Denuncian la falta de interventores en los trenes.

El cesureño Sabaríz asegura que esta circunstancia merma la supervivencia de las paradas de Pontecesures y Catoira

La ausencia de interventores en muchos de los trenes que circulan por la vía convencional continúa siendo moneda común, según denuncia Luis Ángel Sabariz, que ha puesto varios reclamaciones ante el centro de atención posventa de Renfe.

Sabariz Rolán expone que, además de las consecuencias recaudatorias negativas para Renfe, el impacto también es perjudicial para las estaciones pequeñas, que no ven computadas en las estadísticas las personas que usan el tren y esto, como apunta el denunciante, podría derivar en la eliminación del servicio. «Espero que se tenga en cuenta esta ausencia de interventores en el cómputo anual de viajeros», subraya.

La Voz de Galicia

Usuarios del tren se quejan de la falta de revisores en la línea A Coruña-Vigo.

Consideran que se está causando un grave perjuicio a las pequeñas estaciones y apeaderos al no computarse sus billetes y el uso del servicio.

Pese a las reiteradas quejas sobre la ausencia de revisores en el tren en la línea que une A Coruña con Vigo, la situación se mantiene. Así lo constató esta misma semana un vecino de Pontecesures que, los días 2, 3 y 4 de abril se subió al ferrocarril a la 6.37 horas, encontrándose con que no había ningún interventor, lo que permitió a los viajeros que subieron en Padrón, Pontecesures y Catoira, cubrir el recorrido totalmente gratis.

Los usuarios consideran que a estos pequeños apeaderos y estaciones se les está causando un perjuicio “enorme a efecto de computar los viajeros”. Además de las consecuencias recaudatorias negativas para Renfe, los usuarios apuntan que “no se tiene en cuenta en las estadísticas el número de viajeros que suben o bajan en los apeaderos, lo que puede acabar provocando la supresión del servicio”. Insisten en que “de poco vale tener más y más usuarios si viajan gratis y no consta en ningún sitio”.

Los vecinos de Pontecesures que critican este tipo de acciones de Renfe, esperan que “se tenga en cuenta esta ausencia de interventores en el cómputo anual de viajeros y que tengamos este personal en todos los trenes que pasan por nuestra estación”. Mantienen que desde “muchos sectores de la sociedad se defiende la potenciación del tren de proximidad por razones económicas, medioambientales y de seguridad; para ello, hay que corregir esta deficiencia de inmediato”.

Las críticas hacia este tipo de situaciones que se registran con demasiada frecuencia llevan denunciándose sin éxito desde hace tiempo.

Faro de Vigo

Implantación de las cercanías ferroviarias.

Corregir la pertinaz discriminación que padecen los usuarios gallegos del ferrocarril frente a los ciudadanos de otras comunidades se sitúa en la base de la iniciativa que el pleno de Vilagarcía adoptó el jueves por unanimidad. Se trata de una moción que, propuesta a debate por el grupo de gobierno, insta a la Xunta a gestionar la creación en Galicia de un tren de cercanías similar a los que funcionan en Andalucía, Asturias, Aragón, Cataluña, el País Vasco, Madrid o Alicante y Murcia. El ámbito que la capital arousana propone para ello es el del eixo atlántico, una de las líneas más rentables de cuantas opera Renfe. La reclamación será planteada ante los grupos parlamentarios del PP, En Marea, PSdeG-PSOE y BNG. Los socialistas, en concreto, anuncian la presentación de una iniciativa en el Parlamento de Galicia.

Independientemente de la vía parlamentaria, la corporación de Vilagarcía pretende poner su petición directamente sobre la mesa de los responsables del operador ferroviario. En último término, son la empresa estatal y el Ministerio de Fomento, que la tutela, los que deben poner en marcha la creación de una jefatura de cercanías para Galicia. Aunque obviamente no tendría demasiado sentido sin una reivindicación explícita de la Xunta.

Hasta un euro más por billete

La ausencia de un cercanías tiene consecuencias directas para los bolsillos de los viajeros gallegos, obligados a pagar hasta un euro más por billete que madrileños, vascos o asturianos por recorridos equivalentes. Claro que este no es el único sinsentido que sobrevuela el ferrocarril gallego, en general, y el servicio que se presta a la ría de Arousa, en particular. Independientemente de las paradas incluidas en el recorrido A Coruña-Vigo, en estos momentos circulan también seis trenes diarios (a razón de tres en cada sentido) que cubren exclusivamente la distancia entre Vilagarcía y Santiago de Compostela. Pues bien, ni siquiera todos ellos hacen escala en Catoira para recoger y depositar pasajeros.

