Buenos datos de donaciones de sangre en Pontecesures.

Vigo, con 12.768 donaciones, A Coruña (9.521) y Santiago (9.349) fueron los tres municipios gallegos donde más donaciones de sangre se contabilizaron el año pasado. Sin embargo, la lista de los ayuntamientos más solidarios la encabezan tres del área sanitaria compostelana: el de Padrón, con 118 aportaciones por cada mil habitantes, Santiago (97) y Melide (85). En las otras tres provincias el primer lugar en solidaridad correspondió al pontevedrés de A Illa de Arousa (también 85 por mil), el ourensano de Xinzo de Limia (71) y el lucense de Meira (62). Así consta en la memoria anual del 2015 de la Axencia Galega de Sangue, ?rganos e Tecidos.

El documento resalta que en 81 municipios gallegos (39 de la provincia de A Coruña, 22 de Pontevedra, 16 de Ourense y 4 lucenses) 40 o más de cada mil habitantes donaron sangre el año pasado. Esa es la tasa que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Son ocho más (un 11 % de crecimiento) que los 73 del 2014, pero suponen menos del 26 % de los 314 municipios del país.

La Axencia matiza que tiene en cuenta el concello donde se dona, no el lugar de residencia de quien dona. Es una matización importante, destaca Marisa López García, directora de la entidad, pues un volumen importante de personas donan en el lugar donde trabajan, estudian o se encuentran desplazadas por otras circunstancias, no donde viven.

Padrón es el único municipio que supera el centenar de donaciones de sangre por cada mil habitantes; y Santiago el único que está por encima de 90. Entre 90 y 80 se encuentran los ya citados de Melide y A Illa de Arousa, además de Boiro. Entre 79 y 70 se hallan 13 municipios, que son O Grove, A Guarda, Oroso, Cambados, A Pobra do Caramiñal, Noia, Rianxo, As Pontes, Muros, Arzúa, Xinzo de Limia, Negreira y Cee. Y entre los 30 más solidarios, con cantidades entre 69 y 61 figuran asimismo O Porriño, Santa Comba, Ordes, Pobra de Trives, A Estrada, Silleda, Cerceda, Pontecesures, Meira, Lalín, Tui y Caldas de Reis.

La dispersión de la población y el envejecimiento contribuyen a que las provincias de Ourense y Lugo estén por debajo de la recomendación de la OMS. Y del total de comarcas, solo 22 la cumplen.

Peor año del siglo
La mayoría de las personas que donan residen en municipios de más de 5.000 habitantes, aunque hay excepciones y A Illa de Arousa, Pobra de Trives y Meira son las más llamativas. Cinco de las siete grandes ciudades superan la tasa recomendada por la OMS: Santiago, como se indicó, es donde más; y le siguen Ferrol (51), Pontevedra (46), Vigo (43) y Ourense (41); A Coruña se aproxima, con 39; y el peor dato en este aspecto lo tuvo el año pasado Lugo, con solo 34.

En toda la comunidad, sumadas las recabadas en unidades móviles y en puntos fijos, se contabilizaron 111.250 donaciones. Son 5 menos que en el 2014. Pero representa la cifra más baja de este siglo; y hay que retroceder hasta 1999 (102.362 donaciones) para dar con el precedente inferior. Desde el 2000, incluido ese año, fueron siempre superiores; y el récord autonómico se alcanzó en el 2004, con 123.880, según datos oficiales facilitados.

Donan más los varones que las mujeres. Aunque en esto influye decisivamente una circunstancia objetiva: los hombres pueden donar hasta 4 veces al año, y las mujeres solo 3; y en todo caso debe pasar un mínimo de dos meses entre cada donación.

Para donar hay que ser mayor de 18 años, tener permiso médico para hacerlo si se han cumplido los 65, y presentar una salud normal, con al menos 50 kilos de peso.

Donantes que envejecen
Un dato que preocupa especialmente es el envejecimiento de las personas donantes, que se ha situado en 46 años. Menos del 30 % de quienes donan son menores de 33 años, y es un colectivo que se pretende incrementar.

