Ventana por la que entraron los ladrones a la vivienda de Juan Caamaño y su familia.
La noche del lunes al martes fue una de las más difíciles en la vida del cesureño Juan Caamaño, su esposa Guadalupe y sus dos hijos de 17 y 13 años de edad. Tuvieron que dormir con la vivienda hecha unos zorros, patas arriba, y procurando tocar lo mínimo posible. ??Nos dijeron la Guardia Civil que cogiéramos las cosas con un paño? para evitar borrar huellas y contaminar lo que, en aquellos momentos, era la escena de un robo, el que habían sufrido apenas unas horas antes, sobre las 20:15 horas del lunes, cuando ya había anochecido. No había nadie en esos momentos en el interior de la vivienda, aunque sí en las inmediaciones puesto que Juan Caamaño tiene situadas justo al lado las oficinas de su empresa de construcción. ??Había dos trabajadores? de la compañía realizando tareas en la parte trasera de la casa en el momento en el que se produjo el asalto. ??Mi padre también estaba por allí, pero nadie vio nada. Es un misterio?, relata el cabeza de familia, que a la hora del robo tampoco andaba nada lejos: ??Estaba en las oficinas de la nave, a diez metros?.
Fue su esposa la que, llevándose un gran susto e impresión, descubrió que los delincuentes les habían hecho una visita. Al entrar en casa vio una ventana rota y en el suelo ??una piedra de grandes dimensiones? que los asaltantes utilizaron para hacer añicos el cristal. En el resto de las dependencias reinaba el caos: ??estaba todo tirado, armarios, cajones y puertas abiertas, las luces encendidas?. En una finca colindante descubrieron, además, las huellas que habían dejado los ladrones, que huyeron con un botín formado por un reloj de oro, sortijas y pulseras. ??De momento no echamos nada más en falta. A la televisión o los teléfonos móviles ni les tocaron?, explica Juan Caamaño, que ese mismo lunes acudió al cuartel de la Guardia Civil a denunciar los hechos.
La Policía Judicial no fue a examinar la escena hasta el día siguiente y la familia Caamaño tuvo que pasar la noche ??con todo revuelto y tirado, tocando todo con un paño. Fue muy duro para los niños. Les cuesta entender por qué pasa esto?, lamenta el constructor cesureño, que explica que son sus hijos los que peor lo están pasando desde que sufrieron el robo. ??No pueden dormir, tenemos que dormir nosotros con ellos?, sobre todo el menor, de 13 años, que ??me pregunta por qué gente que no conocemos entra en nuestra casa?.
Tras el mal trago que les tocó pasar, en los últimos días al menos han recibido buenas noticias: la detención en Santiago de los tres albaneses que, supuestamente, asaltaron su casa. La propia Guardia Civil se puso en contacto con la familia Caamaño para comunicárselo. ??Nos llamaron para decirnos que tendremos que ir a ver las joyas? recuperadas en la Operación Huracán, para comprobar si alguna les pertenece.
DIARIO DE AROUSA, 19/11/11