Los cosacos ortodoxos pasarán por Pontecesures.
En Vilanova nunca tal se vio. El propio alcalde, Gonzalo Durán, se confesó sorprendido por la estampa que dejó ayer la Asociación Española de Cosacos del Volga durante su visita al municipio. Hombres fornidos vestidos con ropas militares y gorros al estilo Doctor Zhivago marchaban a buen ritmo y cantando, portando a hombros una suerte de trono de madera con un icono de la Virgen María. El séquito se completaba con sacerdotes ataviados de negro y lustrosas cruces y mujeres con la cabeza cubierta y faldas largas, según la tradición ortodoxa.
Su presencia en Vilanova se inscribe en el peregrinaje que están realizando a Santiago a través de la Variante Espiritual que atraviesa la comarca. No es casual. La Mancomunidade do Salnés lleva un par de años haciendo contactos en Rusia con el fin de captar turismo de aquel país y sigue apostando por este mercado con su próxima participación en una feria de turismo en Moscú.
La visita de ayer tenía más visos religiosos que turísticos, pero, sin duda, contribuirá a dar a conocer Galicia en la tierra de los zares. Por de pronto, desde la asociación dicen que les gustaría volver y Gonzalo Durán se comprometió a atender la invitación de su presidente, Alexander Vasilenko, para viajar a los dominios del Volga. Su ruso es limitado pero el regidor alcanzó a decir spasíbo (gracias) y le entregó una placa como muestra de agradecimiento.
La delegación cosaca llegó el martes al monasterio de Armenteira y de allí se trasladó a Vilanova, donde fueron objeto de una recepción institucional en el Concello. De las labores de traducción se encargó el capellán Andrey Kordochkin, que demostró un perfecto dominio del español ante un auditorio en el que predominaban las cabelleras rubias. El grupo que se desplazó a Galicia está compuesto por 53 personas, la mayoría hombres, aunque también hay algunas mujeres y un niño. De estos, 21 proceden directamente de Rusia y el resto son rusos afincados en España que, a través de esta asociación y con el apoyo de su embajada, promueven actividades con el objetivo de dar a conocer su cultura y su religión, al tiempo que actúan de embajadores de una España que trasciende a la «playa y la paella» , según explicó Kordochkin.
Su periplo entre los bosques de Armenteira y los viñedos de Vilanova les dejó huella. «La ruta nos cambió por dentro», señalaba ayer Vasilenko, y todavía les faltaba vivir el momento más emotivo, que se espera para este mediodía en la misa del peregrino, en la catedral de Santiago. Hasta entonces, todavía tenían muchos kilómetros por delante, por tierra y por mar. Desde el puerto de Vilanova se embarcaron ayer por la mañana en catamarán para cubrir el trayecto del camino que rememora el traslado del apóstol hasta Pontecesures por la ría de Arousa y el río Ulla. A partir de ahí emprendieron camino hacia Compostela, disfrutando de un día espléndido y turnándose para portar el icono de la Virgen. La pieza viaja sobre una plataforma de madera que pesa unos cuarenta kilos. Cuando el camino tiene ancho suficiente, la llevan entre cuatro hombres, y dos cuando este se estrecha, pero María siempre viaja con ellos.
Según explicó Andrey Kordochkin, la imagen apareció «milagrosamente» el 21 de octubre de 1917 en Rusia y, a partir de ahí, los cosacos ortodoxos la llevan en procesión por todo el país, y ahora también por el extranjero, como símbolo de su fe. Nunca había estado en Galicia. Esta deuda queda saldada.
La Voz de Galicia
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