Para conseguirlo, la directora de la Axencia Galega de Sangue indicó que se intentará llegar más a jóvenes estudiantes que reúnen requisitos para donar. El año pasado se captaron el 3,5 % del conjunto total de donaciones en los siete campus universitarios, y el 3 % en centros de formación profesional y otros de enseñanza no universitaria. Y es un objetivo prioritario incrementar estos porcentajes, indicó. Para ello se incrementarán las campañas y actos informativos en los diferentes establecimientos de enseñanza, avanzó.

Las unidades móviles recogen el 85 % de las aportaciones en la comunidad
El 85 % de las donaciones de sangre se efectuaron el año pasado en alguna de las unidades móviles, hasta 10 diarias, que recorren todas las semanas la comunidad. El 15 % se realizaron en hospitales y puntos de fijos de donación. Desde que en 1993 empezó a funcionar el Centro de Transfusión de Galicia se acentúa esta tendencia, y se confirma un cambio de hábito en la población. Porque en 1992, de las 69.170 donaciones de sangre contabilizadas aquel año en Galicia, el 74 % (50.942) se hicieron en los puntos fijos que entonces funcionaban en los hospitales; y solo el 26 % restante (18.228) en unidades móviles. Todos los grupos son relevantes, en especial el Cero negativo, que tiene un 7 % de la población gallega, porque puede transfundirse a otros grupos.

La Voz de Galicia

Juan Manuel Vidal Seage, proclamado alcalde de Pontecesures entre duras descalificaciones.

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Dado que la alcaldesa saliente no quiso fue Isabel Castro la que entregó el bastón de mando a Vidal Seage.

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Una alcaldesa muy enfadada | Antes de que dejara de serlo la alcaldesa Cecilia Tarela se mostró especialmente enfadada.

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Juan Manuel Vidal Seage, iluminado por un rayo de sol en el salón de plenos antes de ser proclamado alcalde.

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Mucha gente de fuera | En el salón de sesiones había un centenar de personas, pero la mayoría eran de fuera.

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Un debate crispado | Ángel Souto Cordo ??al fondo de la imagen??, Roque Araújo ??en primer término??.

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El salón de sesiones se llenó de medios de comunicación y público.

BNG y PSOE mostraron su indignación por perder el poder y no escatimaron en insultos a los nuevos dirigentes -El PP pasa a gobernar en coalición con dos grupos independientes surgidos hace años de sus propias filas

Juan Manuel Vidal Seage es desde ayer a las 12.30 horas alcalde del Concello de Pontecesures. El representante del PP en la localidad fue proclamado primer edil tras la aprobación de una moción de censura que deja sin el bastón de mando a la nacionalista Cecilia Tarela.

La sesión plenaria que comenzaba a mediodía, por momentos tensa y crispada, se ajustó al guión previsto y no hubo sorpresas. Eso sí, destacaron los ataques manifestados por el gobierno saliente, que para la ocasión se hizo arropar por alcaldes y concejales del BNG y el PSOE procedentes de otras localidades de las comarcas de Caldas, O Sar, O Salnés y Pontevedra.

Pero hay que analizarlo todo por partes. En primer lugar decir que la moción de censura prosperó con los tres votos a favor del PP, integrado por Juan Manuel Vidal Seage, José Ramón Cadilla Piñeiro y Mónica Espadas Díez; los dos apoyos de los ediles electos de Independientes de Pontecesures (IP), es decir, María Isabel Castro Barreiro y Francisco García Sobrino; y el líder de Terra Galega (Tega), Ángel Manuel Souto Cordo. Su número dos, Jorge Janeiro Cortés, que no estaba inicialmente de acuerdo con la moción de censura, no acudió al pleno, supuestamente por razones laborales, y se ahorró así un momento desagradable.

Así pues, esos seis votos a favor de la moción de censura constituyen mayoría absoluta, o lo que es lo mismo, un aval suficiente para que gobierne el PP de Vidal Seage, que fue, cabe recordar, la lista más votada en las pasadas elecciones.

A diferencia de lo que sucedió tras las elecciones de mayo de 2015 y antes de la investidura posterior, esta vez sí hubo acuerdo entre esos tres grupos. Los conservadores toman las riendas para tirar de un carro en el que se suben IP y parte de TeGa, dos formaciones que nacieron hace años precisamente como escisiones del PP.

