La villa, que este año presume de Porto Xacobeo, celebró el evento de manera brillante
Pontecesures vivió ayer la que, quizás, puede considerarse la Festa da Lamprea más importante de su historia. Una multitud tomó la zona portuaria para consumir los 310 ejemplares disponibles de este preciado producto propio del río Ulla, pero es que, además, centenares de ciudadanos llegados de otras localidades abarrotaron las calles y diversos establecimientos hosteleros de la villa xacobea antes, durante y después de la degustación.
La soleada mañana dominical animó todavía más el certamen gastronómico, acompañado por el indudable tirón de la Feria del Automóvil Antiguo y de Ocasión, que alcanzó su sexta edición y reunió decenas de vehículos que convirtieron el centro urbano en un gran museo automovilístico.
Si a esto se suma el precio módico y popular al que se cobraron las raciones de lamprea al estilo bordelesa ??10 euros, con derecho a pan, vino y cazuela de barro de recuerdo??, la posibilidad de saborear este manjar fluvial en pinchos ??a 3 euros?? y el ambiente festivo que impregnaron los grupos de gaitas y la charanga, es fácil de entender el por qué del éxito cosechado ayer.
Desde primeras horas de la mañana el ambiente que se respiraba en la villa era ya formidable. Mucho antes de que se sirviera la lamprea (a las dos de la tarde) ya olía a churros, a churrasco y a pulpo á feira, pero también a queso, chorizos, pan recién hecho, miel, filloas y todo tipo de productos tradicionales, de esos que presumen de estar «feitos na casa», y que se vendían en diferentes puestos habilitados para la ocasión en el recinto portuario.
Hasta Pontecesures habían llegado vecinos de diversos puntos de las comarcas de O Sar, Caldas, Santiago, Pontevedra, Barbanza… por allí se veían muchas caras conocidas, como el patrón mayor de Rianxo, Baltasar Rodríguez, o el técnico de Medio Ambiente de O Grove, Francisco Meis.
Estos son sólo un par de ejemplos de que la lamprea y su fiesta pontecesureña traspasan fronteras y mejoran cada año que pasa, pero la afluencia de visitantes, llegados en algunos casos desde muy lejos, demuestra también que un pez que para algunos resulta realmente feo se convierte en un manjar cuando se le trata con cariño en los fogones.
Eventos como el de ayer demuestran que la lamprea es hermosa por dentro, y sobre todo sabrosa, de ahí que tanta gente quisiera visitar Pontecesures para saborear su popular pescado, ese parásito marino que capturan catorce embarcaciones en las cuales los pescadores, conocidos como valeiros, demuestran a diario su destreza en el manejo de la nasa butrón, el arte de pesca empleada para capturar este pez de cuerpo cartilaginoso que a principios de cada año empieza a remontar el Ulla para desovar.
El ambiente festivo mejoraba por momentos, la exposición de coches antiguos hacía las delicias de los visitantes, que también contemplaban la exposición de lampreas vivas, y el sol calentaba cada vez con más fuerza, por lo que era casi imposible encontrar un sitio libre en terrazas de bares como el situado en A Plazuela.
Así lo comprobaron también las numerosas autoridades presentes en la fiesta, que recorrieron el recinto, se subieron a algún que otro coche clásico, visitaron las cocinas y, por supuesto, degustaron la lamprea.
La nutrida comitiva estaba capitaneada por la conselleira de Mar, el presidente de la Diputación, la alcaldesa de Pontecesures, María Isabel Castro Barreiro, y sus socios en el tripartito, el conservador Rafael Randulfe y el incombustible Luis Sabariz Rolán, el concejal independiente delegado de Relaciones Institucionales que, como tantas otras veces, fue el encargado de organizarlo y supervisarlo prácticamente todo.
Junto a ellos el actor gallego Tacho González, encargado de leer un pregón en el que, como no podía ser de otra manera, fue fiel a su estilo, por eso las alusiones a la lamprea y a Pontecesures rebosaban dinamismo y grandes dosis de humor.
Como se explicó anteriormente la expedición de las raciones de lamprea comenzó a las dos de la tarde. Desde prácticamente una hora antes ya había gente esperando en la cola para recoger el producto en cuanto saliera de los fogones, instalados en el mercado de abastos, como siempre.
Y también como siempre, lo que cuesta tanto trabajo pescar y requiere tantas horas de preparación en la cocina se agotó con una considerable rapidez.
«El arroz está un poco soso y la lamprea tiene demasiadas huevas», decía una de las asistentes al evento. «No hay nada como una buena ración de lamprea a la bordelesa, y ésta está deliciosa», replicaban los comensales que tenía al lado.
La satisfacción parecía generalizada y algunos incluso quisieron destacar el buen trabajo realizado por el equipo de hombres y mujeres que se ocuparon de preparar el almuerzo, de distribuirlo y de velar por el buen funcionamiento de la fiesta.
FARO DE VIGO, 19/04/10