La crisis lo bajó del andamio y él se subió a la parra en Barro.

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En sus viñedos, Luciano Cepeda Torres cultiva uvas de las variedades albariño, caíño y ratiño.

«A crise cambioume a vida, pero a mellor», sostiene un joven vecino de Barro que se vio obligado a dejar el andamio y el martillo por la parra y la tijera de podar. Con quince años dedicados a la construcción que le permitieron formar una familia, Luciano Cepeda se vio, de golpe y a causa de la crisis, sin trabajo. Harto de entregar currículos sin suerte y de «traballar sen cobrar ou por un prato de caldo», decidió dar un giro radical a su vida. Abandonó el cemento y el ruido de la ciudad, por la tierra y la tranquilidad del campo. Desde hace cuatro años gestiona un viñedo que le hace «moi feliz».

Nacido en Valga en el año 1982 en el seno de una familia rural, Luciano Cepeda comenzó a trabajar como obrero a los quince años de edad. Acompañado de su pareja, se mudó a Caldas donde construyeron una vida que en el 2010 estuvo a punto derrumbarse al perder su trabajo.

«Tiña que pagar aluguer, luz, auga e había que buscar unha maneira de vivir». Después de trabajar una temporada en la vendimia, le picó el gusanillo de la viticultura y decidió jugárselo todo a una carta.

Alentado por un pariente, Cepeda decidió hacerse cargo de pequeñas plantaciones de vecinos de Barro, que al ser mayores ya no podían mantenerlas, y se las cedieron a Luciano a cambio de un porcentaje de la producción.

«Eu cando comecei coa viña non sabía nin descorchar unha botella de viño», confiesa Luciano, aunque ahora ya es todo un experto en el cuidado de la vid. «Podo, ato, dou sulfato, sego, desneto e vendimo, que é o único que non me gusta do traballo», presume el viticultor que lleva un año asentado en Barro.

Optimismo con el cambio
Paseando bajo las parras, Luciano se muestra realmente entusiasmado con su nueva profesión. Al mismo tiempo que quita las hojas sobrantes o las uvas pochas de la vid, rememora sus inicios, que no fueron fáciles. En el primer año asumió un enorme riesgo, puesto que la cosecha se paga a año vencido. «Sen ingreso ningún, tiven que investir todo o que tiña», admite Cepeda. De hecho cuando le comunicó la decisión a su familia, «dixéronme que estaba tolo», recuerda entre risas. Sin embargo, la situación actual ya es más desahogada porque «se pasas o primeiro ano, xa pasou todo».

Tanto es así que si mañana mismo le llama una empresa de la construcción, Luciano lo tiene claro. «Quédome coa viticultura, sen dúbida», sentencia el agricultor y añade «co traballo que me deu chegar aquí, sería tirar con estes catro anos e nunha empresa non sabes canto tempo vas botar», explica.

Y es que el negocio va viento en popa. Su intención es ampliar la plantación en cinco mil metros cuadrados más, llegando a los treinta mil metros cuadrados para la próxima temporada. «Este ano a viña vai dar sobre 25.000 quilos, de aí o 10 % ou 15 % lévao o dono da parra, un pouco máis do 7 % é para gastos, quédame un 40 % que son catorce ou quince mil euros», resume Cepeda.

Admite Luciano Cepeda que «de viño non entendo, só sei diferenciar un branco dun tinto, pero de coidado da viña si que sei».

De hecho aprendió un truco muy útil de un vecino del lugar, «parece un chiste pero non é», advierte antes de ilustrarlo. «El dicíame, cando teñas ganas de mexar, faino debaixo da parra, mentres, miras cara arriba e vas quitando as follas ou uvas secas», bromea un Luciano que anima a los parados a emprender una aventura laboral en el rural gallego.

La Voz de Galicia

?ltimo impulso de los alcaldes a la Mancomunidad del Ulla Umia.

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El objetivo es compartir más servicios que la prevención de incendios.