Esto es tanto como decir que desde ayer están en la oposición los dos ediles del BNG -la exalcaldesa Cecilia Tarela y María Teresa Tocino- y los dos del PSOE -Roque Araújo y Concepción Gómez Figueira- que gobernaban en solitario desde que hace unos meses los plantó Tega.

Aclarado esto, como segundo aspecto destacado, hay que aludir a la presencia de un centenar de personas entre el público, pero lo llamativo es que la mayoría no eran vecinos pontecesureños, ni mucho menos. Había alcaldes, concejales e incluso diputados socialistas y nacionalistas como las grovenses Ángeles Domínguez y Noemi Outeda, la valguesa María Ferreirós, Javier Dios, Bieito Lobeira, Carlos Iglesias, Dolores Folgar, María José Vales y otros representantes electos de A Illa, Vilanova, Valga, Cambados, Pontevedra, Caldas, O Grove, Moraña o Padrón, por citar algunos ejemplos. “Estamos aquí para apoyar a nuestros compañeros”, argumentaban los representantes del PSOE y el BNG en Pontecesures.

Y el tercer aspecto a destacar del pleno de censura es que tanto Cecilia Tarela como Roque Araújo acudieron dispuestos a vender cara su piel, o desde luego con las escopetas cargadas, de ahí que arremetieran con una dureza por momentos extrema contra los ponentes de la moción, ganándose así los aplausos de sus seguidores.

Para entender mejor los modos que se presenciaron cabe apuntar dos cuestiones muy concretas: que la ya exregidora no dejó de golpear con la mano abierta sobre la mesa mientras gritaba para abroncar a sus detractores, y que tras la votación que dejó claro que Seage era el nuevo alcalde Tarela se negó a entregarle el bastón de mando.

Tuvo que hacerlo María Isabel Castro Barreiro, que también es exalcaldesa y es ya una veterana de la política local. Además presidió la mesa de edad, de ahí que durante la parte más agria del debate, por llamarlo de alguna forma, pidiera que no se convirtiera el salón de plenos “en una plaza de pescado”.

Algunos se preguntarán por qué tanta crispación, ya que una moción de censura es una fórmula tan válida y legítima como la de formar un gobierno tras unas elecciones dejando al margen a la lista más votada, que es como llegó al poder Cecilia Tarela hace un año.

La nacionalista trató de explicar ese enfado recurriendo a la descalificación, ya que al parecer se sintió insultada por el texto de la moción de censura presentada, en la que se dice que la situación es “insostenible” en el municipio, que el ejecutivo carecía de la confianza de los demás munícipes y que es necesaria una nueva mayoría “capaz de mejorar el bienestar de los vecinos”.

Acto seguido la aún portavoz del BNG pero ya no alcaldesa tildó de “soberbios”, “autoritarios” y “malos gestores” a los portavoces de los tres grupos que acabaron con su mandato, antes de asegurar que si ahora se unieron para gobernar “es por dinero”.

Efectivamente, la nacionalista acusó una y otra vez a los representantes de PP, IP y Tega de formar gobierno para cobrar, lo que le sirvió para que desde el público alguien la recordara que ella también estuvo cobrando hasta ahora, junto con los dos que fueron sus socios.

Pero Cecilia Tarela siguió con su discurso diciendo que “buscan el dinero y las obras”, lo cual explicaría, a su juicio, que se cree una concejalía de Infraestructuras y otra de Obras, “para tener contentos a los dos socios” del PP.

“Solo vienen a por el dinero”, gritó una y otra vez una por momentos desencajada Cecilia Tarela, quien la emprendió con especial dureza dialéctica contra Ángel Souto Cordo, quizás por haberla dejado tirada solo un año después de haberla encumbrado en la Alcaldía.

La exregidora criticó a su exsocio acusándolo de ser un “vago” y no cumplir con sus obligaciones cuando tuvo dedicación exclusiva en su gobierno. Lo dijo tras explicar que “ya les queda el trabajo hecho, por lo que pueden rascarse la barriga durante mucho tiempo”.

Visiblemente irritada y sin acabar de encajar la derrota, Tarela recordó que los que ahora forman el tripartito pontecesureño “no podían ni verse tras las elecciones” de 2015, pero sin embargo “ahora están todos juntos en esta pandilla que mintió a todos los vecinos”.

Esto la llevó a concluir que “las enemistades se curan con dinero, y ya veremos si la jubilada -en alusión a Isabel Castro- cobrará por delante o por detrás”.

