El BNG de Valga, a través de un comunicado, ha instado al gobierno local que cubra la plaza vacante en la dirección y coordinación del Centro de Información á Muller (CIM) tras la marcha de la anterior directora. Los nacionalistas destacan que la falta de cobertura de esta plaza provoca que se preste este servicio “moi en precario”. De hecho señalan que las llamadas realizadas al centro no son respondidas directamente por personal cualificado del CIM, no respetando de este modo la confidencialidad, el anonimato y la privacidad de las usuarias.
Además, el Bloque pide que se cubra la baja de la trabajadora social responsable de atender a los y vecinos de las parroquias de Setecoros, Valga y Xanza y la cobertura de la plaza de educadora social, vacantes que, señala, el gobierno “se nega a cubrir”.
El Concello decreta un día de luto oficial por el exregidor, fallecido a los 77 años.
Eduardo Otero González, primer alcalde dePadrón de la democracia, ha fallecido ayer martes a los 77 años de edad.
Tras confirmarse la noticia, el alcalde de Padrón, Anxo Arca, decretó un día de luto oficial en el municipio, donde las banderas de la casa consistorial ondean a media asta. «O pobo de Padrón rende unha merecida homenaxe ao seu primeiro alcalde tras a restauración da democracia e agradece a súa contribución á prosperidade e mellora da calidade de vida no noso municipio”, reza el decreto.
Asimismo, el regidor, «en nome da corporación e de todo o pobo de Padrón», traslada las condolencias a la familia y amigos de Eduardo Otero.
«Padrón avanzou da súa man con ilusión cara a normalidade democrática tras a cruenta ditadura franquista, iniciando unha nova etapa de liberdade e convivencia pacífica entre iguais froito da capacidade de moitos e moitas por
acadar consensos. Unha capacidade que ten como máximo expoñente a consecución da aprobación da Constitución de 1978 que nos permitiu experimentar a maior etapa de paz, estabilidade e progreso da nosa historia”, añade el alcalde.
Elegido alcalde por UCD
Otero fue elegido regidor de Padrón en las primeras elecciones democráticas celebradas en 1979 en las listas de Unión de Centro Democrático (UCD). En 1983 se presentó de nuevo a las municipales como cabeza de lista de una formación independiente y perdió la alcaldía en favor de Jesús Villamor, de Alianza Popular (AP), con el que empató a 4 concejales pero con menos votos. Concurrió como independiente en las elecciones de 1987 y de 1991, mandato en el que se retiró definitivamente de la política.
En el ámbito profesional, era aparejador y fue propietario de la empresa de construcción Otegón S. L.
Después de toda una vida en su puesto de churros, Fina cuelga el delantal. Ahora continuará con el legado su nieto Ibai, que ha conseguido transformar el negocio de su abuela. «Sentí un orgullo inmenso cuando mi nieto me dijo que quería seguir con la churrería», confiesa
Fina tiene 67 años y hace pocos días que ya está jubilada. Durante 50 años ha recorrido mercados, ferias y romerías con su puesto de churros. Una vida ambulante que puso en marcha su bisabuelo en 1842. Ahora, su nieto Ibai se convierte oficialmente en la quinta generación al frente del negocio, ya que hace un año lo transformó y abrió las puertas del local que lleva la esencia de su abuela y de su tatarabuelo: La Quinta.
A pesar de haber iniciado su jubilación, a Fina todavía «le pica» seguir vigilando que vaya todo bien y poder echar una mano. «Es que son tantos años seguidos que se me hace raro», confiesa. Pero está tan contenta que no deja de sonreír y recuerda el momento en el que su nieto le dio la noticia de que Churrería Fina no moriría. «Para mí fue una sorpresa muy grande. Sí que es verdad que venía conmigo a la feria a trabajar y a hacer las masas, pero yo nunca me imaginé que iba a poner el local que puso», explica. Y además en un sitio fijo en plena capital gallega. «Trabajábamos por toda la zona de Vigo, Redondela, Tui, Porriño… Íbamos hasta a la feria de Arteixo. Que mi nieto trajese la churrería para Santiago, que es la capital, fue un orgullo inmenso», afirma.
