Mi más sincera despedida.
Sirvan estas palabras como mis más sentida despedida de la vida universitaria, o al menos de la facultad de Ciencias Políticas, la que en los últimos cuatros años se ha convertido en mi segundo hogar. Así y todo, qué rápido pasa el tiempo. Parece que fue ayer mi primer día de clase en estas aulas. Recuerdo que estábamos todos atemorizados ante la nueva etapa, porque ciertamente la manera en la que nos pintaban la universidad en el instituto era de susto. Pero la experiencia vivida estos cuatro fecundos cursos sirvió sin duda para comprobar que ese retrato que nos hacían en la Secundaria era totalmente falso.
En el día de nuestra graduación, es cuando te paras a pensar en lo que nos ha ocurrido en este tiempo, lo que hemos aprendido, con quién nos hemos encontrado, en qué hemos cambiado, lo que buscamos para nuestro futuro, y es cuando uno se da cuenta de lo enriquecedora que fue la universidad para nuestras vidas.
Bueno, he que confesar que la vida universitaria de mi promoción, o al menos la mía, no ha sido toda libros, exámenes, conferencias y apuntes. Y es que el Franco, Liberty y Apolo se mezclaron a menudo con Hobbes, Dalhm Mises y Friedman. También nos despsitaba de vez en cuando el carnaval de Verín, el turismo rural, o alguna paparotada en Padrón. Aunque todo esto sin dejar nunca de asistir a las clases de nuestros profesores Bastos, Losada, Barreiro, Allones, Artaza, Bouzas, Márquez, Ares, Máiz y tantos otros, y a los que por otro lado le debemos lo aprendido y la toga anaranjada de este día.
En cuanto a mi experiencia, Ciencias Políticas me enseñó a pensar, a decidir y a tener criterio de opinión. También fue donde di mis primeros y pequeños coletazos en la política universitaria con IxP, que por cierto, me dio muchas alegrías y también algún que otro disgusto. Pero no me arrepiento porque me sirvió para conocer mejor a las personas y lo traidora que puede ser a veces la política.
Otra de las cosas de lo que más orgulloso me siento es de los grandes amigos que he ganado, amigos para siempre como Brais Midón y Pepiño Rama.
Ahora toca enfrentarse a la vida real y llevar la ciencia política más allá de las cuatro paredes negras de nuestro búnquer. Será difícil pero nunca se debe perder la esperanza.
En definitiva, que razón tenía mi madre cuando yo empeñado en hacer hostelería me decía aquello de ??haz políticas, que es lo tuyo?. Sin duda alguna, mamá, ha sido la carrera de mis sueños.
Arturo Reboyras
El Correo Gallego
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