«Unha mancomunidade só para tres meses non ten sentido». Esta afirmación del alcalde de Portas, Víctor Estévez (PP), podría firmarla cualquiera de sus homólogos en los municipios de Moraña, Caldas o Cuntis. Los cuatro regidores están convencidos de que el futuro de la entidad pasa por compartir más servicios que la lucha contra el fuego, y los cuatro mandatarios coinciden al señalar que un servicio de basuras y de mantenimiento de carreteras conjunto serviría para aliviar las arcas municipales y garantizar la continuidad de la Mancomunidad.

La intención de los nuevos alcaldes de Portas y Cuntis es la de revitalizar una institución que en el último mandato solo sirvió para luchar de forma conjunta contra los incendios forestales. Una medida adoptada en el 2012 después de más de tres años sin prestar ningún servicio, lo que motivó el abandono de los concellos de Catoira, Valga y Pontecesures, que siguen formando parte de la Mancomunidad pero no participan en sus planes.

El más crítico con el actual funcionamiento es el alcalde de Caldas, Juan Manuel Rey (PSOE). «Non estou moi namorado dela, serviu para aforrar un pouco pero a ver como se presentan os próximos meses», apunta el regidor, que vería con buenos ojos mancomunar el servicio de basuras, aunque esperará la llamada de sus compañeros para tomar una decisión sobre el papel de Caldas en el ente.
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Por el contrario, Víctor Estévez es el que más esperanzas deposita en la entidad. «Quero que teña futuro. ? moi importante para os concellos pequenos», afirma el alcalde de Portas, quien propone nuevos servicios, como la compra de maquinaria para la limpieza de montes o el mantenimiento de carreteras. Asimismo, «compartir un servizo de lixo serviría para diminuír moito os custes», sugiere Estévez.

Por su parte, la regidora de Moraña, Luísa Piñeiro (PP), sostiene que «hay que revitalizarla. Hay proyectos que se quieren retomar». Añade además que unir esfuerzos abriría la puerta para optar a subvenciones que por separado sería imposible. En la misma línea se pronuncia el regidor de Cuntis, Manuel Campos (PSOE), que apoya mancomunar servicios pero descarta que se retomen los antiguos grandes proyectos como la perrera o el parque de maquinaria.

Otra medida que no descartan los cuatro mandatarios es la posibilidad de incorporar nuevos concellos, aunque será un debate que se tratará en una reunión pendiente para el otoño.
Roberto Vázquez dejará la presidencia en noviembre

El presidente de la Mancomunidad del Ulla Umia y ex alcalde de Portas, Roberto Vázquez, llevó a cabo el pasado viernes una de sus últimas actividades al frente de la entidad, la puesta en marcha de la tercera campaña de prevención de incendios, el único servicio que presta la Mancomunidad y que se implantó durante su mandato.

El presidente hace una valoración «moi positiva» de sus cuatro años al frente de la entidad y sostiene que no abandonará su puesto hasta el mes de noviembre, «cando remate a campaña de incendios», declara Roberto Vázquez.

Aunque en los últimos años no hubo grandes iniciativas, lo que motivó que algunos de los integrantes dejasen de abonar sus cuotas, el secretario de la Mancomunidad, Ramón Pose, asegura que la situación económica del organismo es correcta. «No hay deudas, pero el remanente se fue gastando al no haber ingresos», justifica el secretario Pose.

La Mancomunidad del Ulla Umia se fundó en el año 1994 sin llegar a ejecutar ninguno de los grandes proyectos planteados. Se buscó la construcción de una perrera, un parque de bomberos, un servicio de protección civil, un parque de maquinaria y un sistema de recogida de basuras. Todos fracasaron y la entidad vive ahora un momento decisivo. El objetivo de los alcaldes es dar un nuevo impulso al ente compartiendo servicios. Sin embargo, un nuevo fracaso podría desembocar en la disolución.

La Voz de Galicia

Usuarios del centro ocupacional de Saiar tratan de evitar el copago.

