El reloj que no sabía dar las horas.

Publicado por Luis Angel Sabariz Rolán en

En Pontecesures el tiempo corre a su aire: las agujas de A Prazuela giran desde hace meses sin respetar el ritmo básico.

«Reloj, no marques las horas, porque voy a enloquecer», advertía aquella vieja canción de amor de Armando Manzanero. Sus versos, desnudos de romanticismo, podrían ser utilizados para describir el extraño caso que, desde hace cinco meses, se registra en A Prazuela, en Pontecesures. El reloj de la torre de la iglesia se ha vuelto loco. Cada hora en punto, las campanadas suenan. Y suenan tantas veces como le corresponde. Pero quien en ese momento levante la vista hacia lo alto de la plaza verá que en la esfera del reloj, las agujas «corren a su aire, como les parece», según relata el párroco, Arturo Lores. Y, normalmente, marcan casi tres horas de menos.

No obedece esta circunstancia a ningún milagro, sino a una avería del mecanismo del reloj. Se produjo esta hace ya unos cinco meses. ¿Y por qué no se ha arreglado? Pues porque ni en la iglesia ni en el Concello, que en su día donó la pieza, tienen el código secreto que permite acceder a las entrañas del marcador de tiempo.

El concejal de la oposición Luis Ángel Sabariz, ya pidió hace tiempo explicaciones sobre lo que ocurría en lo alto de la torre. «El Concello dice que es cosa de la Iglesia, y la Iglesia dice que es del Concello». Y, unos por otros, el reloj sigue a lo loco.

Arturo Lores, el párroco, matiza. «El reloj lo puso el Concello, y fue siempre el Concello el que se encargó de hablar con la empresa que lo había instalado cuando había que hacer un cambio de hora o cualquier otro arreglo». Por el gobierno local Ángel Souto ofrece otra versión: «O reloxo é certo que o cedeu o Concello, pero non é noso, nen sequera figura no inventario municipal».

Sea como fuere, ambas partes aseguran estar buscando soluciones para corregir este desaguisado con las horas. El párroco está pendiente de que la empresa que lleva el reloj que acompasa las llamadas a misa analice la posibilidad de hacerse cargo, también, del que da la hora. El concejal, por su parte, ha enviado varios avisos a la empresa que colocó la pieza hace ya doce años, y «hace unos veinte días se le mandó un escrito» para que entreguen las claves que permitirían dar con la solución a este enigma tecnológico. Mientras, las campanas y las agujas seguirán compases distintos.

LA VOZ DE GALICIA, 03/10/12


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