Camila y Raquel, subcampeonas de Europa y seguro de vida para España.

Publicado por Redacción en

Camila Aldana Morison y Raquel Dacosta firmaron ayer un nuevo capítulo en el libro de oro del piragüismo arousano. Porque contados son los palistas que pueden presumir de repetir en el mismo podio de una gran cita internacional dos años consecutivos. Ayer, en las aguas rumanas de Baskov, el dúo de estrellas del Náutico Pontecesures cubría la final del K-2 1.000 Juvenil del Campeonato de Europa de Pista en 3 minutos, 56 segundos y 736 milésimas que les valían no solo la segunda medalla continental de sus currículos, sino la revalorización respecto al bronce cosechado un año atrás en Francia con la conquista el subcampeonato 2015. Solo unas intratables Fruzsina Racskó y Csenge Rekop, que se llevaron el oro para Hungría en 3.54.776, superaron a Morison y Dacosta, capaces de ejecutar a la perfección la estrategia que se habían marcado para llevar su káyak a la gloria. La suya fue ayer la única presea de la delegación española en la primera de las dos jornadas de reparto de medallas del Europeo.

«Sabíamos que era muy difícil ganar a las húngaras», que paleaban en la contigua calle 5, explicaba ayer la cesureña Camila desde Rumanía. «Nosotras íbamos por la calle 4, y por los tiempos de las series de clasificación queríamos ir cerca siempre de las polacas -Justyna Iskrzycka y Paulina Paszek-, que iban por la 3». El bajón de estas últimas en el 400 facilitó las cosas a las arousanas.

Tras una salida muy fuerte, marcando el mejor tiempo en el 250 con 56,48 segundos, las palistas del N. Pontecesures caían al tercer puesto en el medio kilómetros. «En el 500 sabíamos que teníamos que dar un estirón, porque traíamos más floja la segunda mitad del 1.000», continúa Camila. «Y en el 750», al que habían llegado segundas ya a casi 2 segundos de unas húngaras que volaban hacia el oro y con solo 34 milésimas de segundo de ventaja sobre las checas Sofie Kinclova y Sara Schwarzenbachova, «volvimos a dar otro cambio». A pesar de que «en los últimos 100 metros marchábamos muy cansadas» Camila y la boirense Raquel aguantaron el tipo, plata en 3.56,736, por los 3.54,776 de las húngaras y los 3.57,501 de las checas, bronce a costa de unas polacas cuartas en 3.57,829.
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Aunque la pareja arousana viajó a Rumanía «a por todas», su objetivo queda cumplido en tanto pretendían «mejorar el resultado del año pasado». De hecho, viendo el nivel, las juveniles de segundo año confiesan su sorpresa por la plata. «En el momento de acabar yo aún no me lo creía. Lo fui asimilando camino del podio, declara Camila. «Por los tiempos de las eliminatorias pensábamos que íbamos más bien a ser terceras. Cuando nos vimos segundas fue una sorpresa», dice Raquel.

Y la fiesta cesureña puede ser todavía mayor si esta mañana, a las 8.50 hora española, Camila da otra alegría a la expedición española en el K-1 500, modalidad olímpica. Con la húngara, croata, serbia y, sobre todo, la danesa como sus rivales señaladas.

«Fue muy emocionante. En el momento de entrar en meta aún no me lo creía»

Bimedallista europea de K-2 1.000

La Voz de Galicia


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