Su vida no fue fácil, porque tuvo un trabajo muy sacrificado en el que no podía hacer planes ni preocuparse por la hora. «Es una vida muy dura. Te tiene que gustar muchísimo todo el mundo de la feria. A mí me gustaba mi trabajo. Yo hacía una masa para los churros y decía: ‘Bueno, pues tengo un gimnasio’ y cuando los freía pensaba: ‘Pues también tengo sauna e hidratación para la piel’. Iba haciendo del trabajo una alegría para llevarlo mejor», indica.
Madrugones y viajes en coche que incluían montar y desmontar un puesto para que su clientela pudiese disfrutar de unos churros recién hechos. «Me levantaba todos los días a las cinco de la mañana y a las seis salía de casa, pero no volvía hasta las diez de la noche. Los días de invierno llovía y te mojabas. Nos quedábamos con la mojadura, pero teníamos que ir, porque siempre había alguien que quería unos churros», detalla. Su agenda también se veía modificada por el trabajo. «Fíjate, cuando mis hijos se casaron, hicimos la boda en un día festivo por no perder el sábado y el domingo de atender a nuestra clientela. Amoldamos nuestra vida al negocio», confiesa.
«No me imaginaba mis churros con Kinder»
En cuanto Ibai abrió el local, ella acudió sin dudar para aportar la experiencia que ha recolectado durante tantos años en su puesto. «En la cocina estuve enseñando y dando consejos. Mi nieto me llamó y me pidió que le echara una mano porque quería tenerme ahí para contribuir con mi experiencia», cuenta. Aun así, no se imaginaba que sus famosos churros podrían convertirse enpiruletas y corazones o estar bañados en salsa de Kinder o rellenos de dulce de leche. «Por supuesto que no lo imaginaba. Y eso lo hizo mi nieto y por eso digo que para mí es muy importante que él le pusiera tanta pasión a esto, porque nosotros hacíamos lo básico siempre, churros y poco más. Como mucho con un poquito de chocolate», puntualiza.
¿Y cuál es el secreto de unos buenos churros? «Creo que la clave es que te guste hacerlos, porque día a día mejoras la receta aunque ya la sepas. Y hablar con el cliente todos los días porque vas aprendiendo todavía más. Después siempre hay algún secreto que no se puede contar. Pero bueno, el resumen es tener ganas, hacer un buen amasado y tener un buen aceite y una buena harina. De ahí te sale un buen churro», admite.
Mientras Fina no le quita el ojo a su nieto con su sonrisa intacta, Ibai explica los inicios del proyecto. «Hace dos años falleció mi abuelo y decidí ir a echarle una mano porque estaba un poco sola. Además a mi abuela ya le costaba ir a las ferias porque son duras y que duran todo el día. Ten en cuenta que sales de casa a las seis de la mañana, coges el coche y no vuelves hasta que dan las diez de la noche. Yo también estaba pasando por un momento de mi vida un poco de transición y venía de otros trabajos. Sobre la marcha se me fue ocurriendo una idea que ya mi padre pensó en su día y que el resto de la familia tenía ahí un poco en un vaivén. Al final los astros se alinearon, por así decirlo, y abrimos el local», cuenta.
Porque Ibai, a pesar de ser gallego, se marchó de Galicia cuando era pequeño. «En Madrid estuve estudiando, pero en Marruecos pasé toda mi infancia. En cuanto me deshice de la empresa que tenía allí, justo pasó lo de mi abuelo y acabé volviendo para aquí. Mientras le ayudaba ya tenía la intención de ver por dónde podíamos tirar y por dónde podíamos reconstruir el negocio», afirma. Escoger el nombre tampoco fue sencillo porque tenía que reflejar que continuaba el legado. «Todos los churreros que tú te encuentres por la provincia y alrededores suelen ser familia de mi abuela. Tuvimos la idea de ponerle Churrería Fina para continuar, pero decidimos buscar un nombre un poco más simbólico, que leyéndolo con un pequeño matiz que tienes la gente lo entendiese», cuenta.
