Sobre la Fundación Camilo José Cela.
Cuando un cronista dedica un relato con magia, solo tiene que poner en marcha su imaginación; si la exposición trata de una opinión, goza de libertad individual de expresión; pero no se puede confundir al lector difundiendo una crónica engañosa sobre un tema que está en los juzgados.
Por tal razón, quiero sanear fielmente la mala observación del señor Castro, dejándose llevar por suposiciones.
Como denunciante de las presuntas irregularidades que, desde hace años, asolan la magna Fundación CJC, doy fe de que existen documentos fidedignos y razones contundentes por las que la sede iriense padece decadencia moral y económica.
El gran legado del nobel Camilo José Cela gozó desde el principio de todo el apoyo económico, político y cultural de alto rango. Tras el fallecimiento del fundador, postergando el artículo 13 de los estatutos de la sede, nombraron a Marina Castaño presidenta de la fundación, por la que no pasa ni de visita. Eso sin mencionar los trasiegos denunciados.
Desde el año 2002 no se volvieron a difundir las ediciones de los cursos de verano, que tanta relevancia le daban a la obra celiana y a la localidad padronesa. Decayeron las visitas y la revista Extramundi; mientras la nómina del exgerente, crecía demesuradamente. Por todo ello, defenderemos unánimes el legado de Cela, dejando que los jueces digan la última palabra.
Por Lola Ramos. * Fundadora presidenta de la Asociación Padrón Lírico D.C.
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