Padrón desaira al Valedor.
Como a nadie le gusta ser fiscalizado, el mismo legislador que hizo la ley del Valedor do Pobo hizo la trampa al no dotarle de medidas coercitivas suficientes para sancionar a quienes no cumplen con los cometidos de su tarea al desoír sus requerimientos. En Padrón, la práctica se remonta años atrás y hasta a tres alcaldes distintos que hicieron caso omiso a dichas demandas que, a la postre, son otras tantas bofetadas que se dan en la cara de la ciudadanía. Un mal ejemplo de deslealtad.
EL CORREO GALLEGO, 11/12/11
0 comentarios