Los vecinos de Vilarello construyen ellos mismos su primer local social.

Publicado por Redacción en

Lvila

Un grupo de albañiles lideró los trabajos durante casi un año al encontrarse en paro

El local social de Vilarello está adaptado para cursos y fiestas.

Los vecinos de Vilarello inauguraron ayer su local social, que construyeron con sus manos y con el que ganaron la pasada edición del concurso «O lugar máis fermoso» de Valga, que convoca el Ayuntamiento.

Vilarello cuenta con medio centenar de vecinos y carecían de un local para sus reuniones, de modo que la asociación del lugar decidió rehabilitar la casa del maestro de la antigua escuela unitaria, que se encontraba en ruinas. «Solo quedaban en pie las cuatro paredes. No tenía ni tejado ni suelo», comenta la presidenta del colectivo, Dolores Iglesias. El Ayuntamiento les proporcionó los materiales, y unos 25 vecinos se pusieron manos a la obra en septiembre de 2012.

Los trabajos avanzaron rápido porque «por suerte o por desgracia hay varios albañiles en paro en el lugar y gente que lleva tiempo buscando trabajo», de modo que los vecinos solían ir a trabajar en el local todas las tardes, de lunes a sábado, salvo situaciones excepcionales, como la muerte de algún vecino o que hubiese que realizar alguna tarea agrícola especial, como la cosecha de las patatas.

Habilitaron una cocina y un cuarto de baño adaptado a personas discapacitadas, y un salón diáfano de unos 40 metros cuadrados con un hogar de piedra y unas mesas, pensado para la celebración de cursos y fiestas. «Hay unos niños que van a celebrar aquí su cumpleaños», avanza la presidenta. Además arreglaron el entorno, incluida la entrada al colegio.

Terminada la obra, los vecinos la presentaron al concurso «O lugar máis fermoso», y se impuso a las obras de las otras 15 aldeas participantes. Recibieron el premio a finales de agosto, durante la Festa da Caña, y ayer inauguraron el centro en un acto presidido por el alcalde, José María Bello Maneiro.

Es la tercera vez que la aldea de Vilarello gana el concurso. Las dos primeras fueron con la restauración de un parque (en el cual hacían sus reuniones hasta ahora, y los días de lluvia lo cubrían con unas lonas) y de dos lavaderos, uno de ellos del siglo XIX. Dolores Iglesias plantea que este tipo de trabajos colectivos en espacios públicos son muy gratificantes. «La verdad es que te sientes bien. Siempre se produce algún roce, pero en general estamos muy contentos y hace que los vecinos estemos más unidos».

Además, evita el abandono que se produce en otros espacios públicos de cuyo mantenimiento solo se ocupan los ayuntamientos. «Es raro que no vaya un grupo una vez al mes a limpiar los lavaderos o a desbrozar el parque. Al ser algo hecho por los vecinos nos gusta que esté cuidado».

Faro de Vigo


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