Una decena de vehículos fueron apedreados de madrugada en Pontecesures, un municipio en el que, desgraciadamente y para vergüenza de la mayoría de los vecinos, los actos vandálicos no son una novedad. Se repiten en sucesivos fines de semana, ya demasiados, como un extraño ritual de diversión al que nadie ve la gracia. Resulta inconcebible que haya personas que se lo pasen bien haciendo el mal y dañando propiedades ajenas. Pero deben saber que, el que la hace, tarde o temprano, la paga. Que se lo pregunten si no a tres jóvenes cesureños que fueron condenados recientemente por destrozar mobiliario urbano.
Editorial de DIARIO DE AROUSA, 23/02/09