La amenaza del copago vuelva a movilizar a los usuarios del centro ocupacional O Saiar, en Caldas de Reis. Representantes de los ocho municipios afectados celebraron ayer una reunión en el Concello de Caldas, para mostrar su apoyo a los usuarios del centro y tratar de buscar una alternativa que ponga fin al sistema de copago.

De esta forma, vuelve una batalla de 2012, cuando los padres se mostraron en contra de la introducción del copago que cobraría a los usuarios del centro parte de sus pensiones en función del grado de discapacidad y de renta de la unidad familiar. La movilización llegó a acumular más de 1.300 firmas en apenas dos meses.

A la reunión acudieron miembros de la corporación de los Concellos de Caldas, Barro, Vilagarcía, Cambados, A Illa de Arousa, Vilanova, Pontecesures, ya que todos ellos cuentan con algún alumno en este centro de carácter ocupacional.

Faro de Vigo

Caldas impulsa un frente de alcaldes para evitar el copago en el centro ocupacional.

La medida se aplicará como muy tarde en septiembre y, según la Xunta, el coste medio por usuario será de 100 euros al mes.

Usuarios y familiares del Centro Ocupacional O Saiar, de Caldas, han sido los primeros en dar la voz de alarma al recibir cartas de la Xunta en las que se anuncia la aplicación del copago. La medida no es nueva. Las movilizaciones se sucedieron tras las Navidades del 2011, aunque el pago por el servicio no se hizo finalmente efectivo. La Consellería de Traballo e Benestar dio entonces una moratoria hasta que se publicara la cartera de servicios sociales. La respuesta del equipo de gobierno de Caldas no se ha hecho esperar. El alcalde, Juan Manuel Rey (PSOE), convocó ayer a los regidores de todos los concellos que tienen usuarios en O Saiar para articular un frente común que evite el copago. Las cartas que aún no recibieron todos los usuarios llevan fecha del pasado 15 de junio.

Esta mañana Rey tiene previsto comparecer con la presidenta de la ANPA del centro ocupacional, Fátima Fernández, para anunciar una serie de iniciativas. «El objetivo es unir fuerzas para parar esto», señaló el alcalde socialista. En O Saiar hay usuarios discapacitados psíquicos adultos de Caldas, Barro, Pontecesures, A Illa de Arousa, Cambados, Vilagarcía, Vilanova, Moraña y Meis. El centro se inauguró en 1988 sobre unos terrenos que fueron donados de forma gratuita por los comuneros de Saiar.

Por su parte, la Consellería de Traballo e Benestar remachó que O Saiar es el único de Galicia que no tiene copago. La medida se aplicará como muy tarde en septiembre, dijo un portavoz. Añadió que la aportación se fija en función de la capacidad económica del usuario, y la media por la atención ocupacional será de 100 euros al mes. Se aplica, según la Xunta, para acabar con el «privilegio» y la «insolidaridad».

La Voz de Galicia

Atención: Tráfico despliega ocho radares móviles en los viales arousanos.

Más de cincuenta kilómetros de la red viaria comarcal están vigilados.

Ojo con pisar el acelerador. Tráfico vigila y está muy cerca. Mejor dicho, a lo largo del verano estará en todas partes, porque al margen de los radares fijos que funcionan todo el año en los puntos más conflictivos, ha desplegado por las carreteras de la comarca otros ocho radares móviles que estarán presentes tanto en las carreteras principales, las de más tráfico, como en las secundarias, utilizadas muchas veces para burlar la vigilancia policial y en las que también es habitual que se baje la guardia.

Hay 120 en la red viaria gallega, y cubren buena parte de las carreteras de la comunidad, ya que cada uno de los radares viaja en un coche de la DGT que cubre varios kilómetros. Así, en el caso de O Salnés, tanto se puede encontrar el conductor con el radar en un vial de carácter nacional, como el de Valga a Pontevedra, como en uno autonómico, como la Vía do Salnés o provincial, como el que enlaza Vilagarcía con Pontevedra. En todo caso, la Dirección General de Tráfico eligió para su colocación las carreteras que cuentan con un índice más alto de siniestralidad, con una distribución de 30 puntos por provincia.

