Una padronesa es agredida de madrugada por la ex pareja de su novio.
Una vecina de Padrón pasó hace unos días por un trance que nunca se hubiese imaginado cuando hace dos meses empezó una relación sentimental con un vecino Guillán del que, a raíz de lo ocurrido el pasado fin de semana, ya no quiere saber nada.
La mujer se fue a dormir con su novio en la casa de su pareja, y eran las cinco y media de la madrugada cuando empezaron a oír un ruido abajo. ?l se levantó y quiso encender la luz, pero no había. «Y sin embargo había luz fuera». Bajó a tientas y le dio al automático. Ya con iluminación, la mujer oyó voces abajo, «pero pensé que era la televisión».
Entonces se puso la bata y las zapatillas con la intención de bajar a ver qué pasaba, pero ya no pudo hacerlo. Una mujer irrumpió de repente en la habitación y empezó a insultarla y a amenazarla: «¡Eres una hija de p… que estás con mi novio, sé dónde vives!», le dijo. Temiendo por su integridad, levantó el teléfono para llamar a la policía, pero la asaltante ya no le dejó hacer la llamada. Le quitó el teléfono de las manos y empezó a agredirle tanto en la cabeza como en una pierna, obligando al hombre a separarlas, momento que ella aprovechó para hacer la llamada.
En cuanto la asaltante oyó a la policía, huyó. La víctima denunció los hechos ante la policía y ahora se recupera en Padrón del susto y de la paliza, pero no quiere que se eche tierra sobre el asunto porque «es allanamiento de morada. Está obsesionada con él y tiene una orden de alejamiento y un juicio pendiente, y no era la primera vez que entraba en la casa».
Un truco
Según la denunciante, la pareja se había dejado hace tiempo tras una relación complicada, pero la mujer debía tener algún truco para entrar en la casa por una ventana y, según la víctima de la agresión, «lo hacía cuando quería». Y eso que la ex tiene ya 60 años y vive en O Carballiño. «Pero viene cuando quiere, alquila una habitación y va por Guillán. Ese mismo día por la tarde lo hizo, llamando al timbre y molestando, y nosotros escondidos dentro. Yo no la conocía de nada, pero lo tenía todo planeado; iba en zapatillas de casa para no hacer ruido».
La Voz de Galicia
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