«Mi abuela es exigente»
Y así nació La Quinta. «El tema de la empresa fue algo que me encantó desde siempre. Antes de esto tuve una empresa propia y nos dedicábamos al mundo de la construcción, que también me atrae mucho. En mi casa el negocio ambulante siempre se vio como algo muy duro, en el que a la mínima si tenías la opción de estudiar, estudiabas. Pero al final en mi caso acabó tirando también la tradición familiar. Me daba pena que se quedara sin continuidad después de tantas generaciones y de tantos años de trabajo. Finalmente encontramos la manera de darle una vuelta y de reconvertirlo, por decirlo de alguna manera», confiesa. Además tuvo claro desde el principio que se lo tomaría en serio. «No queríamos que fuese solamente una marca, de montar el local y olvidarnos, sino que detrás de la marca, seguir trabajándola y poner el mismo empeño que se ponía en el puesto de la churrería desde siempre», afirma.
Ibai es igual de perfeccionista que su abuela. «Mi abuela aquí no lo es, pero en su negocio lo fue mucho», confiesa. «Aquí, porque él es el dueño, pero en el mío sí», le replica ella. Pero a todo se le saca el lado positivo. «Yo pienso que serlo es algo bueno. Aunque mucha gente siempre te suelta el comentario de que los churros solo son harina, agua y sal, es algo mucho más complejo de lo que se piensa. Al ser algo artesano, requiere que seas siempre perfecto y constante. Nosotros aquí lo que intentamos es que tú vengas un día, te comas un churro, y al cabo de tres meses vuelvas y te comas otra vez el mismo churro sin ninguna variante. Eso es muy difícil de conseguir», explica él.
Además de querer todo perfecto, a la familia también les caracteriza el don de gentes. «Estar de cara al público siempre nos gustó mucho, así que ya estamos acostumbrados. Si ibas a la feria tenías que ser bueno con la clientela, no te quedaba otra. Entonces, esa parte fue lo que menos costó. Y como en la familia siempre hubo la costumbre de que los fines de semana se trabajaba, no cambia nada de que aquí también se haga», detalla Ibai.
Su primo Borja —que también es nieto de Fina— aporta su granito de arena en los fogones. «Mi primo Borja está de cocinero. Estuvo desde el principio aquí conmigo echándome una mano. Fue aprendiendo poco a poco y ya se quedó. Como sigue estudiando en la universidad, compagina los estudios con esto para sacarse un extra», indica. «Ver lo jóvenes que son y que tengan esas ganas de trabajar y de luchar es lo que me llena, porque pienso que todo lo que hemos hecho con nuestro negocio tuvo su fruto y no se quedó ahí. Ahora continúa», indica Fina.
¿Y ahora qué hará con tanto tiempo libre? «Me gusta viajar, lo que pasa es que por mi trabajo no podía. Ni tampoco podía tener esos fines de semana para descansar. Los domingos trabajaba siempre en la parte sur de Galicia, aunque nos movíamos por otras zonas para fiestas y romerías. El otro día fui al mercado a Padrón y me di cuenta de que llevaba 40 y pico años sin ir de paseo. Ya no me acordaba de lo que era aquello», confiesa. Por su parte, le deja caer a sus nietos —que son tres en total— que deberían pagarle un viaje. «A ver, yo creo que entre todos no es tanto… Le toca poner poquito a cada uno, ¡eh!», exclama Fina «¿Tú qué prefieres, playa o montaña?», le pregunto. «¡Playa, playa!», responde efusivamente. «¿Punta Cana?», le propongo. «¡Por ejemplo!», contesta mirando a su nieto. «Algo se hará. Hay que agradecer también todo el esfuerzo», afirma Ibai. Lo que no cabe duda es que a esta abuela se le cae la baba.