Cuando ya había perdido totalmente los papeles, Cecilia Tarela acusó a Souto Cordo de haber trabajado “solo durante 30 días” en lo que va de mandato y de “incumplir con su horario”. Y sin dejar de dar golpes en la mesa ni de gritar espetó: “Presentar esta moción de censura con insultos es una falta de educación”.

También el socialista Roque Araújo se subió al tren de la crítica tildando la moción de censura de “ópera bufa” promovida por “un productor con la cartera llena de dinero que se rodea de un primer actor ambicioso con aires de galán trasnochado y una primera actriz con solera a la que ya no queda otra oportunidad para destacar”.

Esta escenificación continuó con un Roque Araújo convencido de que la moción de censura “está basada en mentiras, pues Seage siempre dijo que no aceptaría un tripartito con dedicaciones exclusivas”.

Aunque también tuvo tiempo para presumir de gestiones realizadas en el último año, como “mejora del abastecimiento o del cementerio, los colegios, la base de Protección Civil y parques infantiles”, sin olvidar los supuestos avances “en servicios sociales, educación, cultura y deporte”.

Roque Araújo apostó como Tarela por el cuerpo a cuerpo y preguntó qué va a pasar ahora con la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) -que fue la principal causa de ruptura del viejo tripartito-, qué va a suceder con la polémica variante de la carretera N-550 o incluso si el nuevo alcalde va a promover la fusión de Pontecesures con el municipio vecino de Valga.

Para cerrar su intervención el socialista pronosticó que “el tiempo pondrá a cada uno en su sitio y cada uno tendrá que rendir cuentas en el futuro”, que lógicamente es algo que ahora también deberán hacer el propio Araújo y el BNG tras haber perdido la Alcaldía.

Ángel Souto Cordo fue el único del nuevo gobierno que saltó a la arena para participar en el citado cuerpo a cuerpo, quizás porque la suya era una batalla fratricida con los que hasta hace nada eran sus socios.

Y el que para unos es “oveja negra” y para otros “hijo pródigo”, ya que sus orígenes están en el PP, no dudó en asegurar que “con Manuel Luis Álvarez Angueira esto no habría pasado”, o lo que es lo mismo, que piropeó al anterior alcalde del BNG al tiempo que culpó de la ruptura de relaciones y la pérdida de la Alcaldía a la que fue su sucesora, Cecilia Tarela.

Continuamente interrumpido por ésta, que en realidad fue la única que se saltó a la torera los turnos de intervención, Souto Cordo también tiró de la manta para decir que el socialista Roque Araújo llegó a ofrecerse para formar una moción de censura contra el BNG con Tega e IP.

Y claro, ahí empezaron a llamarse “mentirosos” unos a otros, haciendo que el debate dejara de serlo y los gritos se impusieran a cualquier razonamiento.

Eso sí, Souto Cordo tuvo ocasión de defenderse de las acusaciones diciendo que si faltó al trabajo fue o bien porque durante un periodo estuvo de baja laboral a causa de un accidente de circulación o porque estuvo de vacaciones, de ahí que insistiera en que son sus derechos y acusara a Cecilia Tarela de “ir en contra de los trabajadores”.

Junto a María Isabel Castro, que se dedicó a pedir tranquilidad, “para tener la fiesta en paz”, y que aseguró que no va a cobrar en esta nueva etapa en el gobierno, el más moderado fue el nuevo alcalde, que evitó entrar en el juego de las descalificaciones y se limitó a leer un breve discurso que arrancó citando la misma frase con la que Miguel Delibes comienza su libro “El Camino”: “Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así”.

Tras parafrasear también a Eduardo Pondal, el regidor pontecesureño se comprometió a “sacar adelante” el “desafío” y las “duras pruebas” a las que ahora se enfrenta su gobierno.

Una vez finalizada la sesión Seage dejó claro que “no hay nada de malo en crear una concejalía de Obras y otra de Infraestructuras”, garantizó que “solo va a pagarse una dedicación total y otra parcial, por lo que el coste va a ser menor que en el gobierno saliente”, y aseguró que podrá compatibilizar su nuevo cargo con su profesión “sin ningún problema”.

Faro de Vigo

Salva o Tren volverá a Madrid para exigir la reapertura de la estación de Portas.

