Carcacía agotó hasta la última porción de su tortilla gigante.
No sobró ni un bocado. San Pedro de Carcacía agotó hasta la última porción de su tortilla gigante, en la que se emplearon 6.000 huevos, 1.800 kilos de patatas, 350 litros de aceite, 100 kilos de sal, una grúa para darle la vuelta y un equipo de ocho cocineros de la Escuela de Hostelería de Pontevedra para controlar la fritada de una colosal sartén, de tres metros de diámetro. La misión era de un tamaño más que considerable. Había que alimentar a los 1.500 comensales que se dieron cita ayer en la parroquia padronesa, animados por el buen tiempo, para celebrar la Festa da Tortilla Xigante, que cumplió su vigésimo cuarta edición.
El mérito de tamaña empresa fue, una vez más, compartido. A la buena mano de los cocineros se sumaron las de decenas de colaboradores que hicieron a su vez de proveedores y pinches. Los vecinos aportaron cerca de 4.000 huevos de su propia cosecha y varios litros de aguardiente para hacer una queimada gratuita que se sirvió de sobremesa. Pequeños y mayores se volcaron la jornada anterior hasta la una de la mañana para pelar todas las patatas empleadas en la tortilla, que en esta ocasión se acompañó de melindres artesanos.
La cita contó además con distintas actividades paralelas, entre las que se incluían una concentración de zumba y varias actuaciones musicales que continuaron hasta el anochecer.
El festejo padronés se remonta al año 1987, cuando a varios vecinos de la zona se les ocurrió construir una sartén de casi tres metros de diámetro para confeccionar la tortilla de patatas más grande del mundo. Así consiguieron que la parroquia figurase en el Libro Guinness de los Récords. Y la tradición, a punto de cumplir sus bodas de plata, llegó con éxito hasta nuestros días; no sin reponer el recipiente por uno nuevo y, por qué no, un poco mayor.
La Voz de Galicia
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