De Verín a Valga para ver un Belén.
El Nacimiento artesanal de Cordeiro está batiendo este año todos los récords de asistencia.
Los vecinos que cada año construyen amorosamente el Belén artesanal de Cordeiro (Valga) no se lo acaban de creer. Día sí, día también, ante las puertas del local en el que está el Nacimiento se forman largas colas. «O domingo foi unha pasada. A fila non lle daba a volta ao campo de fútbol que está ao lado, pero case», explica Mari Carmen Castiñeiras, la presidenta de la asociación del Belén. Redondea la descripción: «Hai xente que bota hora e media na cola». Cuando habla, parece que se asombra del insólito interés que este año ha suscitado el Nacimiento. «O ano pasado tiveramos xa moitísima xente, era o noso récord… Pero esta vez estase superando, e con diferenza», argumenta.
Que los visitantes pasen hasta hora y media en la cola no es el único dato sorprendente. Aunque carecen de estadísticas sobre el origen de los visitantes, a fuerza de charlar con ellos los organizadores han descubierto que «chega xente de todos os recunchos».
A ver el curioso Belén de Cordeiro, en el que la actualidad y la tradición se dan la mano para componer una estampa única, han llegado visitantes de Verín, de Lugo, de Vimianzo, de Ourense, de Coruña… «Moitas veces preguntámoslles como é que chegaron ata aquí», explican. Y, aunque hay muchos que reconocen que llegan hasta Cordeiro tras haber sabido del Belén por la televisión, «está claro que o que mellor funciona é o boca a boca. Todo o mundo coñece a alguén que viñera antes e que lles recomenda facer esta visita».
Con semejante avalancha de curiosos, no es de extrañar que los que menos pisan estos días el recinto de Cordeiro sean los vecinos de Valga. «¡Terían que estar tolos para vir agora!», explican los organizadores de un acto que este año se ha estrenado como de Interese Turística de Galicia. ¿Ha podido tener algo que ver este título en el sorprendente éxito de esta Navidad? «Tamén o pensamos, pero a verdade é que nós non fixemos máis propaganda por iso», reconocen los organizadores, a los que el título no se les ha subido a la cabeza.
Hasta que cierre sus puertas el domingo, el Belén de Valga seguirá recibiendo a los visitantes con los brazos abiertos. Aunque eso suponga un esfuerzo extra, porque «aínda que a hora de pechar é ás oito e media, se tes xente facendo cola para entrar non os vas mandar de volta». Así que la hora de echar el candado se retrasa una y otra vez. «E nós encantados de que así sexa. Ao fin e ao cabo, se facemos este traballo é para que a xente disfrute del», reflexiona Castiñeiras. Puro espíritu navideño.
Faro de Vigo
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