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Intentará impedir que Fomento cambie esta opción por la propuesta de Vilagarcía de una Vía Verde que costaría un millón de euros.

El no que el gobierno popular de Portas dio el pasado viernes a la moción presentada por la Plataforma Galega Salva o Tren para que se intentase recuperar en el Ministerio de Fomento el servicio de tren de viajeros en la estación del municipio supone, según el citado colectivo, un varapalo de tal dimensión que “asesta un golpe mortal al arraigo de los habitantes de la comarca de Caldas de Reis”. La citada estación permanece cerrada para pasajeros (no así para transporte de mercancías con Pontevedra) desde el 20 de julio del año 2008.

Desde entonces, y dentro de una reivindicación global del mantenimiento de otras estaciones ferroviarias del Eje Atlántico entre Santiago y Vigo, fueron múltiples las acciones (movilizaciones, gestiones en Fomento, reuniones al más alto nivel en dicho ministerio y otras) que emprendió Salva o Tren. Todas sin éxito. No obstante y pese al reciente rechazo de la moción, Salva o Tren volverá a reiniciar las gestiones ante el Ministerio que dirige, actualmente en funciones, Ana Pastor. Eso sí, el colectivo reconoce que ahora la tarea será “moito máis difícil”. Y es que además, la alternativa a la reapertura de la estación, que propuso en su día el alcalde de Vilagarcía, la construcción en su lugar de una Vía Verde, está apoyada también por el regidor de Caldas de Reis, además de por el arousano y el de Portas. En opinión de Salva o Tren, estas posturas son inconcebibles teniendo en cuenta variables sociales, económicas y de movilidad de los vecinos de la zona de Caldas de Reis: una población envejecida, que en muchos casos carece de vehículo propio o de carné y depende de los taxis para poder desplazarse y la inexistencia de cualquier otro tipo de transporte público en la comarca.

Según la plataforma, constituida en el año 2007 y que dice haber salvado la operatividad de once estaciones del mencionado eje entre Compostela y la ciudad olívica, resulta “bochornoso” que el actual alcalde de Portas, Víctor Estévez, siga la senda de su antecesor y apoye la “descabellada” propuesta del regidor de Vilagarcía de levantar el trazado ferroviario y construir una Vía Verde que costaría alrededor de un millón de euros. Todo ello en un concello, el de Portas, que tiene una elevada deuda.

INDEFENSOS. Por eso, Salva o Tren estima que los vecinos se han quedado indefensos frente a un Concello que se muestra “irresponsable, inoperante y falto de coherencia administrativa” porque, en lugar de apoyar la recuperación del servicio de pasajeros, aunque hayan pasado ya ocho años, opta por “privarnos de su defensa poniendo palos en la rueda de esta lucha”.

Así las cosas, el colectivo ejercerá de nuevo la defensa de lo que considera un interés vecinal generalizado e iniciará una nueva ronda de contactos con el Ministerio de Fomento. El objetivo, afirma, no es otro que “gestionar la recuperación de la estación e impedir que esa Senda Verde acabe con la esperanza de comunicación de toda la comarca de Caldas”.

Reproche: Un alcalde que reside en Pontevedra

El hecho de que el alcalde de Portas, como otros muchos de pequeños municipios de la provincia, no resida en el concello que gobierna es un hándicap para conocer las necesidades del día a día de los vecinos. Víctor Estévez tiene fijada su residencia en Pontevedra, hecho que le reprocha Salva o Tren. Las palabras del regidor en las que destacó que sus hijos “nunca habían cogido un tren para ir a estudiar” son duramente criticadas por la plataforma, que las ponen de ejemplo de la falta de conocimiento real “de las imperiosas necesidades de transporte existentes en Portas”. Este es un concello, además, en el que faltan servicios tan básicos como una red de abastecimiento de agua municipal y saneamientos.

Diario de Pontevedra

El PP derroca al BNG en Pontecesures.

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Seage hizo valer el triunfo de los populares en las municipales para argumentar una moción de censura que, según sus rivales, solo se justifica «polos cartos e o formigón».

