El grupo Nestlé vino ayer a endulzar un poco un panorama empresarial y económico que, de un tiempo a esta parte, no nos brinda más que bocados amargos y malas noticias. Nestlé tiene grandes planes para su fábrica gallega, afincada en Pontecesures, y para darlos a conocer citó a orillas del Umia al director general del grupo en España, Bernard Meunier, al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, a la conselleira do Medio Rural e do Mar, Rosa Quintana, y al alcalde cesureño, Luis Manuel Álvarez Angueira. Con todos ellos reunido, comenzó el goteo de buenas nuevas.
La primera de esas noticias es una cifra: los 6,2 millones de euros que la empresa ha invertido en ampliar la planta cesureña, creando dos nuevas líneas de producción que se han sumado a las seis ya existentes. Esa ampliación ha traído consigo varias consecuencias, la primera la contratación de 22 nuevos trabajadores, lo que sitúa la plantilla en las 149 personas.
La factoría, pues, ha sido armada para poder centralizar en ella toda la producción de leche condensada del grupo en Europa. Eso supondrá aumentar la cantidad de producto que cada año saldrá de estas dependencias, y frente a las 25.537 toneladas comercializadas el año pasado, este ejercicio se cerrará ya con 33.500 toneladas de este dulce. Y puede seguir creciendo, ya que la capacidad de producción total es de 50.000 toneladas, y la fábrica «está preparada para trabajar durante 24 horas al día todos los días del año, en función de las necesidades del mercado».
Sigamos hablando del mercado. En estos momentos, la factoría cesureña ya exporta casi la mitad de su producción (47 %). Y según explicaba ayer su director, Moisés Santos, la intención es seguir avanzando por ese camino y alcanzar más pronto que tarde el 70 % de ventas al extranjero. La leche condensada que se produce en Cesures (La Lechera, Aly, El Castillo y Nutricia) ya se puede consumir en un buen puñado de países, tanto europeos como asiáticos y africanos. Y la intención es que cada vez llegue a más lugares.
El éxito de la fábrica cesureña radica, probablemente, en la calidad del producto que en ella se produce: leche condensada en todas sus variedades y en una gran variedad de formatos y envases (los tradicionales botes en todos los tamaños, botellas, tubos…). Pero también en su apuesta por aprovechar la materia prima de primera que le brinda su entorno, ya que Nestlé utiliza leche fresca adquirida a más de seiscientos ganaderos gallegos. Con este sector dicen tener los responsables de la multinacional una fluida relación, basada en la confianza, y que se ha traducido en la concesión de casi un millón de euros en microcréditoso para mejorar las condiciones de las granjas con las que trabajan.
La leche condensada se consume ya en países de Europa, Asia y África
Aunque el nombre nos lleva a algún rincón de Europa (Nestlé nació en Suiza, pero su fundador era alemán), Nestlé es una palabra íntimamente ligada a los últimos setenta años de vida de Pontecesures. La empresa desembarcó en esta localidad en 1938, empezó a producir un año después, y desde entonces han sido muchas las generaciones de cesureños que han encontrado en ella su sustento. Así lo resaltó ayer el alcalde de esta localidad, el nacionalista Álvarez Angueira, quien destacó que «é unha honra que en Pontecesures se vaia a producir algo que axude a ?endulzar? a vida de moitos europeos».
También el presidente de la Xunta tuvo palabras de halago para los responsables de Nestlé y para sus trabajadores. Núñez Feijoo centró su intervención en trazar una serie de paralelismos entre la política de esta empresa pionera y la de su gobierno. Ambos, dijo, apuestan por la innovación y por la solvencia, que es la que genera confianza, «e a confizanza xera postos de traballo, investimentos e competitividade da economía».
Y es que si de algo están convencidos los responsables de Nestlé España es de que en este país «somos capaces de ser competitivos si nos lo proponemos», en palabras del director general del grupo, Bernard Meunier. ?l, como el resto de la comitiva, hicieron un recorrido por las instalaciones que les permitió comprobar las férreas normas de seguridad (en Nestlé dan mucha importancia a esta cuestión, y un cartel en la entrada recuerda que la fábrica lleva 431 días sin accidentes laborales que llevasen aparejada baja), la eficacia de la maquinaria -«Tecnología española», explicaron al presidente de la Xunta-, la implicación de los trabajadores y el éxito de un sistema de detección y solución de problemas, a base de diálogo permanente, que permite que nada se escape de las manos.
LA VOZ DE GALICIA, 30/05/12