La línea más antigua de Galicia, que todavía permanece operativa, se antoja particularmente propicia para la implantación de un tren de proximidad. Su puesta en marcha permitiría, por ejemplo, establecer apeaderos en Bamio o Valga, además de potenciar las paradas de Catoira y Pontecesures con frecuencias más baratas y numerosas.

La Voz de Galicia

El viajero gallego paga hasta un euro más por billete ante la falta de cercanías.

«Viajeros al tren, gallegos también». Cuando Antón Reixa y sus Resentidos rescataron esta frase del acervo de seculares aldraxes hacia el país del fin del mundo, sabían lo que hacían. Difícilmente podrá expresarse mejor la sensación de humillante discriminación que en tantas ocasiones ha caracterizado la relación de Galicia con el ferrocarril. La sentencia regresa a la actualidad gracias al pleno que mañana celebra la corporación municipal de Vilagarcía. El gobierno socialista de la ciudad propondrá a la oposición un frente común para instar a la Xunta a que defienda de una vez la implantación de un tren de cercanías, al menos por lo que respecta al eixo atlántico, tanto en aquellos tramos que se han renovado y electrizado, como en los que continúan más o menos como fueron inaugurados en 1873. Es es el caso de la primera línea de Galicia, que unió Cornes (hoy Santiago) con Carril (Vilagarcía de Arousa).

La falta de un servicio de proximidad se traduce en realidades que el viajero gallego puede comprender perfectamente. El precio del billete, sin ir más lejos, no admite discusión. En función del lugar en el que uno se suba al tren en Galicia, estará pagando hasta un euro más que asturianos, madrileños o vascos por trayectos similares, que los ciudadanos de las comunidades mencionadas sí pueden cubrir en un tren de cercanías.

Desplazarse entre Madrid y Aranjuez equivale a hacerlo entre Santiago y Vilagarcía. En el más barato de los casos, el que encarna el ferrocarril regional, más lento, el tramo gallego costará lo mismo; en el tren rápido, el billete se encarecerá en 55 céntimos. Algo parecido sucede entre Vilagarcía y Pontevedra. En Guipúzcoa, el trayecto de Zumárraga a San Sebastián siempre es más asequible, pese a recorrer una mayor distancia. Una apreciación que se repite en Asturias, al analizar el servicio entre las ciudades de Avilés y Oviedo.

Aunque el establecimiento de un cercanías puede llevarse a cabo perfectamente en la doble vía electrificada del flamante eixo atlántico, Galicia dispone de varias plataformas antiguas en activo que piden a gritos este tratamiento. El tren entre A Coruña y Ferrol es una de ellas. Otra apunta al viejo trazado entre Santiago y Vilagarcía, que bordea la ría de Arousa y, por si fuese poco, cuenta con el valor añadido de recorrer prácticamente el mismo dibujo que trazó aquel primer tren, hace 145 años. Pese a sus condiciones propicias, y a la posibilidad de multiplicar las paradas para ofrecer un servicio realmente eficaz, solo dos tipos de convoyes utilizan sus vías: medias distancias o regionales. Las consecuencias claman al cielo. Alguien que se suba al ferrocarril en Catoira con intención de llegar a Pontecesures, apenas nueve kilómetros, pagará más del doble que un tipo que cubra en cercanías los once kilómetros que separan Fuenlabrada de Leganés, en Madrid. Sobran, en definitiva, razones para el debate.

La Voz de Galicia

La demanda va en aumento en las dos orillas del Ulla.

En los diferentes establecimientos de hostelería especializados en la preparación de la lamprea han constatado un aumento considerable de la demanda. Y sucede en la dos orillas del río, en la provincia de A Coruña y en la de Pontevedra.

Pontecesures, Padrón, Valga y Catoira son los municipios con mayor tradición y tirón, mientras que la lamprea a la bordelesa sigue siendo la receta más consumida.

Sucede, por ejemplo, en Parrillada Isidro, un restaurante asentado en Pontecesures que estrena gerencia. La pontecesureña Rosa Iglesias Abalo -residente en Padrón- es la cocinera y responsable de este establecimiento en el que la lamprea al estilo bordelesa compite con otro plato mucho más innovador que también tiene al preciado pez cartilaginoso como protagonista, pero cuya receta prefiere no dar a conocer.

La cocinera, de 51 años, se hizo cargo del negocio hace seis meses, por lo que se trata de su primera campaña de lamprea, la cual emplata acompañada de los tradicionales picatostes y con arroz, pero también con frutos secos y una llamativa presentación. El precio, como en otros negocios, depende del tamaño del ejemplar, pero puede decirse que una lamprea mediana puede costar al comensal alrededor de cuarenta euros. La propia Rosa Iglesias confirma que cada vez son más los vecinos de Pontecesures y otras localidades cercanas que visitan su negocio atraídos por la lamprea.

Faro de Vigo