueron también beatificados en la multitudinaria ceremonia celebrada el 28 de octubre de 2007 en la Plaza de San Pedro del Vaticano. Tras aquel acto de trascendencia mundial, las reliquias de Francisco Jesús Carles fueron trasladadas a Pontecesures en enero de 2010 por parte del Secretario de Estado del Vaticano, el religioso caldense Francisco Froján, pero fue ayer cuando oficialmente fueron presentadas a los feligreses y fieles de Pontecesures.
Francisco Carlés nació en enero de 1894 en San Xulián de Requeixo y, siendo todavía un niño, ingresó como postulante en el colegio franciscano de Santiago de Compostela. A los quince años se trasladó al colegio de Regla, en Chipiona (Cadiz), donde inició el noviciado en 1909 e hizo la profesión de votos solemnes cuatro años más tarde. Tras concluir su carrera sacerdotal, fue ordenado presbítero en Córdoba y su primer destino fue el convento de Fuente Obejuna. Tras ingresar en el Colegio de Misiones para Tierra Santa y Marruecos, en 1922 se trasladó a Jerusalén como misionero. Pasó por Siria, lo que le sirvió para aprender a la perfección idiomas árabes, que manejaba igual que el italiano y el francés.

A mediados de la década de los treinta emprendió el viaje de regreso a España, pasando primero por Chipiona y después por Fuente Obejuna, en donde encontró la muerte a los 42 años de edad junto a otros seis compañeros que fueron inmolados en aras de confesar la fe. Veintiséis años de profesión religiosa y diecinueve de sacerdocio es el bagaje de Francisco Carlés González, que en las publicaciones religiosas es recordado como una persona ??de carácter y gran tesón, solícito en el cumplimiento de sus deberes pastorales?.

DIARIO DE AROUSA, 07/11/11


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