Ambulantes denuncian la proliferación de marcas piratas en los mercadillos.
Vendedores ilegales ‘invaden’ durante el verano las ferias en el Salnés y Padrón sin que policías locales o Guardia Civil actúen.
Un grupo de comerciantes autónomos de la comarca del Salnés denuncia públicamente la “competencia desleal” que vienen sufriendo por la proliferación de vendedores ilegales que se instalan en los mercadillos ambulantes. En las últimas semanas detectaron la presencia de muchos de estos ilegales que carecen de la documentación requerida y, lo que es más grave, ponen a la venta ropa y productos con marcas falsificadas sin que intervengan la Policía Local ni la Guardia Civil.
Este presunto “delito fiscal”, cometido por defraudadores, causa un “enorme perjuicio a los ambulantes legales”, puesto que “tiran los precios” y “no podemos competir con ellos”. Esta situación se viene detectando en los mercadillos de Sanxenxo, Portonovo, Vilagarcía y Cambados sin que las autoridades actúen para ponerle coto.
La falta de unión del sector de los ambulantes, así como el temor a sufrir represalias, impide que estos denuncien ante los ayuntamientos las irregularidades que perjudican a los autónomos los cuales pagan sus cuotas y sufren las gravosas consecuencias de esta competencia desleal.
La mayoría de estos vendedores intrusos son de procedencia extranjera o de minorías étnicas, que parecen sentirse protegidos porque las autoridades prefieren mirar para otro lado antes de que alguien los acuse de racismo si pretenden devolver la legalidad al mercadillo.
De no existir esa indolencia de parte de las autoridades, tampoco se verían las escenas que se presenciaron en la zona de Baltar (Sanxenxo) el pasado lunes y jueves: policías locales por un lado, Guardia Civil acompañada de agentes GNR portugueses por otro sin que prestaran atención a las numerosas marcas falsificadas de ropa y zapatos exhibidas por doquier.
Los ilegales no son minoría, sino que en esta época ocupan “más de la mitad de los espacios reservados para la venta ambulante”. Aprovechan huecos que dejan libres comerciantes habituales en el recinto y en verano se incrementa el número de los que acuden a ofrecer sus mercancías ilícitas.
Un vendedor ambulante legal suele pagar algo más de 1.000 euros/año en Sanxenxo y Portonovo por un espacio de 20 metros, mientras que en Padrón, por 60 metros, cotizan alrededor de 3.000 euros anuales. Obviamente, los intrusos se ahorran este gasto, junto con el recibo de autónomo, seguro de la carpa y la ITV del vehículo.
El Correo Gallego
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