«No es fácil entretenerse, pero hacemos lo que podemos».
La vilagarciana Martina Magariños tiene que ingeniárselas para entretener a sus hijos, un adolescente como Isaac, que está deseando que esto acabe para volver a jugar al fútbol, en las categorías inferiores del Ribadumia, y una niña llamada Ari, también acostumbrada a las actividades extraescolares y a pasear por la ciudad. Pero ahora tienen que estar recluidos, de ahí que los juegos de mesa sean una buena opción, aunque sin descuidar los estudios y trabajos de clase. «No es fácil entretenerse, por no tener terraza ni un pequeño jardín, pero hacemos lo que podemos», declara Martina. Eso sí, el entretenimiento aumenta cuando su marido, Toño, regresa del trabajo diario en un supermercado de Pontecesures.
Faro de Vigo
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