Camila Morison del centro de alto rendimiento de Sevilla, entre cucarachas y comida basura.
Ultraprocesados, cucarachas en el tostador, colchones a los que se les salen los muelles, turistas borrachos como compañeros de desayuno, un tablao flamenco improvisado a las cinco de la madrugada y bicicletas de competición que desaparecen por las noches.
Así es la vida en el Centro Especializado de Alto Rendimiento (CEAR) La Cartuja, en Sevilla, tal como apuntó el programa «¿Te lo vas a comer?» de laSexta. Así es la vida tres de los deportistas gallegos de élite que residen en esta instalación dependiente de la Junta de Andalucía.
El campeón del mundo sub-23 de remo, Rodrigo Conde, llegó en el 2015. «Todo ha ido a peor. A algún compañero se le cayeron encima cucarachas desde el techo. Se lo dijimos a la federación española: es imposible mantener el peso así. No sé lo que tiene la comida, que te inflas a comer y a los veinte minutos ya tienes hambre. Las calorías que acumulas no son saludables ni suficientes. Si podemos, evitamos comer allí. Bajas reventado de entrenarte, ves la comida y te vas. Es imposible cumplir las recomendaciones que nos dan los médicos y los nutricionistas», resume.
«Y el peor problema es descansar. Son las mismas camas que hace veinte años, con los colchones destrozados. Dormíamos sobre muelles. Menos mal que el CSD nos envió unos cubrecolchones. Por no hablar de las fiestas nocturnas de los turistas a los que alquila las habitaciones el CEAR», añade.
Las reclamaciones realizadas por el nutricionista del centro cayeron en saco roto. Los deportistas optaron por cocinar en las habitaciones. «Pero cuando no estábamos, entraban sin permiso y se lo llevaban todo», recuerda Conde. La tarifa mensual (solo por alojamiento y manutención) es de unos 1.100 euros al mes.
Joaquín Montero, remero internacional ferrolano, llegó por primera vez en el 2013. «Llevamos años cansados. Hablamos con la federación y los responsables del CEAR y no cambia nada. «La fruta está verde o pasada. Hay pescado que no se sabe ni lo que es. Ponen unos dados con salsa por encima que dan que pensar. La carne o es resesa o huele ácida y no vale para llevarse a la boca», describe el deportista. «Las cucarachas se caen de las rejillas del aire acondicionado que hay en el comedor sobre la mesa. Las encontré hasta en la ensalada», denuncia.
La subcampeona mundial de piragüismo, Camila Morison, lleva tres años en el CEAR y añade: «El pescado huele a podrido, es incomestible. Y, encima, ahora sufrimos una plaga de hormigas en las habitaciones que, aparte de ser asqueroso, pican». «Es más, después de lo emitido por laSexta escucharon decir al director del CEAR que ahora sí que íbamos a comer porquería», revela. El CSD se desmarca señalando a la Junta de Andalucía. Esta afirma que ha recabado información y que la concesión del comedor termina en noviembre.
La Voz de Galicia
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