Los resultados del 28M comprometen el geodestino Mar de Santiago.
Catoira y Pontecesures tendrán gobiernos del BNG, que se opone a la polémica partición turística de Arousa que impulsó Vilanova.
En Catoira es cosa hecha, gracias a la mayoría absoluta que Xoán Castaño obtuvo el domingo. En Pontecesures, está pendiente de un acuerdo entre nacionalistas y socialistas, al que ambas formaciones se han mostrado ya dispuestas a través de sus respectivos números uno, Maite Tocino y Roque Araújo. Como resultado de las elecciones municipales del domingo, dos de los cuatro municipios que alumbraron el controvertido geodestino Mar de Santiago, que parte en dos el territorio de Arousa como enclave turístico, pasarán a contar con gobiernos que no creen en este proyecto. Ni lo hace el BNG, que desempeñará el bastón de mando en ambas plazas, ni tampoco el PSOE, socio necesario del Bloque en Cesures. Así las cosas, Vilanova, el principal impulsor de su creación, tendrá a su lado a Valga, pero habrá que ver qué decisiones adoptan los nuevos equipos de gestión en tierras catoirenses y cesureñas.
La mitad de la base política que vio nacer a Mar de Santiago, en definitiva, ha desaparecido con la caída de Alberto García en Catoira y de Vidal Seage en Pontecesures. Pero el geodestino, que el Consello da Xunta aprobó en octubre, entre críticas del propio empresariado del sector turístico, tiene un problema anterior: la Mancomunidade do Salnés ha recurrido ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia el mapa de geodestinos turísticos que dio carta de naturaleza a esta controvertida iniciativa, que en la práctica divide a la comarca y aísla a Vilagarcía del resto del territorio, al sellar una alianza entre Vilanova, por el sur, y los tres concellos ribereños del Ulla por el norte.
La idea en la que se basa Mar de Santiago nació, de hecho, en el seno de la Mancomunidade do Salnés, cuya estrategia turística discurrió por un fructífero camino común hasta que la elección de la socialista Marta Giráldez como su presidenta hizo que su predecesor, el popular Gonzalo Durán, rompiese amarras con el ente supramunicipal. Una decisión cuyas consecuencias al margen de lo turístico fueron puramente formales, puesto que Vilanova nunca ha prescindido de los muchos servicios que presta el ente mancomunado.
1,7 millones de euros
En todo caso, la cuña del geodestino sí es importante. Incluso en lo económico. No en vano, el Gobierno central acaba de aprobar, hace apenas dos semanas, la entrega de 1,7 millones de euros a Mar de Santiago para el desarrollo de diferentes proyectos. Una cuantiosa inyección cuya gestión tendrá que compartir Durán con sus contrincantes del Baixo Ulla.
La Voz de Galicia
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