Los nueve millones de conductores que está previsto que circulen este verano por las carreteras gallegas no sabrán dónde están los coches con las cámaras, pero Tráfico ha dado a conocer un mapa en el que se dibujan las carreteras afectadas, que son más o menos la mitad de la red viaria gallega. También la de la comarca, porque los radares móviles recorrerán 14 kilómetros de la Vía do Salnés, tanto en tramos de Sanxenxo como de Cambados; 12 de la carretera de Vilagarcía a Pontevedra o 26 de la N-550, la que va de Valga a Pontevedra pasando por Caldas, uno de los viales que ha registrado en los últimos años más accidentes mortales en la comarca.
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La infracción más frecuente

El despliegue en las carreteras españolas que se lleva a cabo este verano está estrechamente relacionado con los datos que arrojan las estadísticas, en las que se constata que el exceso de velocidad sigue siendo la infracción más frecuente entre los conductores, con 97.849 denuncias el año pasado en las carreteras gallegas. Le sigue la conducción bajo los efectos del alcohol, no llevar puesto el cinturón de seguridad y usar el teléfono móvil al volante.

Y todo ello en un año en el que, bajo una ligera recuperación de la economía, el número de vehículos en las carreteras ha vuelto a subir en torno a un 3,1 % después de varios años de caídas que, en la comarca, se dejó notar en el menor uso de la autopista y en el considerable descenso de camiones en las carreteras.
El dispositivo se completa con cámaras fijas en otros tres puntos

Los ocho radares móviles que vigilarán las carreteras de la comarca se verán complementados con otros tres fijos que hace tiempo que registran los excesos de velocidad de los conductores. El criterio para su colocación fue el mismo que con las cámaras móviles, dado que están situados en los puntos de la comarca que registraron más accidentes de tráfico de carácter grave o mortal.

Uno de ellos está en la N-550 a su paso por Valga, que ha contabilizado varios muertos en los últimos años. Otros dos están en la Vía do Salnés, en los puntos kilométricos 4.9 y 16.9 del tramo de Curro a Sanxenxo.

Con la intención de mejorar la seguridad vial en las carreteras españolas, Tráfico ha incrementado en los últimos años tanto los radares fijos como los móviles, porque a los dispositivos enumerados se suman las campañas que hacen las policías locales con los radares que les cede la Dirección General de Tráfico.

La Voz de Galicia

Crean un registro para impulsar la promoción de empresas locales.

De izquierda a derecha: Alberto García, alcalde de Catoira; Roque Araújo, concejal de Pontecesures; y Juan Manuel Rey, alcalde de Caldas

De izquierda a derecha: Alberto García, alcalde de Catoira; Roque Araújo, concejal de Pontecesures; y Juan Manuel Rey, alcalde de Caldas

La iniciativa parte del departamento que dirige Roque Araújo.

El Concello de Pontecesures ha impulsado una campaña para intentar apoyar la promoción de las empresas, negocios y comercios del municipio. Con tal objetivo, ha creado un nuevo registro donde se pueden inscribir todas estas firmas, que luego será incorporado a un directorio para reservar espacios de publicidad.
En concreto, el Ayuntamiento trabaja en la creación de una lista de sociedades para proporcionar un espacio promocional para cada negocio a través de la página web del Concello.
Por ello, el concejal de Promoción Económica, Roque Araújo, anima a todos los comercios, empresas y autónomos a cubrir el formulario que se puede conseguir en la Casa Consistorial o en la propia web.
El escrito pide la incorporación de datos básicos e información comercial sobre la actividad de cada negocio. Además de permitir la publicidad de las empresas en www.pontecesures.org, los datos facilitados quedarán también en manos de la administración local, con lo que se podrá hacer llegar a los inscritos ??información puntual e actualizada sobre axudas, subvencións, cursos ou eventos? de su interés, concluyeron desde el Concello.

Diario de Arousa