«As cousas puideron ter sucedido doutro xeito, sen embargo sucederon así». Con esta cita de Miguel Delibes inició Juan Manuel Vidal Seage (PP) su intervención en el pleno en el que entró como aspirante a la alcaldía de Pontecesures y del que salió portando, efectivamente, el bastón de mando. Se refería Seage a que la moción de censura que ayer se aprobó «ao mellor non debería ter acontecido en situacións normais». Pero «vivimos tempos atípicos nos que os que gañan as eleccións non teñen dereito a gobernar», reflexionó. En estos momentos de «ruda adversidade urxente», siguió con un guiño a Eduardo Pondal su argumentación: al PP, el partido más votado en las municipales, no le quedó más remedio que utilizar una moción de censura para acceder a la alcaldía que la nacionalista Cecilia Tarela le arrebató en mayo del 2015 gracias a un pacto con PSOE y TeGa que se rompió a principios de año, cuando la segunda de estas formaciones abandonó el barco.

La moción de censura se consumó ayer, a mediodía, ante un salón de plenos lleno de gente. Había vecinos, algunos. Había muchos representantes del BNG, entre los que estaba Xosé Luis Rivas, exalcalde del Bloque de Boimorto, que sufrió una moción de censura en agosto. Había diputados provinciales y concejales del PSOE de las comarcas de Caldas y O Salnés. Y había también alcaldes del PP que arropaban al nuevo gobierno. Ante esos «ilustres visitantes» -así los llamó Vidal Seage durante su intervención- se desarrolló una sesión corta pero de alto voltaje. La única silla que estuvo vacía fue la de Jorge Janeiro, el concejal número dos de TeGa, que se negó a firmar la moción de censura en la que sí participa su jefe de filas, Ángel Souto.

Encendidos discursos

Así que con los tres concejales del PP, uno de TeGa y los dos ediles de Independientes por Pontecesures -con Maribel Castro a la cabeza-, se ha conformado un nuevo gobierno. Una alianza que nace de la «falta de confianza», explicaron, en la alcaldesa saliente. Esta, la nacionalista Cecilia Tarela, no se mordió la lengua en su alegato. «O motivo desta moción de censura son os cartos», dijo. Afeó a Vidal Seage que, tras criticar con dureza las tres medias dedicaciones que llegó a tener su gobierno, haya pactado una exclusiva completa para Ángel Souto y una media para él mismo. Maribel Castro, matizó, «xa veremos se cobra ou non, por diante ou por detrás». Al nuevo gobierno, una «pandilla que lle mentiu a todos os veciños», les ha dejado «feito o traballo de todo o ano; teñen tempo para rascarse a barriga ou o que queiran».

El PSOE de Roque Araújo también ha sido desterrado del gobierno. El socialista habló del «botín» que, dice, se ha repartido el nuevo tripartito: las concejalías de Obras y Urbanismo, y los sueldos. Araújo comparó todo lo ocurrido en Pontecesures con una «ópera bufa» en la que Rueda Crespo es el «productor coa carteira chea de cartos», Vidal Seage un «primeiro actor ambicioso, con aire de galán trasnoitado», Maribel Castro una actriz «con solera e ganas de recuperar glorias pasadas», mientras que a Souto Cordo le reservó el papel de «bufón que non lle fai graza a ninguén».

Un buen ataque

El edil de TeGa sabía que iba recibir una lluvia de críticas. Y, como no hay mejor defensa que un buen ataque, Souto Cordo se dirigió a Tarela para asegurarle que «esto, con Luis Álvarez Angueira [el exalcalde nacionalista] non tería pasado». Y a Roque Araújo para retarlo a explicar «aos seus socios a chamada que me fixo o 23 de abril na que se ofreceu para encabezar unha moción de censura PSOE-TeGa-IP».

A partir de ahí, reproches a voces. «Esto non parece un pleno, parece a praza», dijo Maribel Castro, encargada de dirigir el debate plenario.

La Voz de Galicia

Salva o Tren no logra frenar el proyecto de Vía Verde entre Vilagarcía y Portas.

Los representantes de los tres concellos continúan con las reuniones periódicas para ultimar el documento que presentarán este año a la Fundación de Ferrocarriles.

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La plataforma Salva o Tren no ha conseguido frenar el proyecto de “Vía Verde” que fraguan los Concellos de Vilagarcía de Arousa, Caldas de Reis y Portas para dar utilizar a los 9 kilómetros de raíles que quedaron sin uso, tras la acometida de la variante de alta velocidad ferroviaria en el Eje Atlántico.

