Lo que hace Renfe, incomprensible e indigno.
Resume perfectamente Beatriz Pino el fraude que Renfe está perpetrando contra Galicia, con la disculpa del impacto del covid: “Es indecente que piense más en el dinero que en los ciudadanos”. Coincide la coordinadora de Cs con las denuncias reiteradas de la conselleira Ethel Vázquez: ambas reivindican que el servicio público y el derecho a la movilidad deben estar siempre –más todavía en situaciones tan delicadas como las de esta brutal pandemia, subrayamos nosotros– por delante de las consideraciones económicas. Por eso, entendemos que ha llegado el momento de que los tres grupos parlamentarios del Pazo do Hórreo alcen sus voces al unísono y, en línea con la Xunta, presionen a Renfe para que garantice un servicio de calidad a sus usuarios y frene en seco sus inaceptables previsiones de no restaurar inmediatamente las frecuencias ferroviarias anteriores al estado de alarma y, peor aún, de consumar más recortes de trenes en 2021. Lo que hace la operadora pública es, tiene razón Beatriz Pino, incomprensible e indigno. Incomprensible porque, finalizado el confinamiento, ni los convoyes de alta velocidad ni los de cercanías han recuperado sus frecuencias. Indigno porque Renfe se ríe de los gallegos, echa más leña al fuego iniciando el cierre de sus puntos de venta presencial de billetes en las estaciones con menos viajeros y vincula una hipotética recuperación de frecuencias a que se generalice la vacuna anticovid, se frene el descenso de usuarios y se estabilice el PIB. En pocas palabras, la operadora poco menos que se cruza de brazos, da carpetazo sin sonrojarse a la riada de quejas tramitadas por la Xunta, renuncia a buscar soluciones, hace dejación de sus responsabilidades como servicio público y complica la supervivencia de muchos concellos gallegos, a los que condena a un letal aislamiento. Renfe se olvida de que se financia con los impuestos de los españoles, y de que en modo alguno puede afrontar las crisis con la hoja de ruta que sigue la empresa privada. Mucho menos puede hacer oídos sordos a las quejas oficiales del Gobierno de Feijóo y al creciente malestar de la sociedad. El presidente de la operadora, Isaías Táboas, no puede pretender despachar las cartas de la conselleira de Infraestruturas con la disculpa de mal pagador de que los servicios “se adaptan a la demanda real”. No puede mirar hacia otro lado cuando Ethel Vázquez, que siempre habla clarito, pone el dedo en la llaga: “No es admisible que la crisis sanitaria sea usada como excusa”. Ni más ni menos.
Editorial de El Correo Gallego
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