El cesureño Tomás Sobrino, joven investigador.

Publicado por Redacción en

Francisco Campos, Elena Muíño, Lino Ferreira, Manuel Rodríguez Pérez, Pablo del Pino, Tomás Sobrino y José Castillo.

El Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS) amplía su cantera de jóvenes investigadores con la incorporación del biólogo Manuel Rodríguez Pérez (Rois, A Coruña), que este martes defendió en la USC una brillante y esperanzadora tesis doctoral que lleva por título Desarrollo de nanoestructuras teranósticas para etapas preclínicas de la Enfermedad de Alzheimer. Dirigido por los reconocidos doctores José Castillo, Tomás Sobrino y Francisco Campos, del Laboratorio de Investigación en Neurociencias Clínicas (LINC), el trabajo aborda la relevancia de la nanotecnología aplicada al diagnóstico temprano del alzhéimer, una enfermedad neurodegenerativa de proporciones epidémicas que amenaza con afectar a 150 millones de personas en el mundo en el año 2050.

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La investigación en alzhéimer ha caminado en los últimos años por rutas de muy largo recorrido que llegaban tarde a su abordaje y que no han conseguido desvelar la etiología de la enfermedad por completo. A pesar de que los procesos patogénicos primordiales nunca llegaron a ser descritos con exactitud, las dos hipótesis que más peso han tenido recientemente en el escenario investigador pusieron el foco sobre las alteraciones en el procesamiento de dos proteínas: la proteína β amiloide y la proteína tau. De las dos, la segunda ha sido la que más posibilidades ha abierto a la ciencia biomédica y es en este escenario en el que se han incorporado las ventajas y funcionalidades de la nanotecnología. “Este es también el contexto en el que hemos trabajado”, apunta Manuel Rodríguez, “para plantear nuestra hipótesis y avanzar en los resultados”.

Aunque las tentativas en la búsqueda de fármacos han fracasado hasta el momento y la detección precoz para su tratamiento en fases tempranas sigue siendo el principal desafío, la utilización de nanopartículas ha despejado muchas incógnitas. “Además de los ensayos in vitro e in vivo enfocados a la identificación y al tratamiento de la enfermedad, la nanotecnología ofrece las herramientas necesarias para la elaboración de distintos tipos de sensores. Dispositivos basados en nanopartículas que permiten detectar de forma temprana biomarcadores de la enfermedad en muestras biológicas de forma mínimamente invasiva”, explica Rodríguez Pérez. “Se trata”, añade, “de trabajar en el desarrollo de nanoestructuras multifuncionales dirigidas a oligómeros de la proteína tau para que pueda constituir un sistema de detección multimodal, así como contribuir al diagnóstico temprano de la enfermedad”.

Peligroso avance, urgente abordaje. La enfermedad de alzhéimer es el tipo más común de demencia, siendo la causa de entre el 60 y el 80 % de los casos. Es una afección neurodegenerativa que lleva a un deterioro progresivo de las capacidades cognitivas más allá de las provocadas por el envejecimiento normal. Este deterioro cognitivo a menudo va acompañado de un detrimento en el control emocional así como en los comportamientos sociales.

DATOS GLOBALES. Atendiendo a las cifras globales la magnitud de esta enfermedad queda patente. Actualmente las fuentes más recientes indican que en el mundo viven 50 millones de personas que sufren de demencia. De los más de nueve millones de nuevos casos que se dan cada año a nivel global, el 25 % corresponde a casos diagnosticados en Europa. En el continente europeo, la prevalencia de la enfermedad en la población mayor de 60 años es del 5,9 %, lo que se corresponde con más de 10 millones de personas afectadas. Se estima que estas tendencias dirigen a un escenario en el que en 2050, la cifra mundial se encuentre alrededor de los 150 millones de enfermos. Debido al impacto que tiene la enfermedad durante los últimos años de vida de los enfermos, la mortalidad debida al alzhéimer, pasa a veces a uno segundo plano.

Esta enfermedad tiene pues una repercusión socio-sanitaria cuya trascendencia va más allá del propio enfermo. Se considera que este impacto va a acentuarse en los próximos años por causa de las tendencias demográficas actuales. En el caso de Galicia, se estima que en las próximas décadas la población mayor de 65 años en nuestra comunidad se acerque al 40 %.

El Correo Gallego


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