La Mancomunidade formula varias rutas para atraer a los cruceristas.
Los cruceros trajeron el año pasado hasta el Puerto de Vilagarcía a un total de 1.596 pasajeros. La cifra se queda muy lejos de los grandes números de A Coruña o Vigo, que frisan el horizonte de los 150.000 turistas que llegan anualmente por esa vía, pero supone el inicio de un camino que desde el equipo que encabeza Sagrario Franco se pretende alimentar, cuidar y potenciar. Vilagarcía logró en 2017 doblar el número de visitantes del año anterior. Y aún queda mucho camino por andar.
Hasta ahora, salvo cuando algún grupo de cruceristas aprovecha la escala para deambular por Vilagarcía, este negocio turístico pasa bastante desapercibido en la comarca de O Salnés. En demasiadas ocasiones, quienes llegan al Puerto de Vilagarcía, embarcan en un bus que los conduce a Santiago o a algún otro punto de Galicia. Desde la mancomuniad están convencidos de que parte de esos visitantes disfrutarían con la oferta turística de la comarca. Y, por eso, han trasladado al Puerto de Vilagarcía su interés en iniciar una colaboración. Ya ha habido reuniones y sobre la mesa de los responsables de la Autoridad Portuaria hay ya un fajo de propuestas. «Les hemos planteado varias rutas e itinerarios que nos parecen que pueden resultar interesantes», argumenta el gerente de la mancomunidad, Ramón Guinarte.
Así, sabedores de que Santiago es el destino favorito de los cruceristas, la Mancomunidade do Salnés plantea la posibilidad de completar esa visita a la capital de Galicia reviviendo la Traslatio y remontando el Ulla hasta Pontecesures. Hacer un recorrido por las bodegas de Rías Baixas, revestidas del encanto de los viñedos y la calidad de sus caldos, sería otra de las opciones que brinda O Salnés. Para los amantes de la botánica, proponen realizar la ruta de la camelia. Para quienes disfruten descubriendo el patrimonio, la de los pazos. Y para quienes quieran conocer los secretos que hacen de Galicia el paraíso del marisco, una ruta que les permita conocer el marisqueo y el trabajo de las bateas.
La Voz de Galicia
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