Si bien el colectivo se dirigió a los tres concellos, las principales presiones las ejerció en Portas (municipio que hace unos años perdió su estación ferroviaria como consecuencia de la variante) donde incluso llegó a presentar una moción para su debate en el pleno con el fin de lograr la recuperación del servicio ferroviario. El objetivo de esta plataforma se vio frustrado al rechazar la corporación municipal de Portas su propuesta, lo que demuestra el apoyo al proyecto de Vía Verde que el gobierno municipal está consensuando con sus vecinos de Vilagarcía y Caldas.

La Vía Verde de 9 kilómetros desde la parroquia vilagarciana de Rubiáns, hasta la antigua estación de Portas, pretende dar utilidad a un trazado ferroviario que quedó abandonado y que en su mayor parte está lleno de maleza. Los tres Concellos quieren convertir este tramo en un itinerario de senderismo y uso de bicicletas, en el que se señalicen los puntos de interés turístico, medioambiental y patrimonial.

La intención de los tres alcaldes es que el documento técnico esté finalizado en septiembre para poder presentarlo a la Fundación de Ferrocarriles Españoles.

Faro de Vigo

Mejoras para los colegios de la provincia de Pontevedra.

El conselleiro de Educación, Román Rodríguez, agradeció ayer a sesenta alcaldes de la provincia -no entran las ciudades de Pontevedra y Vigo- su «espírito de colaboración» para llevar a cabo una actuación conjunta de mejora en colegios. En concreto, en 116 centros educativos, 103 CEIP (infantil y primaria) y 13 CPI (público integrado). El departamento de la Xunta citó a los regidores en la sede administrativa de Pontevedra, donde tuvo lugar la firma de los sesenta protocolos y, a mayores, dos convenios con Vilagarcía de Arousa y A Guarda.

Según explicó Román Rodríguez, se invertirán 4,6 millones de euros, un 63 % aportado por la Administración autonómica (2.962.761 euros) y el 37 % restante por los ayuntamientos (1.719.600 euros). Las obras, que se ejecutarán en verano, comprenden el cambio de cubiertas, actuaciones de eficiencia energética, sustitución de ventanas y trabajos de acondicionamiento en instalaciones deportivas, entre otros.

«A mensaxe que hoxe [por ayer] lanzamos é positiva, máis alá das lóxicas e necesarias discrepancias políticas en campaña electoral e das divisións entre Administracións. Por riba están as persoas, os cidadáns e o servizo público», remachó el conselleiro. Román Rodríguez echó mano de su pasado como concejal durante quince años para trasladar a los alcaldes que es consciente de las «reticencias» entre Administraciones a la hora de hablar de la competencia de las obras. «Hai unha delgada fronteira entre o que é competencia do concello e da Xunta, do que é estrutural e do que é de mantemento», expuso. Y recordó que la consellería tiene a su cargo 1.200 centros educativos en toda Galicia.

En doce concellos de la provincia la inversión superará los 100.000 euros. Es el caso de A Guarda, Cangas, Moaña, Mos, O Rosal, Poio, Ponteareas, Redondela, Tui, Vila de Cruces, Vilagarcía de Arousa y Vilanova de Arousa. De ellos, los tres con mayor desembolso son, por este orden, Poio (559.000 euros), Vila de Cruces (549.000) y Cangas (545.725).

Los protocolos comprenden actuaciones en más de la mitad de los CEIP de la provincia, en concreto en 103 de los 195 existentes. Respecto a los CPI, se intervendrá en 13 de los 18. Son los de Baiona, A Cañiza, Rodeiro, Catoira, Mosteiro (Meis), Mondariz, Santa Lucía (Moraña), Caldas de Reis, Portas, Pazos de Borbén, Pontecesures, Ribadumia y Soutomaior.

Respecto a los convenios, afectan al CEIP de Rubiáns, en Vilagarcía, y al CEIP As Solanas, de A Guarda. En ambos casos la consellería asumirá el 50 % del coste de las obras y los concellos, el 50 % restante. Son la reforma del gimnasio de Rubiáns (260.000 euros en total), y la mejora del pabellón anexo al gimnasio de As Solanas (150.000 euros).

La Voz de Galicia