El Concello de Pontecesures está llevando a cabo tareas de mantenimiento de este parque para su puesta a punto con la reposición de columpios y otros elementos afectados y la reparación de los desperfectos que presentaba el caucho. Por otra parte, el Servizo Municipal de Obras, aprovechando las obras de las aceras de la N-550, ha iniciado la sustitución de 120 metros de tuberías de abastecimiento de agua en una zona de la Avda. de Vigo, que genera constantes averías.
Na actualidade a zona presenta graves deficiencias, concretamente o firme e a ausencia de separativos de pluviais e fecais, ascendendo a inversión a 𝟏𝟐5.𝟎𝟎𝟎 𝐞𝐮𝐫𝐨𝐬 euros que resolveranse coas 𝐬𝐞𝐠𝐮𝐢𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐚𝐜𝐭𝐮𝐚𝐜𝐢ó𝐧𝐬:
Novo pavimento de 𝐟𝐨𝐫𝐦𝐢𝐠ó𝐧 𝐝𝐞𝐬𝐚𝐜𝐭𝐢𝐯𝐚𝐝𝐨 𝐜𝐨𝐧 𝐜𝐨𝐥𝐨𝐫 𝐧𝐚 𝐳𝐨𝐧𝐚 𝐝𝐨 𝐥𝐚𝐯𝐚𝐝𝐨𝐢𝐫𝐨
𝐑𝐞𝐧𝐨𝐯𝐚𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐞 𝐩𝐚𝐯𝐢𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨 de formigón gris nun ramal do camiño cara o este
Instalación dunha 𝐫𝐞𝐝𝐞 𝐬𝐞𝐩𝐚𝐫𝐚𝐭𝐢𝐯𝐚 𝐝𝐞 𝐬𝐚𝐧𝐞𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨, cunha tubaxe para pluviais, e outra para fecais
O prazo de 𝐞𝐱𝐞𝐜𝐮𝐜𝐢ó𝐧 𝐝𝐚 𝐨𝐛𝐫𝐚 𝐜𝐚𝐥𝐜ú𝐥𝐚𝐬𝐞 𝐞𝐧 𝐜𝐢𝐧𝐜𝐨 𝐬𝐞𝐦𝐚𝐧𝐚𝐬. Agradecemos á𝐬 𝐯𝐞𝐜𝐢ñ𝐚𝐬 𝐞 𝐯𝐞𝐜𝐢ñ𝐨𝐬 𝐚 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐫𝐞𝐧𝐬𝐢ó𝐧 𝐝𝐮𝐫𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐨 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐧𝐯𝐨𝐥𝐯𝐞𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐚 𝐨𝐛𝐫𝐚, moi necesaria e que repercutirá en beneficio de todos.
La función es el día 29 en el Auditorio de Cordeiro
El espectáculo «Os Bolechas tocan nunha gran orquestra», que combina teatro y títeres con música, desembarca el próximo día 29 en el Auditorio de Valga. Lo hace con el objetivo de promover la lengua gallega entre los más jóvenes y con entrada totalmente gratuita. La función empezará a las ocho de la tarde.
En esta propuesta los populares personajes creados por el dibujante Pepe Carreiro -Carlos, Pili, Loli, Braulio, Sonia y Tatá junto a su perro Chispa- deciden construir un escenario musical después de encontrar una caja llena de instrumentos para ofrecer un gran concierto. A medida que las melodías del tambor, la guitarra, el piano y la flauta suenan aprenden los diferentes musicales y componen sus distintas melodías.
La actividad está incluida dentro del programa FalaRedes, promovido por la Secretaría Xeral de Política Lingüística de la Xunta de Galicia.